El misterioso pintor dorado de Rincón de la Victoria continúa dejando su huella en la capital malagueña. A los distintos elementos del mobiliario urbano que estos días han aparecido en calle Alemania, junto al Centro de Arte Contemporáneo (CAC), y en el campus de El Ejido, se suma ahora una papelera de color oro situada cerca del centro de salud de El Palo. De ahí que la Policía Local de Málaga se haya coordinado con la del municipio para tratar de localizar al autor, que todavía no ha sido identificado. No en vano, el alcalde de la localidad, Francisco Salado, pidió la semana pasada la colaboración ciudadana para llegar hasta el responsable. Y es que los hechos pueden constituir un simple acto vandálico o bien tratarse de una acción cultural.

La Ordenanza para la Limpieza de Espacios Públicos y Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos recoge que las infracciones muy graves son sancionadas con multas que oscilan desde los 1.501 euros hasta los 3.000 euros. Fuentes cercanas a la investigación indicaron que en este caso cobra forma la idea de que no se considere una infracción administrativa sino un ilícito penal, ya sea como falta o como delito dependiendo del montante total de los daños causados. En tal circunstancia, le correspondería al juez imponer una pena de multa o trabajos en beneficio a la comunidad o bien privativa de libertad. Para ello, eso sí, el Ayuntamiento debería interponer previamente una denuncia, algo que muchos consideran improbable teniendo en cuenta la aceptación que el artista ha tenido entre los vecinos.

El artista callejero comenzó a vestir de color oro el mobiliario de Rincón hace escasas semanas. Los hallazgos de elementos con tonos dorados han generado un halo de misterio que ha supuesto, por ende, una enorme repercusión mediática. Y es que las reacciones, desde el principio, no tardaron en llegar. "Mira cómo están pintando las papeleras en mi pueblo", mostraba orgullosa la fotografía de una papelera dorada, Lucía Aguilar, una joven de Rincón de la Victoria.

A juicio de otra residente, esta novedosa práctica proporcionaba "un toque chic al paseo marítimo". La mayoría de los vecinos que lo contemplaban sonreían al verlos. Para unos, el color elegido es muy "elegante", mientras que para otros resulta "demasiado atrevido". Los más mayores apuestan por el blanco "más tradicional". En lo que muchos coinciden es en preguntarse "quién ha tenido la ocurrencia de elegir ese color y dedicarse a pintarlos durante la noche".