Los niños de Guadalmar no irán a clase este viernes por culpa de los mosquitos
La mayoría de los padres de los menores ha tomado la decisión en señal de protesta por las numerosas picaduras con las que salen sus hijos del colegio algunos días
Los padres del colegio público Julio Caro Baroja de Guadalmar están hartos de la situación que viven desde hace dos años y han decidido no llevar a sus hijos a clase este viernes en señal de protesta por las molestas picaduras que critican que sufren cuando salen al patio. Ya han comunicado la decisión a la dirección del centro después de que el pasado lunes algunos niños sufrieran numerosas picaduras, hasta 20 en el caso de una niña de apenas 4 años, y que ha llevado a los padres de al menos de 200 de los 400 alumnos a sumarse ya a la protesta que surgió de forma espontánea.
Maite Martín, vecina de Guadalmar y secretaria de la Asociación de Padres y Madres de Alumnos (AMPA) de Nueva Guadalmar, explicó que la idea de no llevar a los niños al colegio se planteó "por la indignación de los padres que el lunes recogieron a sus hijos del colegio llenos de picaduras", por lo que señaló que "muchos decidimos que no estábamos dispuestos a llevarlos en esas condiciones a pesar del trastorno que nos supone".
De hecho, contó que hay algunos padres con más disponibilidad que se han ofrecido a quedarse ese día con los niños de los que no pueden faltar al trabajo porque "queremos una solución a largo plazo", ya que insistió en que la situación es "insoportable" y que hay "nubes y nubes de mosquitos".
A pesar de señalar que cuentan con el apoyo de la dirección del centro, Martín advirtió que si se mantiene este problema los padres se plantean incluso pedir a la Junta de Andalucía la reubicación de los niños a otros centros educativos porque "así no los podemos llevar". Consultada por este periódico, desde la Delegación Territorial de Educación se anunció que se va a instar al Ayuntamiento de Málaga a que realice una especial vigilancia en las zonas anexas al colegio por "si existieran concentraciones elevadas de dichos insectos y actúe en consecuencia".
Aún así, las mismas fuentes matizaron que el colegio Julio Caro Baroja se encuentra situado junto al paraje natural de la desembocadura del río Guadalhorce y, dado que se trata de una zona de humedales, "se producen en el exterior del mismo anidamientos de mosquitos sobre los que actúan las administraciones competentes".
Precisamente tras la nueva polémica desatada a cuenta de los mosquitos en la zona, el Ayuntamiento de Málaga informó ayer que se ha ampliado la fumigación contra mosquitos en el entorno del paraje natural del Guadalhorce e incluso se ha ofrecido a los vecinos de Guadalmar que lo soliciten la posibilidad de realizar el tratamiento en las zonas verdes y espacios comunes de sus urbanizaciones. Para ello, los interesados deberán realizar la petición en el teléfono de atención al público 900 900 000 del Área de Sostenibilidad Medioambiental y desde ahí se comunicará la solicitud a la empresa Athisa, a la que el Consistorio le tiene encargado el servicio de control de plaga de la ciudad y a la que recientemente se le ha adjudicado también el contrato del plan especial puesto en marcha hace unos días en la zona del Guadalhorce.
No obstante, el concejal de Sostenibilidad Medioambiental, Raúl Jiménez, aclaró que la presencia de mosquitos que se está detectando en ese punto "responde al mar de levante que se produjo recientemente, favoreciendo la evolución de las larvas en los charcos que quedaron", aunque dijo que en el informe elaborado tras la última visita de los técnicos esta misma semana a la zona "no se detecta la existencia significativa de larvas". Dentro de las medidas para ampliar la fumigación, el Ayuntamiento de Málaga ha solicitado también a la Junta permiso para aplicar este tratamiento en las franjas colindantes directamente al paraje natural del Guadalhorce. La intención de esta solicitud es crear una barrera de unos 150 ó 200 metros en la mota de la desembocadura, sobre todo aquellas que se sitúan más próximas a Guadalmar.
Asimismo, se ha solicitado a los responsables del espacio protegido que se facilite el acceso de los operarios a la totalidad de los bordes de las lagunas, así como a las islas interiores donde las condiciones de la vegetación más próxima a los humedales está dificultando que se llegue a la totalidad de la superficie. Para solucionar esta situación, el Ayuntamiento empleará, si es necesario, una pequeña embarcación para acceder a las islas interiores de las lagunas.
Por otro lado, el Consistorio ha desbrozado todo el entorno del campo de fútbol y el colegio de Gaudalmar, y facilitará la plantación entre estos recintos y el paraje natural de una especie arbórea que tiene efectos repelentes contra los mosquitos. También se ha solicitado a la Junta de Andalucía que realice a su vez el desbroce y limpieza de la vegetación en las parcelas de las que es propiedad junto al Guadalhorce.
Fumigaciones tres días a la semana hasta septiembre
Dentro del operativo que se está desarrollando desde principios del mes de mayo específicamente en el entorno del paraje natural del Guadalhorce, la empresa adjudicataria del servicio de control de los mosquitos, Athisa, fumigó precisamente el pasado lunes por la tarde el entorno del colegio de Guadalmar, la urbanización Saccaba, Inacua y la antigua butano. El tratamiento se realizó mediante un cañón atomizador conocido como tifón, que tiene un alcance de 30 metros, acoplado a un vehículo que circuló por las vías próximas a estos enclaves, aplicando el producto destinado a controlar la presencia de mosquitos en su fase adulta. Su uso se combina con otro sistema, situado en una carretilla pulverizadora, que permite acceder a lugares en los que no se puede entrar con vehículo. El dispositivo cuenta con dos carretillas dedicadas a esta tarea, que realizan su labor tres días a la semana, dos horas cada día, gracias al refuerzo que se mantendrá hasta septiembre.
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