"Los niños tendrían que hacer más ejercicio en el colegio y menos deberes"

Juan Pedro LÓpez Siguero. jefe de endocrinología pediátrica del materno

El facultativo indica que los últimos estudios constatan un descenso de en torno al 2% de la obesidad infantil, pero insiste en que pese a ese dato no se puede bajar la guardia

El facultativo, en la entrada del Hospital Materno Infantil.
El facultativo, en la entrada del Hospital Materno Infantil. / Fotografías: Javier Albiñana
Leonor García

07 de mayo 2017 - 02:04

Juan Pedro López Siguero fue pionero en Málaga. Hace 36 años llegó a esta ciudad para poner en marcha el área de Endocrinología Pediátrica del Materno, que dirige desde entonces. Madrileño, hizo la carrera en la Universidad Autónoma y luego la especialidad en la Fundación Jiménez Díaz. Es un apasionado de su especialidad y un profesional comprometido con sus pacientes. Quizás por eso le preocupa la prevención y trabaja en proyectos de investigación orientados a atajar la obesidad infantil.

-¿Cómo influyen las hormonas en nuestra vida?

-Vamos a irnos a Marañón, que decía que hay una parte de la vida interna y otra externa. La parte externa es el ambiente, la nutrición, las enfermedades infecciosas, el tiempo... Son las variables exógenas. La parte interna es cómo se ponen de acuerdo todos los órganos para actuar ante un determinado estímulo. Cuando se come, la digestión, por ejemplo. Los órganos se ponen de acuerdo para organizar el cuerpo por dentro. Eso corresponde a la Endocrinología. Hay hormonas que produciéndose en un sitio hacen efecto en otro. Hay hormonas que hacen efecto cerquita, otras más lejos; otras que actúan sobre otra hormona. Ante el estrés, se produce adrenalina que estimula el sistema cardiovascular y nos pone alerta. Eso es a través de una hormona. Cuando hay que dormir, también hay hormonas que organizan el sueño, la vigilia...

-¿Es decir que las hormonas gobiernan el organismo?

-Exactamente. Uno diría que el gobierno está en el sistema nervioso central y que es el cerebro el que decide, pero hay hormonas que se producen en el páncreas que gobiernan el cerebro. Cosas relacionadas con la saciedad o el hambre, la información viene del tejido adiposo. Todo está organizado entre todos.

--Por lo tanto, tienen más importancia de lo que creemos...

-Sí. En tiempos de Marañón había cuatro hormonas y no había más. Ahora no tendríamos suficientes páginas en el periódico para enumerarlas porque hay cantidad de hormonas, muchas desconocidas, en zonas verdaderamente raras como el tejido adiposo, que se creía que era un tejido muerto y ahora se sabe que produce hormonas. Hay muchísimas.

-¿Cuántas puede haber?

-Las clásicas son 15 o 20. Pero luego hay péptidos que funcionan informando y puede haber cientos; actúan informando unos a otros para que reaccionen ciertos tejidos.

-Entre el 10 y el 12 de mayo se celebra en Málaga el 39º Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología. Hábleme un poco de este encuentro.

-Es un congreso nacional, vienen unos 500 especialistas de España y algunos del extranjero invitados que vienen a presentar sus investigaciones y a discutir temas concretos. La Endocrinología Pediátrica abarca desde antes de nacer hasta los 18 años, mas o menos. Coge el desarrollo del individuo desde la época prenatal hasta la pubertad.

-¿Por qué es importante que exista la subespecialidad pediátrica?

-Todas las edades son importantes y hay diferencias. Está el niño recién nacido, que tiene unos niveles hormonales distintos y cuyo crecimiento también lo es. Luego hay un periodo de estabilidad hasta los siete, ocho o diez años, aunque no está parado. Y más tarde empieza el desarrollo hasta la pubertad en que el individuo es fértil. Toda esa etapa pediátrica es importante porque lo que pase en esos momentos muchas veces marca las enfermedades o estado de salud como adulto. Tenemos por lo tanto la posibilidad de intervención para prevención de enfermedades del adulto. La arterioesclerosis empieza en el niño. Es un periodo especialmente preventivo y peculiar en el que se produce la maduración de todo el organismo.

