Málaga

El nuevo rumbo para el Juanito Juan en Málaga

  • Pepín y Enrique, actuales propietarios, se jubilan el 31 de enero tras 49 años trabajando juntos

  • El negocio pasará a mano de sus actuales empleados 

Pepín y Enrique posan junto a sus empleados.

Pepín y Enrique posan junto a sus empleados. / JAVIER ALBIÑANA (MÁLAGA)

Juanmi es uno de los tantos clientes fieles al Juanito Juan. Todos los días a la misma hora va a almorzar a este restaurante, situado en el número 26 de la Avenida Salvador Allende -en el barrio de El Palo-. “Va variando, no siempre pide lo mismo. Unas veces viene acompañado y otras, solo”, explica José Miguel García (más conocido como Pepín), uno de los propietarios de este establecimiento. Y es que la seña de identidad de este restaurante es su clientela, “muy fija y muy fiel”, así la define el otro dueño, Enrique Sánchez. “Aquí no viene gente de paso, nosotros conocemos al 99% de las personas”, añade. Una prueba de ello es que en el Juanito Juan las mesas no están numeradas, marchan las comandas entonando el nombre de la persona que ha pedido.

Unos clientes que se han convertido en amigos y familia, y a los que dejarán de servir a partir del 31 de enero, ya que estos dos socios y amigos se jubilan. Así, el Juanito Juan tomará un nuevo rumbo de la mano de los actuales trabajadores del restaurante. “Ellos van a seguir siendo los protagonistas del negocio porque saben cómo funciona esto”, manifiesta Enrique.

En 1973, con apenas 14 años, Enrique y Pepín -compañeros del colegio Padre Ciganda- comenzaron a lavar platos en Casa Pedro. Desde entonces, sus caminos no se han separado .

Cuando cerró el primer negocio en el que trabajaban, Enrique recuerda que tenían 54 años. “En plena crisis y con nuestra edad, íbamos a pedir trabajo y nos decían que no”, asegura. Por ese motivo, decidieron montar algo juntos en un local, cuyo dueño había fallecido recientemente y estaba situado a escasos metros de Casa Pedro. “El negocio se llamaba Casa Juanito, pero nosotros decidimos ponerle Juanito Juan, como llamaba todo el mundo al dueño, en homenaje a él y a su mujer. Un matrimonio muy trabajador”, manifitesta Sánchez.

Empezaron un 30 de mayo de 2011 y afirman que, desde entonces, el negocio ha ido muy bien gracias a su esfuerzo. Aunque con las restricciones derivadas de la pandemia orginada por el coronavirus han pasado “una mala racha”, aseguran que han capeado el temporal gracias a la fidelidad de su clientela.

Trabajando diariamente más de trece hora, Pepín y Enrique admiten que están “locos de contentos" por irse.

A poco más de una semana de dar el relevo, los amigos están convencidos de que ha llegado el momento de descansar. “Ya tenemos 48 ños cotizados, la familia abandonada, y el cuerpo y la resistencia no son lo mismo que hace años”, explica Enrique. Mucha gente les pide que se queden y deleguen tareas en sus empleados. Sin embargo, admiten que no le gustan las cosas a medias, “o nos vamos o nos quedamos”, apuntan.

Pepín, con los 65 ya cumplidos, y Enrique a punto, tienen ganas hacer, a partir del 1 de febrero, todo lo que no han podido a causa de la ausencia de tiempo. “Con los momentos que estamos viviendo tampoco se puede programar nada, el día a día. Pero me apetece levantarme con mi mujer, coger una mochila, irme a andar por el paseo marítimo con un libro y sentarnos en cualquier banco al sol, lo que es una vida normal”, señala Enrique.

Aunque quiere tranquilidad y desconexión, Pepín explica que no se va a quedar “en casa encerrado viendo la televisión”. Viajero y aventurero -tal y como él mismo se define-, cuenta que quiere hacer una ruta gastronómica por toda España en restaurantes con estrellas Michelin.

Ambos piden a los empleados que mantengan la “esencia” del Juanito Juan y aseguran que si necesitan ayuda o consejo estarán dispuestos a brindarles su mano.

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