Rafael López Arévalo. Jefe de Traumatología de hospital quirónsalud malaga

"Para que un paciente se informe, su médico es mejor que internet"

  • El traumatólogo alerta sobre las informaciones "no necesariamente ciertas" que circulan en la Red en temas sanitarios por lo que aconseja a los usuarios preguntar a su facultativo

Rafael López Arévalo es un traumatólogo experto en miembro superior.

Rafael López Arévalo es un traumatólogo experto en miembro superior. / Javier albiñana

Ama su profesión y su especialidad. Y se nota en cada cosa que hace, sea enseñar una técnica a otros colegas o hablar con un paciente. Rafael López Arévalo llegó a Málaga ya siendo médico para formarse como traumatólogo en el Clínico y se quedó en ese hospital. En 2010 venció el vértigo de pasarse a la sanidad privada y se convirtió en jefe de Traumatología del Hospital Quirón, servicio que dirige desde entonces. El facultativo tiene mucho que ver con el origen de este centro sanitario. Unos años antes, operó del hombro al empresario que construía allí un hotel y oficinas. El hombre le comentó que había quedado descontento con un hospital y López Arévalo le respondió que era constructor y que podía hacer uno. Aquel paciente cambió el proyecto, lo convirtió en un hospital y llegó a un acuerdo con el grupo Quirón. Aquel edificio es hoy uno de los más importantes centros sanitarios de la provincia.

-Forma parte del equipo fundador del Hospital Quirón de Málaga...

-Fue el primer hospital [de Quirón] en Andalucía. Entonces, con el de Málaga, eran solo ocho hospitales en España. Y todos tenían mucha fama. Era un proyecto muy bonito porque era una cosa nueva, se cambiaba el concepto de medicina privada a algo semejante a la pública, en la que se funciona por servicios. El servicio era el que realizaba toda la actividad y no venía gente de fuera. Era un hospital privado estructurado en servicios. Y así sigue.

-Quirón entró por Málaga y luego fue creciendo en Andalucía. Usted puso en marcha un servicio que arrancaba de cero ¿Fue un reto?

-Fue un reto; fue muy bonito. Me permitió hacer la Medicina que siempre había querido hacer, tener un número de pacientes manejable y funcionar con un equipo en el que cada uno se encarga de una parte de la especialidad.

-¿Y supongo que con una rehabilitación rápida, que es un punto negro en la sanidad pública?

-Efectivamente. Eso es de las cosas más importantes. Con una rehabilitación precoz, que hace que el paciente se maneje mejor.

-Ya que tocamos el tema, en la sanidad pública hay demoras entre las operaciones de los traumatólogos y la rehabilitación...

-En la medicina pública ese es un problema que además es irresoluble porque habría que crear muchísimas más plazas de fisioterapeutas y rehabilitadores. La medicina pública es de una altísima calidad, pero ahí tiene un pequeño punto negro que es que la rehabilitación debería ser más precoz porque los pacientes necesitan una fisioterapia más precoz.

-A mí me asombra que a los futbolistas los operen y en poco tiempo estén otra vez jugando. ¿Cuál es el truco?

-Bueno, hay lesiones en las que no pueden jugar antes de los seis meses. Pero hay otras lesiones en las que con un seguimiento directo y un fisioterapeuta encima del paciente se recupera mucho antes.

-¿Eso debería mejorarse entonces en la pública?

-Eso debería mejorarse en la pública, sí.

-Dé unos consejos muy básicos para los que han cargado tronos en las procesiones.

-Si hablamos de los hombres de trono se pueden encontrar con contracturas a nivel cervical. Es bueno que acudan a un fisioterapeuta para que les ponga un tratamiento de unos días y si es una lesión muy severa, deben acudir a un [médico] especialista. Hay algunas lesiones curiosas en el portador de trono porque solo carga sobre un hombro, no como en Sevilla o Córdoba. Es la parálisis del plexo braquial, que ocurre en algunos pacientes por sobrecarga, por estiramiento del plexo braquial con el varal del trono. Afortunadamente suele remitir. También aparecen tendinitis, sobrecargas musculares; pero eso en unos días y con un poco de reposo normalmente mejora.

-Llevar tronos y cuidar la espalda va un poco reñido ¿no?

-Los tronos afectan mucho a la zona lumbar porque es una carga totalmente asimétrica. Si tienes una carga que solamente es sobre un lado del cuerpo, toda la musculatura del lado contrario tiene que compensarla. Eso hace que se sobrecarguen los discos y las articulaciones de la columna.

-¿Cómo se puede evitar o paliar?

-Evitarlo es muy difícil. Hay que tener una buena musculatura. Una persona para sacar un trono debe tener una preparación física; hacer fortalecimiento muscular, estiramientos... Sacar un trono es como una competición de alto desgaste, de alta carga. Necesitas un calentamiento previo de la musculatura, estiramientos. Tienes que tener unas condiciones físicas mínimas para poder hacerlo. No puede hacerlo cualquiera. Yo personalmente permitiría que sacaran tronos hasta los 50 años. A partir de esa edad hay que pensarlo.

-¿Usted ha llevado un trono?

-Yo llevé el trono del Cautivo un año y lo llevé también en la extraordinaria. Tengo compañeros que son hermanos del Cautivo. Los estaba viendo como pacientes y me animaron. Soy hermano del Cautivo, le tengo una gran devoción. Yo lo hubiera sacado más tiempo, pero aquel año fue porque faltó alguien y me dijeron que si quería sacarlo. Y fue un orgullo.

-Lo he visto enseñando técnicas quirúrgicas en cursos. ¿Es profesor de la Universidad?

