El país de la imaginación, en Ronda

El país de la imaginación, en Ronda
El país de la imaginación, en Ronda

13 de noviembre 2009 - 01:00

EL PENSAMIENTO

Un paseo por la Carrera Espinel de Ronda, conocida popularmente como calle de la Bola, no suele dejar indiferente a nadie. En su conglomerado de tiendas no puede pasar inadvertida la juguetería El Pensamiento. Su escaparate, hecho a base de móviles, miniaturas de todo tipo, alusiones a personajes de cuento como Tintín o juguetes clásicos, llama la atención de todos. El que menos le dirige una mirada. La mayoría se para durante un buen rato para observarlo y frecuentemente termina entrando. Antes, el enorme click de Playmobil que preside la entrada recibe cientos de fotos a diario y muchos son los que no se resisten a fotografiarse junto al enorme juguete.

Una vez dentro, El Pensamiento nos hace adentrarnos en un mundo de cuento que nos puede transportar decenas de años en el tiempo, poniendo a los mayores frente a sus recuerdos de juegos de infancia. Los más jóvenes tienen al fin la oportunidad de ver los juguetes de los que tanto les han hablado sus padres y que en muchas han elogiado frente a las preferencias actuales por los vídeo juegos o la tecnología. En este particular mundo de fantasía, donde se puede encontrar casi de todo, menos las últimas novedades del mercado del juguete y el entretenimiento, por decisión propia de sus propietarios, nos podemos remontar hasta la época medieval, con sus cascos, sus escudos y sus espadas de madera.

Por el laberinto de sus pasillos vamos encontrando auténticas joyas del juguete clásico. Triciclos, juguetes de lata, móviles, trompos de una infinidad de tipos, las conocidas muñecas Mariquita Pérez, el rincón de Lego y Playmobil, las clásicas barajas de cartas, juegos de damas y ajedrez y hasta cámaras lomográficas. Así, hasta completar una interminable lista de juguetes elegidos con mimo y mucho tino. "Aquí vendemos lo que nos gusta, no lo que nos quieren vender", explica Claudio, uno de los tres hermanos que ahora dirigen una tienda que remonta sus inicios al año 1960, cuando tenía un fin muy distinto al actual como tienda de alimentos. Durante nuestro recorrido descubrimos el rincón de los juguetes de madera. No falta el conocido caballito de madera, mientras el lado más extraño lo pone un arca de Noé a pequeña escala. No muy lejos, toda una colección de herramientas, aunque más que ser utilizadas para las pequeñas chapuzas del hogar, deberían formar parte de la decoración de cualquier casa. Son elemento sobre el que se ha depositada la más exquisita de las decoraciones florales.

A pocos metros, una gran sinfonía duerme a la espera de que alguno de los visitantes se atreva a despertarla. Decenas de pequeñas máquinas de música, guardadas en una pequeña caja y cada una de ellas con una melodía, se convierten en uno de los grandes objetivos de los clientes. Nos cuentan que son uno de los productos que más se vende. Pocos resisten la tentación de girar la pequeña manivela y hacer sonar una melodía por toda la tienda. Los móviles, cuelgan del escaparate con un continuo movimiento. Tirar de ellos es una tentación irresistible. El secreto de estos inquietos aparatos lo tienen en un pueblo de Alemania, donde son existe una gran industria para la fabricación de juguetes y figuras de madera con diferentes fines. Desde allí llegan hasta la ciudad del Tajo. Como un sueño de otro mundo.

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