Un programa pionero del SAS saca de la calle a 37 enfermos mentales
Un equipo de Salud Mental del Carlos Haya busca a los pacientes en las calles · La mayoría son hombres con esquizofrenia · Colaboran Faisem, ONG y servicios sociales
Hay enfermos mentales que viven en la calle y que están tan excluidos que ni siquiera son capaces de pedir ayuda. Un puñado de profesionales se planteó hace un par de años que era hora de salir a buscarlos para que también ellos tuvieran acceso a la sanidad. Así nació una iniciativa impulsada por un trabajador social, una psiquiatra y una enfermera que se ha convertido en el único programa de Andalucía que atiende a personas sin hogar con trastornos mentales.
Desde junio de 2006, el Programa de Intervención en Salud Mental y Exclusión Social (Pismes) ha logrado rescatar de la calle a 37 pacientes. En la actualidad, viven en centros de acogida, residencias, pensiones subvencionadas por la Fundación para la Atención Integral del Enfermo Mental (Faisem) e incluso con sus familias.
La iniciativa -pionera en la comunidad autónoma- corre por cuenta de profesionales de salud mental del Hospital Carlos Haya. En los últimos años, el equipo ha tratado a 116 enfermos, de los cuales casi la mitad -60- tenían trastornos mentales graves.
Los servicios sociales municipales y las ONG son los encargados de alertar de la existencia de una persona sin techo que aparentemente padece una enfermedad mental. Entonces entra en acción el equipo, que se traslada a la calle donde vive. "Empezamos por donde ellos quieren que empecemos. Una ducha, comida...", comentó Mercedes Roca, la enfermera del equipo.
Según explicaron los profesionales, mientras más tiempo permanecen en la calle, más difícil resulta luego la reinserción. Pero en dos años, el grupo ha conseguido que casi 40 abandonen la calle. Pedro González, el trabajador social impulsor de la iniciativa, apunta que el objetivo no es "limpiar" las calles, sino acercarles y garantizarles la asistencia como al resto de los ciudadanos que tienen la capacidad de acudir a los centros sanitarios. A otra parte de los enfermos no han conseguido sacarlos de la calle. "Sólo hemos logrado que no nos insulten o tomar un café, pero los logros son paso a paso. Para un trasplante hace falta alta tecnología, nosotros necesitamos tiempo y paciencia. Tenemos que ganarnos su confianza para que quieran volver", apuntó.
El trastorno mental más frecuente entre las personas sin hogar es la esquizofrenia. Esta patología afecta al 1% de la población, pero entre los sin techo llega al 10%. La mayoría de los enfermos tratados por el equipo eran varones (74%), casi todos españoles y la media tenía 46 años. Generalmente no siguen el tratamiento y abusan de la droga o el alcohol. Según González, para ellos el problema diario es saber si van a comer y buscar un lugar seguro donde dormir "para no ser agredidos ni violadas".
Tanto el gerente del Carlos Haya, Antonio Pérez Rielo, como el coordinador de Salud Mental del hospital, Fabio Rivas, destacaron el esfuerzo de los profesionales por asistir a unos pacientes que son difíciles dada su casi nulo seguimiento de los tratamientos. Pero ese trabajo se ha visto recompensado. El SAS acaba de convertir la iniciativa en un programa con personal específico contratado para la labor.
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