La salud del obispo de Málaga mejora: sale de la gravedad y se encuentra estable

La Diócesis ha trasladado que monseñor Catalá "agradece las oraciones que se están elevando" y ruega que "se siga pidiendo por su pronta recuperación"

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Catalá en una imagen reciente.
Catalá en una imagen reciente. / DIÓCESIS DE MÁLAGA

La salud del obispo de Málaga, Jesús Catalá, sigue mejorando tras varios días de hospitalización. Así lo ha confirmado la Diócesis malagueña, que ha informado de que monseñor Catalá "está respondiendo muy positivamente al tratamiento", así como que "su evolución es favorable" al "haber superado la infección y la situación de gravedad", tras lo que se encuentra "estable".

Catalá, de 75 años, fue intervenido el pasado 22 de abril de un pólipo en la vejiga en una operación programada que resultó satisfactoria. Justo una semana después, el día 29, fue operado de la próstata, tras lo que presentó una infección; y en la tarde de esa jornada fue intervenido de nuevo con buen resultado, manteniéndose desde entonces en la UCI.

Este cúmulo de circunstancias derivó en un deterioro de su salud, que ha ido mejorando en los últimos días. La Diócesis ha trasladado que el obispo "agradece las oraciones que se están elevando" y ruega que "se siga pidiendo por su pronta recuperación".

Cabe recordar que Catalá, que el pasado 22 de diciembre cumplió 75 años, remitió entonces su renuncia al Papa Francisco, tal y como establece el Código de Derecho Canónico. Desde el Vaticano se le solicitó que continúe al frente de la diócesis hasta que se produzca el nombramiento de su sucesor. En una entrevista reciente, expresó su deseo de que el relevo se lleve a cabo con naturalidad y que el proceso permita a todos conocer con claridad los tiempos y pasos a seguir.

Cuatro décadas de servicio a la Iglesia

Catalá nació en 1949 en Villamarchante (Valencia). Fue ordenado sacerdote en 1975 y, tras completar estudios en Roma, se doctoró en Teología por la Universidad Pontificia Lateranense. Su vida eclesiástica ha estado marcada tanto por la labor docente como por su compromiso pastoral: ha sido profesor de Teología Dogmática, director espiritual del Seminario Mayor de Valencia y colaborador habitual en diversos medios eclesiales.

En 1990, fue designado obispo auxiliar de Valencia, iniciando así su servicio episcopal. Seis años más tarde, fue nombrado obispo de la recién restaurada diócesis de Alcalá de Henares, donde desempeñó un papel clave en su reestructuración y revitalización pastoral. Finalmente, en octubre de 2008, fue nombrado obispo de Málaga, cargo que ocupa desde entonces.

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