Málaga

Los nuevos bodegueros que relanzan a Málaga

  • El Consejo Regulador de Denominación de Origen 'Málaga' y 'Sierras de Málaga' ha pasado de tener nueve bodegas a 45 en apenas una década Este diario conversa con varios de los últimos en llegar y todos tienen un denominador común: la ilusión

Poner en marcha una bodega es una tarea casi de locos. Solo en España hay más de 6.000 y la competencia es feroz no solo a escala nacional sino con los caldos de otros destinos como Australia, Chile, Estados Unidos, Francia, Italia, Sudáfrica... Pero, a diferencia de otro tipo de empresas, a los bodegueros les une la pasión del campo y de elaborar sus propios vinos. Se convierte casi en una obsesión en la que hay que invertir muchos miles, e incluso, millones de euros, y horas de trabajo y el resultado es incierto. Sin embargo, es incalculable la satisfacción que muestran cuando embotellan, años después de plantar los viñedos, la primera cosecha.

Málaga se ha convertido en solo unos años en un polo de atracción para los amantes de las cepas y el vino. En el año 2000 solo había nueve bodegas inscritas en el Consejo Regulador de Denominación de Origen Málaga y Sierras de Málaga y, en estos momentos, hay 45. La mayoría de las nuevas bodegas se han volcado en la elaboración de caldos tintos y blancos, aunque también el dulce sigue teniendo protagonismo. Este diario se ha puesto en contacto con varias de las bodegas que se han inscrito en el Consejo en los últimos años y sus propietarios tienen un denominador común: una ilusión tremenda.

"La cosecha de 2013 es la primera en que hemos logrado cerrar el ciclo, desde la planta hasta la mesa. Hace pocos meses que hemos embotellado por primera vez nuestros vinos y estamos realmente satisfechos con la calidad", explica José Luis Fontalba, directivo de la bodega Fontalba Capote ubicada en Almargen. Los propietarios de esta firma son Francisco y Andrés Fontalba Capote, que decidieron recuperar el "sueño" de su padre, conocido como Andresito, el niño de la salina, de tener una bodega. "Es muy difícil hablar de inversión. La última en maquinaria sobrepasó ampliamente los 300.000 euros y si a eso le sumamos la compra y siembra de más de 10 hectáreas de viñedo, las instalaciones, los proyectos, el suelo, las horas... mejor no hacer cuentas", comenta divertido este empresario.

Para la próxima cosecha quieren triplicar sus hectáreas, hasta un total de 30, y llegar a producir 100.000 botellas en dos años. Hacen tinto, blanco, rosado y dulces y "nuestro proyecto más interesante a corto plazo y nuestras mayores ilusiones están depositadas en las diez barricas de roble americano que acabamos de empezar a utilizar", asegura Fontalba. Por ahora, ellos mismos distribuyen sus vinos en el mercado interior, aunque ya han iniciado los trámites para poder exportar. Pero, como señala Fontalba, "queremos ir con paciencia y prudencia".

La historia de Lauren Rosillo, el creador de la bodega Sedella Vinos, es más que curiosa. Cuenta que hizo una visita turística por la Axarquía en la Semana Santa de 2006 y fue a Frigiliana. "Desde ese año quedé prendado de la comarca y decidí emprender allí mi proyecto personal, el proyecto de mi vida. Ese mes de noviembre compré la finca con el viñedo más viejo de las variedades locales Romé y Jaén Tinto y a partir de ahí comenzó la desintoxicación del viñedo y su cultivo ecológico y natural, como hace miles de años", detalla.

Comenzó a construir la bodega en el año 2010 y, como dice entre bromas, solo tiene de socio "la ayuda del paisaje y las vides centenarias". Se inscribió en el consejo regulador en el año 2010 y, en estos momentos, produce 10.000 botellas que vende en España, Reino Unido, Austria, Estados Unidos y Suiza.

Una de las últimas bodegas en entrar en el Consejo ha sido la rondeña Thalassa Taller de Vinos, aunque también se la conoce como La Melonera. Ana de Castro, su directora técnica, afirma que la idea inicial surgió en 2004 cuando Javier Suqué, presidente de Cavas del Castillo de Perelada, y su primo Jorge Viladomiu, entre otros amantes del vino, iniciaron una investigación enológica y descubrieron en un antiguo libro del botánico Simón de Rojas Clemente, publicado en 1807, la riqueza de variedades de uva existente antes de la filoxera en Andalucía y, en especial, en la Serranía de Ronda. Ese estudio pasó a convertirse en la explotación de un viñedo en 2006 y en bodega en 2013. "Elaboramos 65.000 botellas de dos tintos y un blanco que vendemos en un 70% en España y el 30% restante en Alemania y los países escandinavos", relata De Castro, quien define que entre los objetivos a corto y medio plazo están "el aumento de hectáreas de viñedo y la ampliación de la exportación de vinos en nuevos mercados como Estados Unidos y México".

Vitirón es otro ejemplo de una empresa familiar de viticultores que lleva el vino en la sangre. El nombre de la empresa es Bodegas Lunares y fue iniciado hace 12 años cuando la familia Morales León compró una finca llamada Lunares. Plantaron las primeras cepas entre 2003 y 2004 y lanzaron su primer vino al mercado en el año 2010. Pedro Morales, uno de los directivos de la empresa, subraya que tienen seis hectáreas en propiedad y otras tres arrendadas y que producen y comercializan cuatro vinos secos, dos tintos, un blanco y un rosado con una producción total este año de 31.000 botellas. Su principal mercado es el provincial, "aunque estamos empezando a sacar cosas al resto de España y Europa y también nos estamos preparando para una posible salida a América y Asia", afirma este bodeguero. En la próxima década su reto es duplicar su producción.

José Molina era conocido por ser empresario inmobiliario en la capital malagueña y ahora está volcado en una bodega en Colmenar que lleva su nombre y elabora vinos naturalmente dulces y tintos. Ha inscrito la bodega en 2014, produce entre 15.000 y 20.000 botellas y vende principalmente en Málaga, aunque también tiene en mente exportar. "La bodega nace con la sola idea de recuperar los auténticos vinos Pedro Ximen que se hacían en los Montes de Málaga antes de la filoxera, siguiendo los mismos procesos artesanales de la época", explica Molina.

A unos cuantos kilómetros de Colmenar, en Cártama, está la bodega Grateliza, también conocida como Lascas de Pedernal. Empezaron hace 30 años a elaborar vinos de forma no comercial y están en el mercado desde hace cuatro años. Forma parte del Consejo desde 2012 y su presidente es Lorenzo Parraga. Señalan que producen 15.000 litros anuales y su intención es "posicionarnos como una marca gourmet y tener presencia en la alta restauración a escala nacional e internacional".

Estos seis empresarios se han marcado como objetivo impulsar el vino elaborado en Málaga en todo el mundo. Les acompañan decenas más de bodegueros que, poco a poco, están consiguiendo que los caldos malagueños empiecen a ser reconocidos a base de mucho esfuerzo, dinero y una alta dosis de esperanza.

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