Economía

El pequeño comercio de Málaga levanta, a medias, la persiana tras 50 días cerrados por el coronavirus

  • Hay autónomos que retoman la actividad y otros prefieren esperar unos días hasta tener claras las medidas de seguridad y la existencia de clientes

  • Critican la falta de información y ayudas

Un peluquero, ayer, le corta el pelo a un señor con numerosas medidas de protección.

Un peluquero, ayer, le corta el pelo a un señor con numerosas medidas de protección. / Javier Albiñana (Málaga)

El pequeño comercio pudo levantar ayer, al fin, las persianas tras cerca de dos meses de confinamiento, cierre y pérdida de actividad, ingresos y empleo. Unos autónomos decidieron dar ya el salto y otros han preferido esperar unos días hasta que tengan más claras las medidas de seguridad establecidas o comprueben que hay efectivamente demanda suficiente como para afrontar el riesgo económico y sanitario. Los propietarios de peluquerías fueron de los más lanzados porque, además, tenían ya citas previas concedidas desde hace semanas. Heladerías, pequeñas tiendas de ropa, librerías o negocios hosteleros también dieron ayer el primer paso a lo que se espera que sea la recuperación económica, aunque la incertidumbre es máxima.

Cristina Rojo, propietaria del centro de estética Lovely Beautee, ubicado en el centro de Málaga, es de las que ha preferido aguardar unos días, aunque ayer estaba en su local. “Esta semana es para ponerlo todo en orden y mi idea es volver a abrir al público el próximo martes 12 de mayo, aunque siempre se tiene el miedo de ver cuántas clientas habrá o si hay ahora una avalancha y luego un parón”, señala esta empresaria, quien subraya que “he dejado una semana para ver cómo va todo porque no me gusta hacer las cosas con prisa y cuando abramos lo haremos en condiciones porque no podemos dar un mal servicio”.

Rojo asegura que está “super descontenta porque no sabemos nada”. “Nos hemos gastado una fortuna en geles, guantes, mascarillas FPP2 y material desechable que no sabemos cuándo o cómo hay que utilizarlo, si hay que poner mamparas o no... Estamos ante una desinformación absoluta y actuamos por lo que nos dicta el sentido común”, prosigue esta autónoma, quien afirma que “estamos a verlas venir y con cero información”.

Es un sentir general. Salvador Pérez, presidente de la patronal Málaga & Comercio, va en la misma línea. “Estamos cortos de información y la poca que llega lo hace a cuentagotas. El BOE último con las medidas se publicó a las 20:00 del domingo, apenas unas horas antes de que pudieran abrir los comercios y así no se puede trabajar porque hace que la gente se pueda gastar dinero y tiempo en cosas que luego no le valgan”, incide Pérez.

El presidente de esta patronal subraya que “el tejido empresarial está con necesidad y con ganas de empezar ya a trabajar porque no queda otra”. A la necesidad económica de pagar los impuestos, a los proveedores o a los empleados se le suma la existencia de un importante stock que no todo el mundo puede aguantar en sus almacenes mucho tiempo, sobre todo si son pequeños comercios. También está el aspecto emocional. “Es muy duro tener un negocio que funciona bien y que ves que se cierra de la noche a la mañana y no sabes cómo vas a salir de esta”, expone.

Las normas de funcionamiento diseñadas por el Gobierno establecen que podrá haber un cliente por cada dependiente. “Es complejo porque hay muchos negocios que no pueden abrir para no perder más dinero porque así no cubren ni los costes. El comerciante tienen que ver que si abre no va a perder más que si permanece cerrado”, analiza Pérez, quien pide al Gobierno que “realmente lleguen las ayudas que anuncia”. “Los créditos ICO están ahí pero hay muchos empresarios a los que no les ha llegado y no hay que olvidar que eso es solo efectivo para poder financiarse y pagar a los proveedores”, continúa el presidente de esta patronal quien no la tiene todas consigo. “Vamos a pasar un año muy complicado pero dentro de eso hay que intentar que la información se dé con el tiempo necesario para que no haya problemas”.

