Día Mundial sin Tabaco en Málaga

La pandemia hace recaer a ex fumadores y baja la demanda para dejar la adicción

  • Confinamiento, incertidumbre, ERTE y problemas económicos contribuyen a que muchos vuelvan a fumar

  • Los centros sanitarios, saturados con el Covid, no priorizan la deshabituación tabáquica

Un cigarrillo apagado en un cenicero.

Un cigarrillo apagado en un cenicero. / M. H.

La pandemia trajo confinamiento, ERTE, despidos, incertidumbre y problemas económicos. Un contexto en el que no es fácil para un fumador plantearse superar la adicción y que incluso ha hecho retroceder a muchos de los que la habían dejado, que han recaído.

Este 31 de mayo es el Día Mundial sin Tabaco y los especialistas afirman que el Covid ha complicado las cosas tanto para fumadores como para ex fumadores.

En varios frentes. Uno, por ese mayor riesgo de recaídas de los que lo habían dejado. Otro, porque ha bajado la demanda de deshabituación tabáquica de aquellos que fuman tras el escenario de incertidumbre que se abrió en marzo de 2020. En tercer lugar, porque los centros sanitarios se han concentrado en contener el virus y no disponen de tantos recursos como antes de la pandemia en los programas destinados a desenganchar a los fumadores. Y por último, porque el tabaquismo se ha convertido en un factor más de riesgo para los pacientes que contraen el coronavirus.

“La soledad, la incertidumbre y la presión de permanecer en casa han hecho que muchas personas que habían dejado de fumar hayan recaído y que las que fuman no hayan buscado ayuda para dejarlo. Con el Covid ha aumentado el consumo de tabaco”, resume Salvador Oña, especialista en deshabituación tabáquica de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Málaga.

Además, acota:“Dejar de fumar requiere un equilibrio mental y que no haya ansiedad. Y en este momento, el país está en una situación complicada de ERTE y hay un futuro incierto para muchas familias. Por eso, muchos fumadores no están preparados para salir de una enfermedad adictiva”.

Entre los que han recaído, la mayoría tienen entre 25 y 44 años, precisa el facultativo. Casi un tercio de la población mayor de 16 años fuma de forma sistemática. Si se tienen en cuenta todas las edades, todavía es una adicción que engancha más a hombres que a mujeres. Pero si se toma en consideración únicamente el tramo de 25 a 44 años, ahí las fumadoras son mayoría. Porque la igualdad ha llegado a distintos aspectos de la vida, incluido al hábito tabáquico.

Esta adicción está detrás de la mayoría de los cánceres de pulmón y también de buena parte de los de laringe. Además, precisamente por la mayor proporción de fumadoras que hay en la actualidad, estos tumores han tenido “una subida espectacular” en las mujeres.

Oña recuerda que los daños que va provocando el tabaco tienen un periodo de latencia. De manera que el cáncer da la cara muchos años después; incluso, habiendo dejado de fumar. Por eso insiste en que es una adicción que supone “comprar papeletas para un cáncer de pulmón o de laringe”.

Los tumores pulmonares son muy agresivos y sin embargo tienen una fácil prevención:dejar de fumar. Los avances en los tratamientos de quimioterapia e inmunoterapia han aumentado la supervivencia, pero Oña remarca que la mejor manera de evitar este cáncer es no caer en el tabaquismo.

Envejecimiento cardiaco, pulmonar, cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y casi 40 patologías están relacionadas con el consumo de esta sustancia. “El tabaquismo, que es prevenible, acorta la vida”, alerta.

El facultativo apunta que a los ex fumadores que han recaído en estos tiempos de pandemia se suma el descenso de demanda para dejarlo y también el hecho de que ha habido menos recursos disponibles para los programas de deshabituación tabáquica.

“Los recursos para dejar de fumar han disminuido y no hay tantos disponibles como antes de la pandemia”, advierte Oña. Las prioridades están ahora en la lucha contra el Covid y en las patologías más graves.

Durante este tiempo, dado que la terapia de grupo no era posible debido a las medidas de protección frente al virus, la AECC ha mantenido el apoyo psicológico on line para las personas que habían iniciado estos programas de deshabituación tabáquica.

En la actualidad, hay fármacos para dejar de fumar que están parcialmente financiados por la Seguridad Social –Champix y Bupropión–. Los chicles, comprimidos y parches que actúan como sustitutivos de nicotina, en cambio, no los costea. Oña indica que, a pesar de las dificultades actuales, quien quiera dejar de fumar debe acudir a su médico de cabecera y buscar ayuda psicológica en la AECC.

Recuerda que “afrontar una infección por Covid con los pulmones sanos no es lo mismo que si se tiene EPOC por fumar; porque su capacidad ventilatoria está mermada”. Y también que es un factor de riesgo agravante para contraer el virus. De hecho, ser fumador empeora el pronóstico no sólo frente a ésta, sino ante muchas otras enfermedades.

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