La obra del Metro vuelve a atascarse
El tajo de Ortiz en la Avenida de Andalucía presenta un panorama desolador Apenas se contaban ayer seis operarios en el lateral oeste de El Corte Inglés
La obra del Metro de Málaga vuelve a atascarse. Como en una especie de tiovivo de imágenes en el que las fotografías acaban por repetirse, el proyecto del suburbano se topa nuevamente con el bloqueo en la parte final de su recorrido. A los ya conocidos escollos surgidos en los últimos meses con motivo de las autorizaciones que ha de conceder el área de Movilidad del Ayuntamiento para el arranque de los desvíos de tráfico en el tajo de la Alameda y a los interrogantes que se generan en torno a la ramal en superficie hasta el Hospital Civil, se suma ahora un nuevo patrón en los trabajos de ejecución en la Avenida de Andalucía.
La estampa que presentaba a mediodía de ayer el tajo en cuestión no hizo más que confirmar el estancamiento de la obra y la asunción en el seno de la Junta de Andalucía que alcanzar el hito de que los trenes lleguen hasta la estación Guadalmedina, en las proximidades de El Corte Inglés, a finales de 2016 es una quimera. Un simple recorrido por el espacio bajo la influencia de Grupo Ortiz, adjudicatario de la ejecución de la infraestructura en la extensión desde Renfe hasta el puente de Tetuán, permitió comprobar a Málaga Hoy la ausencia de operarios afanada en el desarrollo de la actuación. Apenas seis obreros se contaban en la glorieta Tiburcio Arnaiz, en el lateral oeste de El Corte Inglés.
Más allá de esta presencia testimonial, un par de camiones parados en el interior del recinto de obra que ocupa parte de la Avenida de Andalucía. Ni siquiera en la zona de Callejones del Perchel, donde los trabajos en superficie dieron paso hace meses a las actuaciones bajo tierra, se observaba movimiento alguno. Los propios comerciantes del entorno apuntaban que "son 4 ó 5 los que están en la obra". La realidad de los hechos guarda una similitud aplastante con lo que hace algo más de un año ocurrió, cuando el ritmo de la intervención descendió a mínimos preocupantes.
En ambos casos, la razón parece ser la misma: el conflicto de intereses que mantienen la Junta de Andalucía y Ortiz en relación con el presupuesto final de esta parte del recorrido del suburbano. La ralentización de los trabajos podría tratarse de una herramienta de presión por parte del privado hacia la Administración autonómica. La trascendencia de esta nueva dilación, la tercera desde el arranque de las actuaciones en febrero de 2010, es elevada, dado que va a suponer un nuevo incumplimiento en el calendario de puesta en servicio del ferrocarril urbano. El consejero de Fomento, Felipe López, en su primera visita a la capital la semana pasada, ya puso en duda la posibilidad real de alcanzar la parada Guadalmedina en el plazo previsto.
La incertidumbre que se cierne sobre el nuevo escollo en el avance del Metro hacia el centro es aún mayor ante el silencio oficial que se mantiene por parte de Fomento. El motivo es la necesidad de guardar prudencia en pleno proceso de negociación y audiencia de la parte privada. El presunto desacuerdo entre los dos socios en esta obra llama más aún la atención cuando hace justo un año los entonces responsables de Fomento, de IU, anunciaron la aceptación de parte de los modificados planteados por Ortiz con el fin de aumentar el valor de la actuación. Bien es cierto que aún incrementando la factura del tajo, la misma seguía estando muy lejos de las pretensiones de la empresa. Frente a los 32 millones que puso sobre la mesa la constructora (con lo que el valor de la obra alcanzaría los 72 millones, sin IVA), la Agencia de obra Pública de Andalucía dio por válida la reclamación de 17 millones. Un montante en el que incluir varios complementarios motivados por las excavaciones arqueológicas que ha habido que realizar en la zona, entre otras razones, por la aparición de la muralla nazarí, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC).
En este escenario de tensión, según precisaron ayer fuentes próximas al proyecto, después de que Ortiz aceptase pero con salvedades la propuesta de la Junta, los técnicos del ente regional iniciaron la redacción del proyecto modificado. Una labor que ha requerido incluso de una prórroga, lo que ha ampliado el lapsus de tiempo. En el mismo se precisa en detalle todo lo relacionado con las unidades de obra que habrán de incluirse como añadidos al presupuesto final. ¿Pero a cuánto ascenderá? Por el momento no hay precisión alguna al respecto. La partida que se juega en este momento en el tablero se encuentra con la apertura el pasado mes de junio del trámite de audiencia a Ortiz para que se pronuncie respecto al proyecto modificado. En el caso de que se acepten los parámetros marcados en el mismo, lo normal es que la obra se reactive; en caso contrario, todo hace indicar que la larga travesía del tramo Renfe-Guadalmedina, concebido para 18 meses de obra y que ya acumula unos 64 meses, seguirá alargándose.
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