Miguel Ángel Jiménez, propietario de la heladería Martel, sí levantó ayer la persiana de su negocio, aunque solo podía entregar helados sin poner mesas en la terraza. Otra empresa hostelera, en este caso Casa Sista, ofrecía encargar y recoger gratis raciones de arroz con bogavante a partir de las 13:00 hasta que se acabaran las existencias. Una buena forma de atraer clientela y, como decían en su publicidad, “comenzar la semana con fuerza”. El peluquero Jorge Morais inició la jornada a las ocho de la mañana y la terminó bien avanzada la tarde. Ha comprado todo tipo de material desechable y su imagen pelando a un caballero fue y será una de las instantáneas para la historia de esta crisis sanitaria del coronavirus en Málaga.

Lola Soria tiene tres zapaterías muy conocidas, dos de ellas en el centro de Málaga en la calle San Juan y otra en El Palo. Ayer no abrió ninguna pero sí se pasó por el centro a ver qué ambiente comercial había. “En calle San Juan estaba casi todo cerrado”, comentó. Hoy martes irá por la zona de El Palo para hacerse una idea y, en función de lo que vea, decidirá cuándo abre sus establecimentos. “Mi intención es abrir la semana que viene una de las tiendas de calle San Juan y la de El Palo, pero dependerá de si hay gente porque los negocios del Centro viven del turismo y ahora no hay, mientras que la gente se queda en sus barrios”, expone esta empresaria. “En el centro hay pocos residentes y no se puede abrir por abrir”, recalca.

Entrega de arroz con bogavante en Casa Sista. Entrega de arroz con bogavante en Casa Sista.

Entrega de arroz con bogavante en Casa Sista. / Javier Albiñana (Málaga)

Soria asegura que “tengo las medidas higiénicas [aparte de los desechables ha adquirido luces ultravioletas para la desinfección de los zapatos] pero lo que no tengo tan claro es que haya negocio”. Esta semana, aunque tiene los establecimientos cerrados, sí cuenta con dos citas previas para cambiar unos zapatos a dos personas mayores, dándole a cada una distinta hora. Esta empresaria afirma que trabaja mucho con el ancho especial y que tiene una clientela fiel de personas mayores, lo que les dificulta su movilidad. También desgrana que darán guantes a todos los clientes, aunque lleven los suyos propios, y gel para evitar el contacto continuo de las manos con los zapatos que estén en exposición, así como que harán zonas porque sus establecimientos tienen una media de 20 metros cuadrados.

Soria critica que no haya habido claridad a la hora de establecer las normas a seguir. “Hay mucha desinformación. En mi caso hemos comprado la máquina de luz ultravioleta pero por mí misma, porque nadie dice si hay que ponerla o si no o si sirve realmente. Tampoco nadie sabe cuánto tiempo hay que tener la prenda guardada”, explica Soria, quien teme que los comercios tengan muy complicada la subsistencia como haya un nuevo rebrote y los ciudadanos tengan que volver a un confinamiento severo, algo que podría pasar en función de la evolución del virus en Málaga en las próximas semanas.

Esta autónoma malagueña tampoco está satisfecha con el sistema de ayudas que ha anunciado el Gobierno. “No tiene palabra, no nos están ayudando. Dicen mucho, pero pedí un crédito ICO y ya no había dinero. He conseguido una póliza del banco a más interés, pero los ahorros ya me los he gastado porque, aunque tenga un Erte a las plantillas, la venta de calzado tiene uno de los convenios colectivos más caros de España”, denuncia.

El caso de Carlos Pérez, el propietario de la cadena de cafeterías La Bella Julieta, entre otros negocios, es distinto. Podrían abrir para llevar, pero lo ve inviable. “Nosotros abriremos ya en la tercera fase, que es cuando podría salir algo medio viable al poder llenar la mitad del aforo dentro y fuera, pero ahora es imposible si no se puede utilizar el interior de los establecimientos ni la terraza”, explica. Mientras tanto, Pérez señala que están tirando como pueden con créditos ICO y tras la presentación de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo con distintos grupos de afección en función de la empresa.

