Málaga

Los primeros rostros de la guerra de Ucrania en Málaga

Ucranianas junto a cajas que contienen ayuda humanitaria para su país.

Ucranianas junto a cajas que contienen ayuda humanitaria para su país. / JAVIER ALBIÑANA (MÁLAGA)

Oksana, Katherina, Victoria, Yaroslava y Evelina son los rostros de cinco mujeres ucranianas que han visto el horror de la invasión rusa y han escuchado cómo las bombas caían en las bases militares y aeródromos de sus municipios. Todas ellas llegaron hace unos días a la provincia malagueña, dejando atrás sus hogares y a los hombres de su familia defendiendo el país. Muchos, se han quedado por obligación; otros, por amor propio a su tierra natal.

No hablan español y conocen pocas palabras del inglés. Obstáculos que no les han impedido ayudar a clasificar y empaquetar la ayuda humanitaria que llega a la sede que comparten la Organización Social de Acción Humanitaria y la Asociación Solidaridad Asistencial en Compañía –ubicada en el número 36 de la calle Virgen de la Servita–.

Han experimentado en primera persona la barbarie y saben de la importancia que supone enviar medicamentos, alimentos o cualquier otro producto de primera necesidad.

Las hermanas Oksana y Katherina, acompañadas por su madre Victoria, llegaron el domingo en un autobús. Ellas salieron de su ciudad natal, Líviv, próxima a la frontera con Polonia. Un punto en el que se están produciendo aglomeraciones con retenciones de hasta 48 horas, según ha informado la ucraniana afincada en Málaga hace más de 20 años Oksana Danylkiv, por lo que muchos ciudadanos han decidido huir por la frontera con Hungría y con Rumanía.

El destino escogido por esta madre y sus dos hijas de 16 y 21 años fue Málaga. Y es que el padre de esta familia sabía que en la ciudad vivía un viejo conocido: el hermano de Oksana Danylvik. Envió un mensaje de auxilio pidiendo que las acogiera en su casa. Y así lo ha hecho. Pese a que habita en undomicilio de pocos metros cuadrados, ha abierto las puertas de su casa y se ha trasladado al salón para ceder su habitación a la mujer e hijas de su compatriota.

Yaroslava y Evelina emprendieron el viaje desde Rivno en coche y, actualmente, residen en el municipio de Cártama. Sus rostros se notan cansados, aunque sus manos muestran lo contrario. Con energía, clasifican ropa, la empaquetan y marcan las respectivas cajas. En mitad de la tarea, la madre de la niña no puede contener las lágrimas. En sus ojos claros se refleja el horror grabado en la retina. En este caso, la lengua no supone una barrera y algunos miembros de la Agrupación de Desarrollo de Voluntariado de Respuesta Rápida que se encuentan junto a ella la arropan y transmiten su calor.

Estas cinco mujeres tratan ahora de empezar una nueva vida sin olvidar a los que aún siguen allí y con la esperanza de retomar pronto lo que han dejado atrás.

La ucraniana Oksana Danylvik está haciendo ahora de traductora entre sus compañeras recién llegadas y la comunidad española, y pendiente del autobús que llega hoy a la capital para acoger en su hogar a quienes lo necesiten. Aunque está al pie del cañón, también muestra la sensibilidad y el cansancio propio del paso de los días. Ya se cumplen nueve días desde que las tropas rusas comenzaron la invasión de su país vecino. “Esto no tiene nombre en el siglo XXI, pero el pueblo ucraniano está resistiendo y más unido que nunca”, manifiesta, al tiempo que expresa su agradecimiento con “la solidaridad del pueblo malagueño".

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