El proyecto de reurbanización y semipeatonalización de la Alameda Principal ya es una realidad. Tras el visto bueno del Consejo de Administración de la Gerencia de Urbanismo, que también dio luz verde a la licitación por 2,7 millones de euros de la obra en el eje central de la avenida, se inicia una cuenta atrás que se quiere tenga su fin en los primeros meses del año 2019. Año y medio de cuenta atrás para transformar uno de los grandes ejes urbanos de la ciudad.

La dimensión de esta operación urbana es comparable desde un punto de vista estrictamente simbólico a la que en 2002 supuso el cierre al tráfico de la calle Larios. Pero todos los parámetros de la nueva Alameda la superan con creces. La superficie que se ganará para el peatón en la Alameda se elevará a unos 23.500 metros cuadrados; o lo que es lo mismo, el equivalente a casi seis veces la superficie ciudadana de Larios. Ello implica modificar radicalmente los usos actuales de la vía, de manera que del orden del 75% sea reservado para el ciudadano y solo el 25% al coche. A ello hay que sumar unos 1.000 metros cuadrados de zonas verdes y carril bici.

El Ayuntamiento asume el eje central, por unos 2,7 millones, y el ala sur, por 5,3 millones

La propuesta de actuación divide en tres el escenario completo de la Alameda, de los que los laterales norte y sur quedarán cerrados al tráfico, que sólo mantendrá espacio en el eje central. La previsión es que en octubre o noviembre, la Junta de Andalucía ponga en marcha los trabajos de reurbanización de la parte norte, en el marco de los trabajos de construcción del tramo del Metro Guadalmedina-Atarazanas. No obstante, la extensión del espacio peatonal se prolongará desde el puente de Tetuán hasta la entrada a la calle Larios. Esta primera fase está valorada en unos 3,5 millones de euros.

Casi a la par, la intención de Urbanismo es poder poner en marcha los trabajos sobre la parte central, con 2.748.609 euros como presupuesto base. Una vez abierto el procedimiento de contratación, parece factible pensar en que la adjudicación y el inicio de la obra tengan lugar antes de que finalice el presente ejercicio. El plazo estimado es de seis meses.

Precisamente es este eje central el único en el que se autorizará el paso de vehículos. El mismo quedará con dos carriles abiertos al tráfico de paso en dirección este-oeste (tal y como funciona ahora), mientras que otros tres viales se reservarán para el transporte público. Aunque se eliminan las cabeceras de la EMT en este punto, todas las líneas que actualmente paran en la Alameda seguirán haciéndolo una vez ejecutada su remodelación.

El ala sur será la última en ejecutarse, con una inversión prevista de casi 5,3 millones de euros un otros seis meses de plazo. La incapacidad presupuestaria del Ayuntamiento para afrontar las fases 2 y 3 como una sola unidad hace previsible que sean dos empresas diferentes las que tengan que trabajar sobre el terreno, lo que podría generar ciertas disfunciones en el avance las actuaciones.

Marcado valor simbólico tiene también el trasladar el emplazamiento de la estatura del Marqués de Larios, ahora junto a una salida de humos del aparcamiento subterráneo de la Plaza de la Marina. La propuesta fija el desplazamiento de la misma hacia el eje norte, casi en el entronque con la calle que lleva el mismo nombre que el marqués. El debate celebrado ayer, en el marco de un consejo extraordinario, no estuvo exento de críticas hacia la manera de desarrollar el proyecto. Los puntos en cuestión fueron avalados con los votos favorables del PP, Ciudadanos y el PSOE; con la abstención de Málaga para la Gente, y el voto negativo de Málaga Ahora. Precisamente, la portavoz de esta última formación, Ysabel Torralbo, llegó a abandonar la sesión tras informar del sentido de su voto, criticando que siga sin recibir los informes de tráfico elaborados al respecto y de cuestionar que no se haya teniendo en cuenta el sentir mayoritario de los vecinos, más conformes con la idea de peatonalizar el centro de la Alameda.