-No. Hacemos cursos con cadáveres porque es donde mejor se pueden aplicar las técnicas. Los cursos los organizan los servicios de Traumatología del Clínico o de Quirón. A fin de año tenemos uno de hombro que lo organizaré yo. Actualmente se utilizan cadáveres porque los alumnos trabajan con los tejidos y la materia que luego se van a encontrar en quirófano, que no es lo mismo que trabajar con muñecos, con fantomas.

-¿Antes era diferente?

-Hasta hace unos 10 años aproximadamente, casi todos los cursos se hacían con fantomas, que son como huesos de plástico. Ya con la posibilidad de tener cadáveres, que casi siempre son importados de Estados Unidos, es muchísimo mejor. Es más caro, pero es mejor.

-¿Y usted donaría el cuerpo a la ciencia?

-Sí.

-¿Sin duda?

-Sin duda. Ya soy donante de órganos. Donar el cuerpo a la ciencia es muy útil porque es la única forma de avanzar en investigación, en el manejo técnico de nuevos problemas.

-¿Qué le diría a la gente que lo ve con ciertos reparos morales?

-Es difícil convencer a una persona que tenga reparos morales de donar su cuerpo. Otra cosa son los órganos porque se sabe que van a ir a un paciente que los necesita y que le van a dar la vida. Creo que todas las personas universalmente deberíamos ser donantes de órganos. Otra cosa es el cuerpo. Entiendo que por creencias religiosas o problemas morales, determinadas personas crean que no sea lógico. A esas personas no les puedo decir nada, tienen sus propias convicciones. Yo soy católico, pero no tengo ningún problema porque en el cuerpo no se queda nada; además, se descompone. Muchos podríamos donar el cuerpo a la ciencia, otra cosa es que hubiera capacidad para almacenarnos a todos. Los extranjeros están mucho más concienciados que nosotros en eso. Por eso en los cursos, muchos de estos cadáveres vienen de fuera.

-¿Qué le enseñan sus alumnos?

-Mucho. Llevo 24 años ejerciendo y aprendo todos los días cosas. Aprendo muchísimo de la gente joven, de sus inquietudes, de su lucha por aprender, de su capacidad que los que somos mayores vamos perdiendo. En el Clínico era tutor de residentes. Y es lo que más echo de menos, aparte de los compañeros. Lo que más echo de menos es la formación de residentes. Cuando vienen estudiantes a Quirón nos volcamos con ellos; pueden intervenir en las operaciones, vienen a consulta...

-Pensamos que los médicos no quieren compartir conocimiento, pero la mayoría no es así, ¿no?

-No, la mayoría está por compartir. En el juramento hipocrático y el de Maimónides, que son los que los médicos clásicos llevamos a gala, se indica que hay que enseñar lo que se sabe. El concepto de desarrollar nuevas técnicas y quedártelas para ti es un error gravísimo. A lo mejor hubo una época en la Historia de la Medicina en la que podía ocurrir algo de eso. Pero actualmente, la idea de no enseñar lo que tú sabes para que la gente no progrese y no tenga tu nivel, es un error gravísimo. Yo cuando doy una conferencia digo aquí están mis diapositivas y mis charlas y el que quiera utilizarlas, son suyas. La docencia es una parte fundamental de la Medicina. Si no hay docencia, no hay Medicina.

-¿Sintió vértigo al pasarse a la privada?

-Mucho, muchísimo vértigo. Porque mi formación siempre ha sido pública. Le estoy eternamente agradecido al sistema público como me formó y a mis maestros, pero el proyecto de Quirón era muy ilusionante y vi que por primera vez se podía trabajar en la Medina privada como lo habíamos hecho en la pública. Además, eran tiempos duros, cambiantes en el sistema público.

-¿Le han agredido alguna vez?

-Jamás y espero que nunca ocurra eso. Creo que es lo más triste que puede ocurrirle a un médico, que un paciente al que quiere curar lo agreda. El principio de todo médico es el bienestar del paciente. La cirugía algunas veces va muy bien y otras veces, por mil factores, no puede ir tan bien, pero siempre puede haber soluciones. Nunca hay que llegar a la violencia, ni con un médico, ni con nadie.

-Quizás porque pensamos que tienen la varita mágica...

-El ser humano es material biológico que responde de distinta forma a la agresión quirúrgica. Algunos responden magníficamente y se recuperan pronto y otros pacientes tardan mucho en recuperarse. Pero no veo motivo ninguno para que alguien le grite o le pegue a un médico.

-¿Internet es un arma de doble filo para informarse como paciente?

-Internet hay que valorarlo en su justa medida. La información que se vierte en internet no siempre es necesariamente cierta y puede llevar a confusión. Por ejemplo, interpretar que una intervención es muy fácil cuando, por el hecho de ser una intervención, puede producir problemas. Siempre hay que consultar con el facultativo y que el facultativo te lo explique. La mejor internet es tu médico.

-Málaga se ha transformado ¿pero qué le falta?

-Le falta el tercer hospital porque los hospitales públicos están muy saturados. También echo en falta más investigación a nivel primario, de laboratorio. También se puede hacer de forma privada. Las grandes compañías farmacéuticas no están aquí, sino sobre todo en Cataluña y podrían estar aquí con el Parque Tecnológico que tenemos. Bueno y echo en falta un tren que cubriera los dos litorales, porque hacia la Axarquía no hay nada. Tenemos museos, cultura, llegan los barcos... Málaga se ha convertido en la capital del sur de Europa. Yo viajo porque me gusta viajar por mi familia y mi profesión. Y cuando vuelvo siempre lo digo, vivimos en el mejor sitio del mundo, no de Europa, del mundo; por la comida, por el clima, por la gente... La gente aquí es muy acogedora. No me extrañaría que Málaga se superpoblara en unos años. Espero que no nos superpoblemos nunca.

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