"La obesidad es un problema de salud pública, no de etiqueta"
Personas que sufren la patología creen un "insulto" la frase de un pliego municipal y piden una rectificación
Miguel Muñoz llegó a pesar 200 kilos. Tras una operación de estómago, ahora está en 78. Ha luchado mucho contra la obesidad. Por eso considera "un insulto y una falta de respeto hacia los enfermos" la frase de un pliego de condiciones del Ayuntamiento de Málaga para diseñar una campaña de hábitos saludables que textualmente señala: "El aumento en el sobrepeso de los ciudadanos se asocia, cada vez más, a la incultura y la pobreza, algo que no representa la mejor etiqueta de presentación para una ciudad". Muñoz, presidente de la Asociación Nacional de Obesidad y Sobrepeso (Andos), recuerda que se trata de "un problema de salud pública, no de etiqueta". Además, ve ofensivo que se relacione incultura y pobreza a una patología. "Los famosos Albertos tienen obesidad y no son de La Palmilla", sostiene.
La asociación solicitó ayer al Consistorio que rectifique la frase y pida disculpas a los miles de enfermos de la ciudad. "Pedimos que la obesidad se deje de etiquetar como una dejadez voluntaria o abandono y se comience a respetar y a tratar como lo que es, una enfermedad", reclamó Andos. Desde la organización se apunta que multitud de personas afectadas por la patología tienen autoestima y "etiquetándolos como mala imagen de una ciudad [...] no contribuye en absoluto a esa mejora, apoyo y ayuda que necesitan".
La asociación agradece la preocupación del Ayuntamiento malagueño de luchar contra la obesidad, pero señala que la iniciativa no se ha planteado "de la manera más eficaz, respetuosa y real". Como idea, Andos plantea la creación de oficinas municipales de asesoramiento al enfermo de obesidad y la realización de talleres grupales o actividades continuas al aire libre para promocionar la actividad física. Muñoz también da un palo a la Administración autonómica al recordar que tuvo que pagar 18.000 euros por lo privado para operarse. "De lo contrario, me habría muerto en lista de espera", critica.
Sonia López pudo intervenirse en la sanidad pública. En el Hospital Regional le hicieron un by-pass gástrico. Llegó a 135 kilos. Tras dos operaciones, ahora pesa algo más de 80. Como Muñoz, también considera "desafortunada" la frase del pliego de condiciones: "Más etiqueta de presentación de Málaga sería que hubiera más limpieza o más mantenimiento en los colegios". Incluso reprocha al Ayuntamiento que ceda suelo para que se construyan gimnasios en los que después hay que pagar para entrar. En su lugar, aboga porque todas las Administraciones promuevan actividades deportivas gratuitas. En su opinión, sí hay cierta relación entre los bajos ingresos y la obesidad. "La pobreza implica peor alimentación. Entre los bajos salarios, los gastos de la hipoteca y la subida de la luz, la mayoría de los hogares tienen que tirar de patatas y macarrones para llegar a fin de mes", explica.
La oposición también reprobó la redacción del texto. El edil de Ciudadanos Alejandro Carballo se mostró a favor de iniciativas para combatir los malos hábitos: "Vemos bien campañas encaminadas a una vida saludable, pero esa frase es desafortunada. No estamos para nada de acuerdo y un pliego, por mucho que lo haga un técnico, debe tener un filtro", argumentó. Por su parte, la concejal socialista Estefanía Martín Palop sostiene: "Detectamos una falta de sensibilidad y de conocimiento. Hay que tener mucho cuidado cuando hablamos de obesidad o sobrepeso. Hay que incentivar su prevención, pero con estas palabras se encasilla y estigmatiza a la persona que pueda tener ese problema, que no tiene por qué relacionarse con la pobreza. No hay que estigmatizar a las personas que tengan sobrepeso, que puede ser por unas cosas u otras. Ni encasillarlas". En este punto, anunció su intención de pedir la información oficial del pliego y de presentar alguna iniciativa.
López va más allá de la frase en cuestión y le da una dimensión social a la polémica. Cuenta que en su urbanización el reglamento prohíbe jugar a la pelota. Y, como madre, plantea que en la calle no hay garantías de que a los niños no les pase nada si se ponen a correr detrás de un balón.
Su afirmación conecta directamente con una advertencia hecha por el Plan Integral de Obesidad Infantil de Andalucía (Piobin 2007-2012), un documento elaborado por 33 especialistas. "Las calles no se perciben como lugares seguros para que [los niños] vayan en bicicleta a la escuela. Las madres y los padres consideran más seguro que sus hijos jueguen dentro de casa, aunque los juegos sean sedentarios", advierte el documento.
Más allá de la polémica que pueda suscitar la frase, quizás tanto las Administraciones como los ciudadanos deban quedarse con la advertencia que hace ya casi una década lanzaron los médicos: la esperanza de vida de los niños de hoy puede reducirse respecto a la de sus padres debido al exceso de peso. Y quizás Administraciones y ciudadanos deben trabajar aún más para combatirlo.
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