Los dueños de los comercios, en cualquiera de sus vertientes, tienen ante sí uno de los mayores retos de su historia. Posiblemente el más difícil. Casi dos meses cerrados, una reapertura con poca información, una inversión considerable en distintos tipos de medidas que cada uno toma prácticamente por su cuenta, y la incertidumbre máxima de si tendrán clientes o de si no se volverá al cierre si el virus, que sigue en la calle y no hay vacuna, vuelve a afectar a otros miles de personas en esta provincia.

Jorge Morais. Peluquero

“Voy a tener que trabajar todos los días de la semana y no será rentable”

Jorge Morais atiende a un cliente en la Bio Peluquería. Jorge Morais atiende a un cliente en la Bio Peluquería.

Jorge Morais atiende a un cliente en la Bio Peluquería. / Javier Albiñana

A Jorge Morais, propietario de la Biopeluquería, situada junto a la calle Beatas le esperan maratonianas jornadas de trabajo y escaso rendimiento económico. Lo tiene asumido, pero la otra opción es cerrar su empresa. A las 8 de la mañana estaba ayer en su local “para prepararlo todo”. “Nos ha costado todo un dineral y mucho tiempo, porque hemos comprado mascarillas, guantes, gel, patucos o una máquina de ozono que la ponemos por la noche para que purifique todo el local”, afirma.

Tiene citas concertadas para el próximo mes y medio, pero entra una persona cada hora y media, independientemente de que sea una señora para un tinte o que se pele un hombre y lleve menos tiempo. “Entra una persona cada hora y media y entre servicio y servicio dejamos 15 minutos para desinfectar. Si no se ha terminado hemos habilitado una sala de espera fuera”, prosigue. La rentabilidad está lejos porque, detalla, “así podemos atender a unas tres personas por la mañana y otras tres por la tarde, por lo que no cubro gastos y es una ruina”.

Para intentar solucionarlo, aunque ve que tampoco será rentable, va a trabajar todos los días desde las nueve de la mañana hasta las 10 de la noche, añadiendo los sábados y los domingos. Incluso se ofrece a trabajar a las 11 de la noche si alguna clienta se lo pide. “No voy a descansar porque quiero atender a todos mis clientes y que nadie se quede atrás”, recalca Morais, quien critica que le hayan cobrado la tasa de autónomo pese a estar dos meses sin trabajar. “El Gobierno no me ha pagado ni por Erte, ni cese de actividad ni nada, por lo que hay que ser creativo, autosuficiente y renovarte porque si no estás muerto porque ayudas cero”, insiste.

Marina Rosado. Propietaria de tienda de ropa

“Espero que se pueda recuperar la normalidad, que falta nos hace”

Marina Rosado en su establecimiento. Marina Rosado en su establecimiento.

Marina Rosado en su establecimiento. / Javier Flores (Ronda)

Aunque los pequeños comercios podían comenzar a funcionar desde ayer, pocos fueron los que en Ronda se animaron a abrir sus puertas para atender a sus clientes con cita previa. Uno de ellos fue la tienda de ropa Colet, situada en la calle Virgen de la Paz frente a la turística plaza de toros y a pocos metros de la habitualmente bulliciosa Carrera Espinel.

Ayer, sus responsables, Marina Rosado y Auxi Campos, iniciaron los trabajos de limpieza y preparación para comenzar a recibir a sus clientas. Fue una decisión que tomaron a última hora de la noche del domingo tras comprobar que finalmente su actividad aparecía reflejada en el BOE para una posible apertura. “Estamos preparando todo de cara al día 11, pero ya hemos anunciado que si alguna clienta quiere venir le atenderemos estos días con su cita”, explicó Marina.

En el interior del local los percheros lucen toda una temporada que estaba prevista para los abundantes eventos que puecen producirse en estas fechas y que han sido todos anulados debido a la crisis sanitaria, especialmente bodas y comuniones. Ellas tienen la esperanza de que una vez que la actividad se retome se pueda ir recobrando la normalidad en el negocio y así poder ir borrado los complicados momentos que les tocó vivir.

