Málaga

Un polígono que se convirtió en ciudad

  • La actual Avenida de Andalucía ya se empezó a plantear en el siglo XIX con la intención de prolongar la Alameda hacia el oeste

Lo que hoy en día es una de las principales arterias de tráfico de la ciudad, no hace ni 40 años era una enorme extensión donde se empezó a construir el polígono Alameda, más popularmente conocido como la Prolongación de la Alameda. Fue el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, diseñado por Ricardo Álvarez de Toledo y Eduardo Caballero y aprobado en 1971, el que contemplaba el crecimiento urbanístico de la ciudad hacia la Vega del Guadalhorce mediante la planificación de áreas residenciales, industriales y de servicios como la universidad, un hospital o centros deportivos.

Los primeros proyectos para ampliar la Alameda hacia el oeste a través del barrio del Perchel se formularon a mediados del siglo XIX. Estos planes empezaron a tomar forma a partir del plan elaborado por el arquitecto Daniel Rubio en 1929 y que estructuraba el crecimiento de la ciudad mediante la prolongación de la Alameda y la articulación de un sistema radial comunicado a través de rondas, con lo que se pretendía ordenar una superficie calculada para una población de 200.000 habitantes con una densidad de 200 personas por hectárea, explicó el historiador Víctor Heredia.

Las expropiaciones y los derribos comenzaron a partir de 1940. "La nueva vía proyectada atravesaba el antiguo barrio del Perchel y su construcción implicaba la desaparición de cientos de edificios y de numerosas calles", dijo el experto. Además, el barrio obrero quedaba dividido en dos sectores, uno al sur articulado por las calles Ancha y Cuarteles, y otro al norte, en torno a la iglesia de Santo Domingo, que lindaba con el barrio de la Trinidad, por lo que fue necesario reubicar a miles de malagueños a través de los sucesivos programas de viviendas promovidos durante el franquismo.

El proyecto y la ejecución de la ambiciosa obra del polígono Alameda fueron asumidas por el Ministerio de la Vivienda, que arrebató esta competencia al Ayuntamiento. Junto a la avenida central, que recibió el nombre de la Avenida de Andalucía, se plantearon otros dos ejes paralelos: la Avenida de la Aurora y la calle Hilera. En la imagen ya se ven los primeros bloques de viviendas que se levantaron en las manzanas establecidas en la planificación, y a lo lejos se divisa la barriada de Carranque que "había surgido en los años 50 como ciudad satélite de acuerdo a principios ruralizantes y que con esta obra se integró en la ciudad", contó.

Así, a finales de la década de los 70 ya se disponía de un nuevo eje de comunicación hacia el oeste -la costa y el valle del Guadalhorce a través de las rondas que se completarían posteriormente- y de una nueva área central que albergaba, aparte de bloques de viviendas de clase media especialmente habitadas por funcionarios, edificios administrativos como el de Hacienda, Correos o el Edificio Negro, centros comerciales como El Corte Inglés, y sedes de instituciones bancarias y financieras como por ejemplo las Cajas Provincial de Ronda y de Antequera que construyeron bloques en la zona donde se ubica la actual sede central de Unicaja.

La fisonomía de esta zona de la capital ha cambiado mucho desde entonces. Pero ha logrado erigirse como el nexo de unión de la parte nueva y la vieja de una ciudad que tenía su límite en el río.

l el alto precio que pagó el perchel. La construcción de lo que hoy en día se conoce como la Avenida de Andalucía contribuyó en buena medida a la ruptura y desaparición del barrio de El Perchel, uno de los más antiguos y tradicionales de la ciudad, que entró en un grave proceso de degradación desde entonces y que ha terminado por destruirlo casi por completo. En la foto se ven entre los restos de El Perchel edificios a medio derribar como el colegio de San Carlos (popularmente conocido como Las Bravas), o zonas agrícolas como las de la calle Hilera ocupadas después por centros escolares.

l el reproche a un proyecto. En opinión de algunos autores, como Alfredo Rubio, el polígono Alameda supuso la pérdida de una oportunidad histórica para haber creado una imagen de ciudad moderna, ya que no se produjo con la suficiente calidad ni en sus infraestructuras ni en su paisaje. Eso ha generado numerosas críticas debido a la masificación que ha acarreado en las décadas posteriores.

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