“Vives los 10 peores minutos de la vida de cada persona. A veces tienes el papel de héroe y otras el de villano”. Juan A. Campos, uno de los agentes homenajeados ayer por sus 20 años de servicio en la Policía Local, ha sabido sortear con entusiasmo los vaivenes de su trayectoria. “Ser policía es una condición, no una profesión”, aseguró convencido. De sus inicios recuerda el caso de un bebé que sufrió una muerte súbita en la zona de la Colonia, pese a que llegó, subrayó, con un compañero “en menos de un minuto”. “Tenía ese pequeño cuerpo en mis manos intentándole dar vida. Los padres veían en mí un salvador”, se lamenta. También mantiene en la retina otro momento en que, estando fuera de servicio junto a su mujer, también policía, detuvo a un hombre que circulaba ebrio y que intentó agredirles. “No lo piensas, actúas”, apostilló.

En otros municipios como Marbella, el policía local Jesús Gil Merchán ha sido uno de los condecorados, en su caso como homenaje a su trayectoria. Además, protagonizó el rescate de vecinos en el incendio de una vivienda ocurrido en calle Linda Vista. Durante el acto, el efectivo, agradeció el reconocimiento y el apoyo recibido por parte del anterior jefe de la Policía Local del municipio, José Andrés Montoya. Cabe recordar que Gil Merchán llegó a ser suspendido durante dos años y medio tras detenerle la Policía Nacional por violación, corrupción, tráfico de drogas y lesiones. El juez decretó prisión provisional sin fianza e ingresó en la cárcel de Alhaurín de la Torre. El caso se archivó después por falta de pruebas.

La actuación de Antonio Miguel Pareja, que auxilió a un menor de 7 años en diciembre del año pasado, fue reconocida como el servicio policial más humanitario. Ocurrió el día 1 mientras el niño aguardaba su turno para visitar el belén municipal. El efectivo, que además es técnico profesional en riesgos laborales, recuerda que estaba organizando la cola cuando dos mujeres se le acercaron. Una de ellas aseguraba que su nieto “se ahogaba”. Antonio no tardó “ni 10 segundos en llegar” y comprobó que el pequeño no podía respirar. “Le hice la maniobra de Heimlich –también llamada compresión abdominal–. Estaba muy débil, no hablaba. Lo eché hacia atrás y expulsó el caramelo”, explicó Antonio. El niño rompió a llorar al tiempo que expresaba “que no se quería morir”. “Lo cogí en brazos, le di un besito y le dije que no iba a hacerlo. Después me tuve que sentar, me temblaba todo”, destacó.

Un total de 213 agentes recibieron, con motivo del día del patrón, San Rafael Arcángel, la medalla al mérito policial por los años de trabajo cumplidos. En esta ocasión se rindió homenaje a la mayor promoción que ha tenido la Policía, la que ingresó en 2001. A esta generación pertenece Fernando Bouzas, uno de los funcionarios a los que su padre, inspector jefe de la Policía Nacional jubilado, entregó el distintivo en una celebración en que resaltaron que un “buen policía nunca se jubila, solo deja de vestir el uniforme”.

José Ríos, retirado hace 21 años, ha inculcado a sus tres hijos su pasión por la Policía. Ayer, dos de ellos, Juan José y Jorge, fueron distinguidos por su trayectoria. Este último, el mayor, recordó los cambios que ha experimentado el Cuerpo. “Ahora se nos reclaman otras funciones, no solo en tráfico sino cada vez más de seguridad ciudadana. Estamos preparado para ello”, indicó.

Pero no todos los héroes visten uniforme ni portan placa. La Policía distinguió a Eduardo Cobos, un vecino que salvó la vida de otro, de avanzada edad, en la barriada de San Alberto, arriesgando su vida en un virulento incendio que se declaró en una vivienda hace unos meses.

El concejal de Seguridad, Mario Cortés, ensalzó la labor de los efectivos que participaron en el dispositivo de la pasada Feria, que ha sido, destacó, “la mejor que se recuerda”, y desgranó las mejoras que el Ayuntamiento tiene previsto llevar a cabo en la plantilla, caso de la renovación de la flota del parque móvil, que ya cuenta con 30 vehículos más, y la incorporación de 36 policías, que entrarán en la academia en noviembre. Esta semana, además, se repartirán 159 chalecos.

El jefe de la Policía Local, José Fernando Cerezo, felicitó a sus efectivos “por estar a la altura de la ciudad”, y afirmó orgulloso que la seguridad de Málaga “es más que aceptable”. Entre los momentos más emotivos destacó la mención al agente Marcos Farfalla, fallecido recientemente.