Cuando el papá es un donante anónimo

Marina, que no encontró a la pareja adecuada, pudo realizar su sueño de ser madre mediante inseminación artificial hace dos años, hoy vuelve a estar embarazada

Marina Díaz con su hija en un parque infantil de Málaga.
Marina Díaz con su hija en un parque infantil de Málaga.
J. M. Botello Málaga

05 de octubre 2013 - 01:00

"Yo quería enamorarme de un hombre que deseara lo mismo que yo, tener un hijo, los dos juntos, pero no ha sido así" se sincera Marina Díaz, malagueña de 38 años, que hace dos y medio fue madre por inseminación artificial de una niña a quien puso su mismo nombre. Una familia de dos miembros que pronto recibirá uno nuevo, ya que se encuentra embarazada de otra niña, Ana, que nacerá en unos meses.

Marina es funcionaria y después de pasar varios años viviendo fuera de Málaga, fue en el momento en que regresó cuando decidió ser madre. "Al principio estaba un poco preocupada porque pensaba que iba a ser muy caro, y yo llamé a la clínica Málaga Fiv, que me recomendó mi ginecóloga, creyendo que me iban a decir: 'una inseminación, 6.000 euros', pero qué va, si no tienes problemas de fertilidad no vale tanto, la inseminación a mí me costó unos 680 euros" comenta. Además, en su caso tuvo suerte, ya que se ha quedado embarazada siempre en el primer intento, aunque desgraciadamente hace unos meses sufrió un aborto tras pocas semanas de gestación.

En cuanto a su familia, asegura que siempre la ha apoyado en este proceso, si bien su padre, que no estaba convencido del todo, siempre le preguntó hasta el último momento "¿no hay un hombre por ahí?". En este sentido, destaca que "mis padres son mis pies, mis manos, mi apoyo, mi pareja en todo esto" y bromea diciendo "lo que pasa que está muy bien porque es una pareja que nunca sale de marcha, salgo yo".

Sin embargo, donde sí se encontró con algún impedimento fue con su seguro privado, que al ser soltera no se lo cubrió. "Me preguntaron que cuál era mi problema a lo que yo respondí '¡Pues que no tengo marido, te parece poco!" explica, y prosigue diciendo que si hubiese tenido pareja, aunque hubiera sido una chica, sí le hubiesen pagado la inseminación.

Por otra parte, apostilla que en las clínicas también dan a escoger las características del donante. "Normalmente tratan de conseguir el esperma del donante más parecido a tu pareja, pero como yo iba sola pues pude elegir, y si no, pues lo más parecido a ti".

De lo que sí se lamenta es de no haber pedido formalmente a la clínica que guardaran muestras del donante de su hija Marina de cara a futuros embarazos: "Yo quería que fueran hermanos de padre y madre, pero no pudo ser, y la verdad que eso me aturdió un poco, pero precisamente fue mi padre, quien se había mostrado un poco reticente al principio, quien me abrió los ojos '¿pero tú conoces al primero, entonces qué más te da?", recuerda.

Otro aspecto del que se arrepiente un poco es de haberse inseminado "tan tarde", a los 34 años, sobre todo por sus padres "ellos lo hubieran disfrutado antes, ahora ya están mayorcitos". Aunque también afirma que anteriormente, por cuestiones económicas y de trabajo no hubiese podido afrontar este reto.

En cuanto a la resolución del Consejo Interterritorial de Salud del 23 de julio, que limitaba el acceso a la reproducción asistida a través de la Seguridad Social sólo a mujeres con problemas de fertilidad acreditados, Marina piensa que es una mala decisión: "Hay gente que puede tener el mismo deseo y las mismas necesidades de ser madre que yo y no se pueden permitir una inseminación, pero sí deberían poder criar a un hijo, además, que nadie diga 'si esta criatura no puede hacerse una inseminación no puede criar un hijo', eso no es cierto. Y en este sentido tengo que reiterar que yo he sido una privilegiada porque yo tengo un sueldo fijo y puedo vivir bien".

Y mira al futuro sin miedos, dejando claro que sus hijas, en cuanto pregunten por su progenitor masculino, recibirán una respuesta sincera: "Yo le diré a cada una 'hija, esto es así, tu papá es un donante al que tenemos que agradecerle siempre que en su momento, fuera por el motivo que fuera, me da igual si fuera económico, fue al banco de semen". Así, explica que le comentaron que la gran mayoría de los hombres que acuden a al centro de Granada son estudiantes de medicina "que están concienciados con el tema".

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