-¿Contra la obesidad infantil se avanza o se retrocede?

-Vamos a mejor. A pesar de que están las alarmas encendidas y de que hay una importante tasa, en los últimos cinco años, el Estudio Aladino del año 2011 al 2016 ha registrado un descenso en las tasas de obesidad infantil del 2 al 3%. Hasta ahora iba hacia arriba, pero en la última encuesta se ha visto ese descenso. Es un descenso medio, quizás no se da en todas las autonomías, pero al menos se ha parado ese aumento tremendo que se venía produciendo e incluso es posible que esté retrocediendo.

-¿Quiere decir que las alertas están sirviendo?

-Sí. El saber por qué sucede esto [el descenso] es más complicado. Ha habido intervención con educación a las familias, en las escuelas, con legislación...

-¿Pero no se puede bajar la guardia?

-No, no, no. Hay que seguir trabajando en ello porque el coste es enorme. Prevenir la obesidad infantil es prevenir la obesidad del adulto y todas sus complicaciones.

-¿Los niños gorditos tienen más papeletas de ser adultos obesos?

-Entre un 60 y un 70%. Es el efecto tracking, el efecto de arrastre. Sí, tienen más papeletas. Cuanto más gordito sea, más posibilidades, y cuanto más mayor sea, más posibilidades.

-¿Debería haber más horas de gimnasia en los colegios?

-Sí. Uno de los temas que hay que tocar es la falta de horas dedicadas al deporte y a la promoción del deporte en los colegios. Los niños hacen dos horas a la semana y es una cantidad ridícula comparando con el resto del horario. El niño debe ser estimulado [a hacer más ejercicio] y tener tiempo para ello. Cuando se le estimula a hacer ejercicio, hay que dejarle tiempo para que lo haga y no que esté haciendo deberes toda la tarde. Porque en la motivación también hay un efecto tracking. Si no practica deportes cuando es niño, no lo hará cuando es adulto probablemente. Hay que hacer más ejercicio y menos deberes. El ejercicio es parte de la salud emocional y de todo tipo; ayuda a la sociabilización del niño, al trabajo en grupo. El tiempo dedicado a ejercicio en el horario escolar no se ha modificado y es un tema pendiente.

-¿Como endocrinólogo, qué le diría a los padres que lean esta entrevista?

-Que el niño siempre debe ser revisado por un pediatra. Que a pesar de estar sano, debe acudir a su pediatra para que vigile su crecimiento, lo que come, lo que gana de peso... Si cuando llega su desarrollo, lo tiene o no lo tiene, si es lento o rápido... Todo eso es importante. El parámetro más sencillo de salud entre los 0 y los 18 años es medir y pesar a un niño. Si el niño va bien en esas dos cosas, está invirtiendo en salud. Si el niño no engorda y se mantiene en su peso adecuado y tiene una educación nutricional adecuada, está invirtiendo en salud para el día de mañana.

-Alguna cosa que quiera destacar en su ámbito profesional...

-Nosotros, en relación con la diabetes, hemos hecho una investigación que se ha publicado recientemente y que se va a presentar en el congreso sobre el coste de la enfermedad. ¿Cuánto cuesta un niño con diabetes al año? Hemos descrito en un trabajo con economistas de la salud, que aproximadamente el 85% de ese coste recae en la familia. El coste anual por la diabetes ronda los 27.000 euros, más los de un niño normal. Unos 5.000 son del sistema sanitario y unos 22.000 de la familia. Esos costes achacables a la familia son los costes informales, que es el tiempo que tiene que dedicar un padre o una madre a ser cuidador de ese niño. Son costes informales, cuidados no especializados. Pero el cuidado de enfermos crónicos recae en la familia básicamente. Ese cuidado de la familia va a prevenir que el niño con diabetes, cuando sea mayor, tenga complicaciones. Estamos previniendo, como con la obesidad, enfermedades del adulto y costes importantísimos. Pero la familia lo paga en el día a día.

