"Nuestra propia información genética es un tesoro"

Manuel Corpas ha realizado un informe completo sobre la genética de su familia y la ha colgado en internet para prever posibles enfermedades y paliarlas

Manuel Corpas, doctor por la Universidad de Manchester, ayer en Ronda.
Manuel Corpas, doctor por la Universidad de Manchester, ayer en Ronda.
Javier Flores / Ronda

11 de julio 2012 - 01:00

Los avances en el campo genético permiten obtener una gran información sobre cada individuo, como qué enfermedades contraerá en el futuro. ¿Pero cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a saberlo? Manuel Corpas, un joven científico de 35 años, no sólo cree que en un futuro cercano todo el mundo conocerá su información genética, sino que además ha decidido dar el primer paso y convertirse en un pionero a nivel internacional al analizar y hacer pública la información genética de su familia. Ayer, este doctor en Bioinformática por la Universidad de Manchester y responsable del proyecto Plant and Animal Genomes, del Genome Analysis Centre de Norwich, en Reino Unido, fue el centro de atención en el curso Informática de la salud: problemas, realidades y oportunidades.

-¿Qué objetivo perseguía con esta investigación?

-Quería conocerme a mí mismo de la mejor forma posible. Esta es una tecnología que ya está disponible, aunque todavía no hay mucha gente que hasta ahora haya realizado este tipo de análisis. Y era una buena oportunidad para hacer que la gente abra los ojos al potencial que tiene este tipo de tecnología y desmontar los mitos que tiene entre la sociedad.

-¿Qué factores permite descubrir un análisis como éste?

-Tenemos una gran información genética a nuestra disposición, que determina las características de cada uno. Puede aparecer desde el riesgo que tienes de padecer cáncer hasta que tienes el color de ojos que tenía tu abuelo. A lo que realmente hemos contribuido es a que por primera vez una familia se ha secuenciado genéticamente y además ha hecho pública toda esa información en internet. Eso no lo ha hecho nadie, porque la gente tiene miedo a mostrar esos datos en público. Pero esta información es un tesoro, porque te hace ser tu mismo y permite a los investigadores aprender la relación que hay entre los cambios genéticos que se dan en cada persona y sus consecuencias a nivel físico y psicológico.

-¿Se puede prevenir una enfermedad sabiendo que tiene riesgo de padecerla en el futuro?

-No, pero permite abordarlo mejor. Por ejemplo, si aparece que vas a tener parkinson, está demostrado que si tienes una mayor actividad cerebral y lees más se pueden retrasar los síntomas. Yo he trabajado mucho en el diagnóstico de enfermedades raras y muchos de estos pacientes no saben cuál es el causante genético que le provoca esta enfermedad. Así que el hecho de que la familia pudiera tener un diagnóstico para su hijo es un gran alivio, porque en vez de dar palos de ciego se tiene un objetivo en el cual se puede enfocar el problema. Pero también hay que respetar a la gente que no quiere conocer esta información, aunque tarde o temprano, cuando esta tecnología se haga accesible para todo el mundo, tu médico sí podrá saberlo. Y con esa información se puede hacer un análisis para saber qué anestesia es compatible con tu ADN a la hora de someterte a una operación, por ejemplo.

-¿Cómo reaccionó su familia cuando le propuso realizar este proyecto?

-Me preguntaron que dónde había que pagar (risas). Sin su apoyo desde la niñez no estaría hoy aquí, y los he invitado a mi conferencia a modo de tributo. Y además, como mis padres no son expertos genéticos, otro de mis retos era cómo transmitir los resultados a personas que no tienen un conocimiento profundo sobre este tema.

-¿No tenían reparos por saber lo que les podían deparar los resultados?

-No teníamos ningún miedo. Lo que sí puede producir reparo es cuando se ven algunos resultados, como que el principal factor genético de mi tía es que iba a tener trombosis, y de hecho ya ha tenido dos trombosis, así que es una confirmación muy potente. También vi que mi padre tiene una alta probabilidad de ser intolerante a la lactosa, lo que explica por ejemplo que el yogur no le siente muy bien o que prefiera el té antes que el café con leche (risas).

-¿Qué le diría a los jóvenes que quieren dedicarse a la investigación en estos momentos tan difíciles?

-Que lo más importante, como dice mi padre, no es que seas muy listo, sino la determinación y la voluntad que le pongas al trabajo. Yo vengo de una familia humilde. Mi padre era panadero y yo sé lo que es trabajar a 40 grados en los hornos, así que eso fue una gran motivación para mí. Y nunca fui una persona que siempre sacaba sobresaliente, más bien solía sacar notable, pero tenía la determinación de que esto era realmente lo que me gustaba. Y también les diría que es bueno salir de España, porque aquí no hay lo que hay fuera. Si yo no lo hubiera hecho, no habría logrado todo esto.

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