“Esperemos que todo pueda ir recuperando la normalidad, que falta nos hace”, insistía Marina mientras seguía con la labores de limpieza en su tienda. Eso sí, su forma de trabajar no cambiará mucho, ya que ya funcionaban como una tienda de atención muy personalizada excepto cuando había una mayor presencia de turistas. Eso sí, ahora las mascarillas y el sistema la higienizar la ropa serán parte habitual del trabajo.

Pedro Porras. Barbero

“Antes podía tener un cliente cada 30 minutos, ahora cada 45”

Pedro Porras, ayer, antes de atender a un cliente. Pedro Porras, ayer, antes de atender a un cliente.

Pedro Porras, ayer, antes de atender a un cliente. / Javier Flores (Ronda)

La agenda de Pedro Porras se comenzó a llenar con el simple hecho de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara que las peluquerías y barberías podrían abrir a partir de este lunes. Eso sí, nada es ya igual, ya que funciona con cita previa y no permite que los clientes entren en el establecimiento antes de que termine el trabajo con el cliente que esté atendiendo en ese momento.

Además, también decidió no realizar arreglos de barba todavía para evitar que se tengan que quitar la mascarilla en el interior del local, ya que de otra forma es imposible realizar ese trabajo. Las batas desechables han pasado a ser habituales y el tratamiento para desinfectar los utensilios también. “Algunas de las medidas de higiene tras las venía haciendo, aunque ahora lo hago con todo el material y tras cada cliente”, explicaba Porras mientras colocaba todos los elementos utilizados para introducirlos en la máquina de higienización. Además, las tijeras y maquinillas también reciben un tratamiento especial de desinfección tras cada uso.

“Así evitamos también que pueda quedar algún resto de piel”, indica. En su caso la agenda la tiene completa durante toda la semana, aunque también reconoce que ahora se tarda un mayor tiempo para atender a cada persona. “Antes tenía una cita cada 30 minutos y ahora la tuve que poner cada 45”, por lo que la rentabilidad del negocio también desciende, aunque espera que la vuelta a la normalidad pueda servir para mantener la actividad que ahora parece muy importante. Y es que en el sector temen que una vez que pase la alta demanda que se está produciendo en estos momentos se pueda producir una bajada de la demanda.

Miguel Angel Jiménez. Propietario de la heladería Mardel

“Ahora viene nuestra temporada alta. A ver qué ocurre”

Miguel Angel Jiménez atiende a una clienta en su heladería. Miguel Angel Jiménez atiende a una clienta en su heladería.

Miguel Angel Jiménez atiende a una clienta en su heladería.

La heladería Mardel es la única que hay en la avenida Imperio Argentina, al margen de los helados que puedan ofrecer las cafeterías o restaurantes de la zona. Tiene un público, por tanto, fiel durante prácticamente todo el año y ayer volvieron a abrir sus puertas, aunque solo para comprar y llevar, nadie podía sentarse en la terraza. Su propietario, Miguel Ángel Jiménez, explica que ha cambiado el diseño para la entrada y salida de los clientes. Tiene dos puertas y, antes de la crisis sanitaria, se podía entrar y salir de forma indistinta por cada una de ellas.

“Ahora he dejado una sola de entrada y una sola de salida, creando así un corredor por el cual el cliente entra, pide el helado y sale por la otra puerta por lo que se puede respetar la distancia de seguridad de dos metros sin problema”, señala. Al mediodía una joven entra a comprar helados y Jiménez le atiende con las medidas de seguridad oportunas, especialmente una pantalla que le cubre la cara. Jiménez se queja por la falta de ayudas. “Tendría que haber más. Soy autónomo y lo que te ofrecen son créditos que son unas migajas y que, además, haces que estés embargado el resto del año”, subraya.

Jiménez critica que ningún empleado ha cobrado prestación por el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (Erte) “por lo que hemos sufrido”. Dentro de lo malo, este empresario explica que quitando la Semana Santa y el mes entero de abril, “nuestra temporada alta viene realmente ahora por lo que hemos podido aguantarlo mejor pero veremos qué ocurre en los próximos meses”. Nadie concibe un verano sin helados, pero habrá que hacer un mayor esfuerzo para comprarlos.