-¿Que le parece que vuelva a plantearse hacer un hospital en la zona de aparcamiento del Civil?

-Un déjà vu; igual que lo del río Guadalmedina. Yo lo he oído hace tantos años... Málaga es la ciudad de las obras inacabadas. Creo que no lo voy a ver. Ahora se está estudiando y hay una comisión técnica. Bueno, ya veremos...

-¿Hace falta otro hospital en Málaga?

-Hacen falta muchas camas en Málaga. Es la ciudad andaluza con menos camas por habitante. Es un parámetro que visto en frío no nos dice mucho. Pero hay que ver las listas de espera, o las Urgencias atestadas en épocas epidémicas... Después esto tiene repercusión en el personal que las atiende. Sí, por supuesto que hace falta.

-Lleva casi 36 años trabajando como jefe de Endocrinología Pediátrica del Materno...

-No está mal... Por eso digo que veo lo del [proyecto en los aparcamientos del] Civil con perspectiva.

-Sólo trabaja en la sanidad pública ¿Tiene hobbies?

-Bueno esto de la Medicina engancha mucho. Pasa como con los niños con los deberes, que se los tienen que llevar a casa y nos quitan mucho tiempo. Pero me gusta leer mucho, hacer ejercicio... En función de mis lesiones he ido dejando de hacer cosas. Pero hago natación, bici de gimnasio y al aire libre. Veremos cómo aguanta la rodilla... Hablábamos antes del ejercicio. Hay que robar horas al día para dedicar al menos una hora a hacer un ejercicio físico y otra hora a desintoxicarse leyendo, escribiendo, teniendo una reunión cultural, una visita... Cada uno en el ámbito en el que se pueda mover.

-¿Cree que Málaga tiene público para tantos museos?

-Hay un boom en los últimos años de asistir a museos. No sé si la gente que acude va por un conocimiento profundo o porque es una visita casi obligada. Málaga ha hecho una apuesta por ser ciudad de museos. Es importante, no cabe duda. Es también un atractivo turístico. Hace treinta años Málaga era otra cosa. En ese sentido es bueno. Pero yo echo de menos otras actividades culturales. Echo de menos conferencias, tertulias, bibliotecas y el acercamiento de la cultura a todos los barrios, no sólo a los que sean los barrios estrella, el centro o las zonas turísticas. Ahora el turismo museístico de Málaga tiene más relación con el turismo que con la cultura, pero es el principio.

-¿Qué le mejoraría a Málaga?

-Que terminaran las obras del Metro [Risas]. Es broma... Málaga ha mejorado mucho, pero hay cosas inacabadas. El Astoria, lo del río, el Metro, los Baños del Carmen, el urbanismo de la ciudad. Hay bastante cosas que hay que definir y acabar. Ha habido avances en la cultura, en la peatonalización. Disminuiría las terrazas para que pudiera pasear más la gente, aumentaría los carriles bicis. Yo suelo ir por carril bici porque me da miedo ir por carretera. Hay que seguir invirtiendo por ahí, igual que kilómetros en la Senda; en todo lo que se está haciendo para que la gente se mueva sin coche, que no nos va a quedar más remedio porque no hay sitio donde meterlos. Yo me vengo andando desde mi casa al trabajo, son 35 minutos. Ojalá se pudiera pasear mejor.

-¿Su mayor frustración como médico?

-Uno ha vivido momentos serios, de enfermedades, de muertes... Yo soy optimista sobre los logros conjuntos. Creo que tenemos una sanidad mucho más preocupada por el paciente, por darle más opinión. Sí que sufres por los retrasos en la atención. Nadie puede hablar de frustraciones o de éxitos individualmente. Es un sistema, que se ha ido burocratizando... La burocratización y el exceso de número de personas que se dedican a la gestión han estropeado un poco esos beneficios del sistema, que fueron muy grandes en unos años y ahora han bajado. Además, hay una enorme desinversión en investigación y problemas de gestión entre la Universidad y el hospital que no se entienden bien. Es la mayor frustración global, ya no individual, que tiene menos importancia.

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