Y que pasen treinta años más
Los protagonistas de 'Verano Azul' vuelven a Nerja tres décadas después del rodaje de una de las series más famosas de la televisión · Los vecinos se echaron a la calle para darles la bienvenida
Historias sencillas de adolescentes, palabras ingenuas de niños y tramas de vida en las que la aventura, la confrontación, las relaciones familiares y, sobre todas ellas, la amistad, que se dibujaban en un pequeño pueblo de pescadores fueron claves en el éxito de la serie de Verano Azul. Eran sólo un grupo de jóvenes que pasaban el verano en el Nerja de los ochenta con el que todos los espectadores se sentían identificados y que por eso se ha convertido en la serie más vista de España. Treinta años después, el municipio del Balcón de Europa los espera. Sus seguidores lo celebran y descubren que aquella complicidad que entrevieron en la pantalla sigue tan viva como entonces. Quizás por eso, por la relación que les une a toda la pandilla, la magia de Verano Azul supere cualquier barrera del tiempo.
Y hasta ese pueblo pequeño del este malagueño llegaron los protagonistas. María Garralón (Julia), Juan José Artero (Javi), Pilar Torres (Bea), Cristina Torres (Desi), José Luis Fernández, (Pancho), Gerardo Garrido (Quique), Miguel Ángel Valero (Piraña) y Miguel Joven (Tito), además de tres hijas del director, Antonio Mercero. Querían compartir estos 30 años de historia con todos los nerjeños y con todos los aficionados que acudieron a la cita desde distintos lugares del país. Además, querían brindar homenaje a Antonio Ferrandis que dio vida al entrañable Chanquete.
"Para nosotros significó mucho. Fue una referencia como actor y como persona. Fue alguien a quien llevo en el corazón y que siempre va conmigo", contaba Juanjo Artero para quien siempre es "un placer volver a Nerja". "Es alucinante que 30 años después siga viniendo la gente a vernos. En el pueblo nos quieren y nos recuerdan mucho porque pasamos aquí dos años. Todo esto es muy bonito, te encuentras a muchas caras conocidas", describía el actor para quien la serie supuso "el punto de partida" de su profesión. "Terminó de definir lo que quería ser y sigo viviendo de la interpretación", reflexionaba Artero quien ni siquiera se presentó al casting para representar el papel de Javi. Fue Mercero quien se lo ofreció cuando lo vio jugando al tenis en la piscina. "Ahora voy a mi primer barco", bromeaba el actor en referencia a la serie de Antena 3 que ahora está en emisión.
En el Balcón de Europa hubo tiempo para fotos, para autógrafos y para montar en bici. Cuando los protagonistas subieron a la carroza que los llevaría hasta el parque Verano Azul donde se encuentra La Dorada, decena de ciclistas le siguieron con globos. Las calles del recorrido se llenaban de niños, jóvenes y mayores con continuos piropos. Otros muchos decidieron esperarles junto "a la casa de Chanquete" donde tras hacerle el homenaje, soltaron los globos.
"Tengo muchos recuerdos de los rodajes, de los niños, de todo lo que nos pasó aquí. Sin duda ha sido una serie que ha marcado nuestras vidas. Hacer un trabajo y que todavía perdure en el tiempo con tanto cariño es mucho de agradecer", explicaba María Garralón. Para Miguel Ángel Valero el éxito de la producción se debe a que "las personas lo asocian a momentos felices de sus vidas y es una forma de verse ahí, como si Verano Azul fuéramos todos". Por su parte, Garrido expresó que la grandeza está en "su sencillez", y destacó el relevo generacional experimentado por los seguidores de la serie.
Lo curioso es que aunque para todos era excepcional verlos juntos, ellos sin embargo nunca han perdido el contacto. "Es un cúmulo de sentimientos muy grande. Se vive con nostalgia y con mucha alegría. Nosotros sí nos hemos seguido viendo y queriendo como si fuésemos hermanos", comentaba José Luis Fernández.
Fue Miguel Joven quien se encargó de reunirlos ayer en Nerja y lo vivió "con tremenda ilusión" y respondió como lo merece su título de "embajador de Nerja". Estaba contento de verlos a todos juntos y de la respuesta del público. La jornada finalizó en el chiringuito de Ayo, donde tantas veces comieron después de cada rodaje, y donde Tito los conoció. Fue Mercero quien se fijó en aquel travieso hijo de un camarero que sigue proyectando el hechizo de Verano Azul.
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