Ana Sánchez

“Ver fallecer a pacientes sin familiares fue duro; la vacuna fue la salvación”

Ana Sánchez.

Ana Sánchez. / M. H.

Ana Sánchez es médica en la UCI del Clínico. Mira hacia atrás y afirma con rotundidad que “la vacuna fue la salvación” frente a la pandemia. “Si no fuera por eso, no estaríamos en la situación de hoy en día. Porque ahora los pacientes llegan a la UCI por lo general por otra patología; con Covid, pero no por Covid”, explica.

Hace tres años, cuando estalló el coronavirus en Málaga, ella estaba en el último año de residencia de Medicina Intensiva. Ya trabajaba en el Clínico, el hospital que más pacientes acogió con el virus. Eran los tiempos del colapso asistencial, del confinamiento, cuando no había vacuna, ni EPI suficientes; cuando las calles estaban vacías y el temor al Covid sacudía al mundo. Dentro de su MIR tenía programadas rotaciones que se anularon porque había que trabajar a destajo en la UCI para intentar salvar vidas. Tuvo que asumir más responsabilidad antes de acabar la residencia. “El último año del MIR fue una prueba de fuego.

Estuvimos trabajando codo con codo con el resto de los compañeros”, comenta. Valora la situación actual y la recuperación de muchos pacientes que, tras pasar por la UCIe irse de alta a su casa con oxígeno, ahora pueden hacer una vida prácticamente normal.

Pero no puede evitar recordar una y otra vez aquel año 2020. “Es, con diferencia, lo más duro que he vivido. Los abuelillos solos en las habitaciones daban lástima. Ver a pacientes fallecer sin acompañamiento familiar fue doloroso”, reconoce.

Aunque luego se autorizaron, al comienzo de la pandemia las visitas a pacientes aislados por Covid no se permitían ni siquiera en situaciones terminales. “Se me partía el alma”, admite. Y cuenta que más de una vez se le saltaron las lágrimas dando malas noticias por teléfono a familiares que no pudieron despedirse de sus seres queridos.

Con su marido trabajando en Urgencias del hospital y ella en la UCI, sabía muy bien los devastadores efectos del coronavirus. Él veía a los enfermos que llegaban asfixiándose, clamando por atención urgente. Ella recorría las plantas de aislamiento del Clínico, sudando bajo el EPI para hacer un trabajo asistencial y humano sin precedentes en la sanidad malagueña.

“Aunque ya parece lejano, te sigue conmoviendo. Hicimos un trabajo multidisciplinar y en equipo que sacó lo mejor de cada uno. Me quedo con eso, con el compañerismo. Lo bonito fue el apoyo entre nosotros. Ahora respiramos. La situación ya es casi normal”, señala. Añade que la proporción de pacientes ingresados en la UCI por Covid es mínima. Desde hace siete meses, la cifra de enfermos en Cuidados Intensivos con o por el virus está por debajo de media docena en toda la provincia.

La facultativa destaca que en el Clínico se creó una consulta postcovid para controlar, tras el alta, la evolución de los pacientes que estuvieron ingresados en el hospital. Tres años después de los primeros casos de coronavirus en Málaga, la profesional se queda con la mejoría de la mayor parte de los enfermos que estuvieron ingresados y con el apoyo entre los compañeros para hacer frente a un virus ahora ya más conocido y aparentemente controlado gracias a la vacunación.

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