José Antonio Ruiz. Librero

“Hemos pasado de atender al día tres pedidos ‘on line’ a recibir 20 o 25”

Un librero ayer en Málaga. Un librero ayer en Málaga.

Un librero ayer en Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

Era un día esperado por muchos: cerradas desde mediados de marzo por imposición del estado de alarma, las librerías independientes del comercio minorista y con locales de una superficie inferior a cuatrocientos metros cuadrados recibían luz verde para abrir ayer dentro de las medidas previstas en la fase 0. No obstante, la apertura debía darse bajo condiciones muy estrictas: únicamente se podría atender mediante cita previa, para recoger pedidos.

Ante tales límites, y ante la falta de información a la que atenerse, la mayoría de las librerías de Málaga han optado por no abrir este lunes y aprovechar estos días para trabajar en la limpieza, desinfección y acondicionamiento de sus locales con vistas al próximo día 11, cuando, en virtud de la fase 1, los clientes podrán entrar ya a los establecimientos sin necesidad de cita previa.

Es el caso de Rayuela, sus propietarios, Juan Manuel Cruz y Mari Carmen Niño, explicaban que, de momento, prefieren limpiar, desinfectar, instalar mamparas y dispensadores de gel y dejar en su librería una impresión de “absoluta seguridad” con vistas al próximo lunes.

Proteo, en Puerta de Buenaventura, tampoco abrió sus puertas ayer, pero abrirá hoy, para lo que sus responsables llevan varios días trabajando a destajo para dejar el local a punto. Luces, en cambio, sí abrió ayer lunes su local de la Alameda Principal. Los responsables de las tres librerías citadas señalan un aumento considerable de las ventas on line.

José Antonio Ruiz, director de Luces, precisó que el volumen de ventas on line ha crecido en su caso de “los tres o cuatro pedidos diarios a entre 20 y 25, por lo que nos gustaría explorar las posibilidades de aumentar la venta en internet aunque tengamos la tienda abierta, y prefiramos que los clientes vengan aquí”.

Jesús Tejedor. Director de eventos del grupo Da Bruno

“El take away se establecerá en un 20% cuando regrese la normalidad”

Director de eventos del grupo Da Bruno, en Marbella, Jesús Tejedor. Director de eventos del grupo Da Bruno, en Marbella, Jesús Tejedor.

Director de eventos del grupo Da Bruno, en Marbella, Jesús Tejedor. / M. H.

Los servicios de recogida (take away) y entrega a domicilio de pedidos en el sector de la restauración es una modalidad que ha venido para quedarse y que supondrá un 20% de la actividad una vez que se recupere la normalidad tras la desescalada anunciada por el Gobierno, según valoró el director de eventos del grupo Da Bruno, en Marbella, Jesús Tejedor.

El establecimiento retomó el servicio tras paralizar la actividad una vez que se decretó el estado de alarma, una experiencia que está siendo “muy positiva” y con “una gran solicitud por parte de los clientes”. Así, los 5 restaurantes que tiene el grupo repartidos por la ciudad registran al día “una media de entre 30 y 40” encargos, y además de su carta tradicional se ha introducido una propuesta de sushi para “fusionar las cocinas italiana y asiática”.

“Hemos conseguido nuestro objetivo, que era poner a su disposición todos sus platos favoritos”, apuntó Tejedor sobre el servicio de recogida y entrega a domicilio, que antes suponía el 10% de la actividad y que “es una pequeña pata”. Con 5 establecimientos y una plantilla que supera los 250 trabajadores en temporada alta, “esto es una puesta en marcha, pero no es la actividad fundamental que estamos acostumbrados”.

Respecto a la desescalada, Da Bruno afronta la vuelta a la normalidad con una ventaja y es que cuenta con “espacios muy grandes y mucha terraza” ante el anuncio del Ejecutivo de operar al 50%. “Nosotros estamos en la casilla de salida bastante bien por la capacidad que tenemos, pero entendemos que en el sector hay una verdadera preocupación por esas medidas con limitación de aforo porque a los negocios pequeños les va a costar muchísimo”.

En este información han colaborado Pablo Bujalance, Javier Flores y María Jesús Serrano.

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