historia | Un descendiente del industrial pionero del siglo XIX recupera sus apellidos

El nuevo Heredia 3.0

  • Manuel Agustín Heredia ha logrado ahora llevar el nombre de su ancestro

El joven programador, ante la estatua de Manuel Agustín Heredia Martínez.

El joven programador, ante la estatua de Manuel Agustín Heredia Martínez. / Javier albiñana

Hay apellidos que le persiguen a uno siempre, aunque no quiera. Puedes sentirte orgulloso de ellos o simplemente asumir que forman parte del pasado sin que ello condicione tu vida. Esto último le ha ocurrido a un joven empresario malagueño que acaba de cambiar el orden de los suyos para recuperar el nombre de su antepasado, Manuel Agustín Heredia, el empresario pionero de la revolución industrial del siglo XIX, ligado desde entonces a la historia de Málaga.

Manuel Agustín fue bautizado hace 34 años en Málaga como Gutiérrez Heredia pero hace dos semanas solicitó en el registro invertir el orden de los apellidos para que en su DNI se reflejara el nombre del industrial, tataranieto de su abuelo. Asegura que no lo hizo por añoranza personal, ya que nunca se lo había planteado, sino como homenaje a las dos mujeres que deseaban recuperar el pasado familiar, su abuela y su madre, fallecidas hace un año. La historia de Manuel Agustín Heredia es similar a la de muchos otros jóvenes malagueños de su tiempo. Hijo de una familia humilde, segundo de tres hijos, los libros no eran su fuerte aunque sus capacidades e inquietudes fueran por delante de la mayoría. Dejó la Universidad una semana después de empezar las clases y terminó estudiando un grado superior de Informática, su verdadera pasión junto al fútbol, en el ICET de El Palo.

No tengo mucho apego al dinero, sólo intento gestionar lo mejor que puedo los recursos"

A los 25 años empezó a diseñar desde su casa una aplicación con información deportiva que hoy suministra datos a medios de comunicación de todo el mundo, Besoccer. La empresa, que patrocina la camiseta del Málaga CF o el estadio de la UD Las Palmas y espera cerrar otros acuerdos deportivos con clubes de Primera División en unas semanas, ya está valorada en 30 millones de euros. Ha recibido ofertas para venderla, pero de momento prefiere seguir al frente del negocio y en su ciudad natal.

La imagen del joven Manuel Agustín Heredia no es la de un empresario de éxito. Ni ello parece preocuparle, ni sus métodos empresariales son los habituales. "No tengo mucho apego al dinero, sólo intento gestionar lo mejor que puedo los recursos". Y procura que sus empleados sean partícipes de la marcha de la empresa, que se encuentren como en casa. De hecho tienen comida y bebida gratis, disfrutan de un gimnasio en las instalaciones del centro de trabajo y disponen de un fisioterapeuta un día por semana.

Las cifras del negocio resultan estratosféricas para los entendidos en medios digitales: 2.000 millones de impresiones mensuales y 20 millones de usuarios únicos al mes o el hecho de figurar en el Top cinco en información deportiva en más de 50 países, dan idea de la magnitud de la iniciativa empresarial. El joven Heredia no se ha retirado a un despacho, se sigue considerando un programador que procura dedicar un 80% de su tiempo a esta labor aunque ahora le inviten a ofrecer charlas en centros escolares o ante auditorios de jóvenes emprendedores.

La idea de cambiar sus apellidos para seguir llevando el nombre de Manuel Agustín Heredia, le surgió el mismo día del entierro de su madre, cuando el empleado de la funeraria se equivocó en tomarle los datos y le llamó como su antepasado. El nombre de Manuel Agustín Heredia está muy presente en la ciudad, que le ha dedicado una de sus principales avenidas y una estatua frente a una de las entradas del puerto. "Ahí lo decidí", cuenta emocionado, a pesar de que mucho antes se lo habían planteado las mujeres de la familia. "Para mi abuela era importante, me decía que yo venía de los Heredia y que era el que más me parecía a mi abuelo". Ella se casó con un Manuel Agustín Heredia Martos, y tuvieron cinco hijas, entre ellas su madre Trinidad, que también en alguna ocasión le comentó la posibilidad de recuperar el apellido paterno. El hecho de que todas las descendientes fueran mujeres hizo que se perdiera Heredia como primer apellido en esta rama familiar.

La idea empezó a rondarle por la cabeza pero quería evitar que se vinculara su éxito empresarial al nombre del industrial. Desde la muerte de su madre se ha sumergido en la historia de la familia, rebuscando en los libros de historia, y ha descubierto la figura de aquel emprendedor llegado desde La Rioja a Málaga, convertido años después en "el primer capitalista español, el mayor empresario de la época, que llegó a emplear a más de 2.500 personas". Su descendiente recuerda hoy con orgullo no sólo el carácter innovador del joven riojano sino algunas de las decisiones trascendentales que tomó como ceder su apellido a sus trabajadores de etnia gitana para que pudieran salir al extranjero a aprender las técnicas de la siderurgia. Por eso, dice, hay tantos Heredias.

El nombre de Manuel Agustín tampoco ha sido común en el árbol genialógico familiar. Su ancestro, Manuel Agustín Heredia Martínez nació el 4 de mayo de 1786 en el pueblo de Rabanera de Cameros y se casó en Málaga con Isabel Livermore Salas, con la que tuvo doce hijos. Uno de ellos, de nombre Tomás, es el que siguió la tradición empresarial y se quedó con los negocios del padre, según recuerda hoy el joven.

Otro de los hijos del matrimonio, de nombre Enrique, es el antepasado del joven. De Enrique Heredia Livermore nacieron otros cinco hijos. El tercero de estos descendientes, Carlos Heredia Cámara, fue el único que tuvo descendencia y uno de sus hijos, Enrique Heredia Disdier, fue el bisabuelo del empresario actual. Enrique puso a uno de sus hijos el nombre de Manuel Agustín Heredia Martos, el abuelo del programador informático al que no llegó a conocer. El pasado de riquezas de los Heredia no llegó hasta la sexta generación. Manuel Agustín está orgulloso de su familia más cercana. "Mi madre me dijo antes de morir que estaba orgullosa de lo que había logrado. Entonces no hablé con ella del cambio de apellidos pero lo he hecho como homenaje a ella y a mi abuela", asegura.

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