La manta se queda corta. Así que priorizar los casos graves y urgentes obliga a retrasar aquellos que no lo son tanto, pero que en ocasiones acaban empeorando por la tardanza. Y, a su vez, los menos graves, se dilatan demasiado. Es el resumen de la denuncia que hizo este viernes UGT sobre la situación del Hospital Regional. El sindicato asegura que la falta de quirófanos y de sitio para ingresar a los enfermos provoca un “cuello de botella” que retrasa las intervenciones. “La falta de camas está haciendo que se demoren más las intervenciones, incluidas las de tumores”, informó la central.

El sindicato no concretó datos de las listas de espera, pero urgió a la apertura del Hospital Pascual bajo gestión pública, un compromiso anunciado por la Junta de Andalucía para el primer semestre de este año y luego pospuesto para el segundo.

Por su parte, el Regional reconoció que está “inmerso en un aumento de la actividad quirúrgica y a la vez en un periodo de alta frecuentación en Urgencias” que generan una media de 40 ingresos diarios. Según el hospital, son unas cifras que “el centro sanitario asume habitualmente y que garantizan la calidad asistencial”. Además, indicó que “se está trabajando en el plan funcional” del Pascual.

Profesionales consultados por Málaga Hoy coincidieron con la denuncia sindical. “La lista de espera quirúrgica del Hospital Regional es espectacularmente alta, kilométrica; después de la pandemia ha empeorado. Pero sean tumores, prótesis de cadera o piedras en la vesícula... Es en todas las patologías”, aseguró un sanitario. Estas fuentes consultadas achacaban las demoras en la lista de espera quirúrgica a que Málaga es la provincia de Andalucía con la menor ratio de camas de hospital por habitante y también a que ahora están llegando al especialista o al quirófano muchos casos que no fueron atendidos en los años más duros de la pandemia.

El delegado de UGT en el hospital, Carlos Bueno, insistía en la denuncia del sindicato:“No es sólo por la alta frecuentación [periodo de mayor afluencia]. Es que el hospital hace tiempo que se ha quedado pequeño”. Faltan quirófanos y camas para ingresar a los enfermos, pero también personal. En este sentido, UGT recordó que hay contratos que acabaron el 30 de abril pasado que no se han renovado. “El grifo de la contratación por parte del SAS está cerrado”, dijo Bueno. Según la central, el recorte afecta especialmente a celadores, auxiliares de enfermería y personal de gestión y servicios.

Precisamente este viernes, otro sindicato –CSIF– escenificaba la falta de contratación colocando zuecos vacíos delante del hospital. “En este centro falta personal”, denunciaba esta central sindical en la pancarta que desplegó durante su protesta.

Por otra parte, en cuanto a los recursos materiales, UGT precisaba que de las 917 camas disponibles del hospital, más de 750 están ocupadas diariamente. Desde esta organización se explicaba que la falta de sitio en las plantas causa un “tapón” que satura las Urgencias. “Una media de 28 pacientes puede esperar cama más de una jornada”, lamentó el sindicato a través de un comunicado.

UGT cifraba en torno al 43% las camas de hospital de la sanidad privada en la provincia. Según el sindicato, Málaga necesita más camas hospitalarias públicas “para corregir el desequilibrio existente”. Por ello urgía a la Administración autonómica a abrir con urgencia el Pascual –mientras se construye el tercer hospital– y a contratar personal “de forma estructural” para el Regional a fin de “paliar el déficit de plantilla de los últimos años”.

El Hospital Pascual era privado y cerró hace un par de años. El SAS proyecta sumar sus alrededor de 200 camas a la sanidad pública mientras se construye el tercer hospital de la capital. Aunque se prevé que sirva para las más variadas patologías y para derivaciones desde todos los centros sanitarios de la provincia, se perfila con una orientación sociosanitaria, de paliativos y pacientes de media y larga estancia. Así, otros hospitales como el Regional, el Clínico, el Costa del Sol o los comarcales podrán centrarse más en los enfermos agudos. Su plan funcional, que aún se está definiendo, tiene en cuenta el doble circuito Covid-no Covid impuesto por la pandemia.