Una propuesta gastronómica de diseño que incluye vistas al mar
l Bar Restaurante Mulse. Paseo Marítimo Rincón de la Victoria, junto a Virgen del Carmen. Horario bar: todos los días de 16:00 a 4:00. Restaurante: de martes a sábado, de 13:30 a 15:30 y de 21:30 a 00:30. Reservas: 952 40 13 65.
MULSE
La playa del Tajo, a pie de los acantilados de El Cantal, es uno de esos rincones mágicos que tiene el litoral malagueño. Los túneles que conforman la unión entre La Cala del Moral y Rincón de la Victoria se convierten en un retiro perfecto para pasear. Sus arenas, un lugar recomendado para tomar unos rayitos de sol. Y en este enclave escogido por muchos cuando Lorenzo asoma se asienta el Bar Restaurante Mulse. De noche, con la luna, se convierte en un romántico escenario para cenar.
Dicen Harald, Juan José y Manolo Rivas Aagesen, propietarios del local, que aunque "Mulse existe muchísimo antes y se alimenta de la vivienda familiar", para ellos "es una parada obligatoria de amigos", "un sitio de reuniones interminables donde la familia agasaja a los invitados y no invitados". Estos tres hermanos fundaron en este mismo lugar la conocida cervecería Carlsbar en julio de 2002, tres años después se atrevieron a abrir en la planta de arriba este restaurante que ofrece otra alternativa a pie de playa. Y es que sin ser coincidencia todos dejaron sus trabajos y acabaron relacionando sus vidas con la hostelería. "Trabajaba en una oficina. Sólo cocinaba para mis amigos y para mí, y de pronto me embarqué en este negocio", cuenta Manolo, que es el cocinero de este peculiar local que ofrece una propuesta distinta junto al mar. Él es el responsable de las croquetas de jabalí con confituras de grosellas, del tataki de buey o de los huevos estrellados. "Además de la carta tenemos más sugerencias que a gusto del cliente se van incorporando, pero hay platos que los tenemos desde que empezamos porque son los más demandados", explica Manolo sobre los ya apuntados. Sugerencia también de gran éxito las tablas de paté, las anchoas del cantábrico Doble 00 o la variedad de crepes. Además de probar las distintas ensaladas que elaboran, se aconseja degustar el chuletón de buey, los filetes de ciervo o la plumita ibérica con crema cuatro quesos. En pescado, se puede encontrar merluza en salsa verde, bacalao o vieiras. En postres puede haber hasta croquetas de plátano. Indispensable el brownie, el coulant o el surtido de minipastelitos.
El Mulse (concepción latina de hidromiel), recibe su nombre de la primera bebida fermentada que se conoce. Los vikingos la bebían para honrar a sus dioses y los romanos la utilizaban bajo el término "luna de miel" para consumirla en grandes cantidades durante la luna llena para después de las nupcias engendrar al primogénito masculino. Y lo cierto es que aquí también entienden de bebidas. No sólo tienen una gran variedad de cervezas sino que además cuentan con una carta de ginebras con más de 40 referencias. De vinos, se pueden encontrar hasta 70 diferentes. El local tiene dos salones, dos reservados -uno de ellos es una bodega- y una terraza exterior.
El Mulse siempre fue conocido como el Carlsbar, una cervecería donde además de buen ambiente, los lunes hay trivial y los viernes, conciertos. Para el 18 de febrero está programada la actuación de Javier Ojeda. Además, según explicó el jefe de sala, Antonio Sánchez, la próxima aventura en la que piensan embarcarse es ofrecer platos fríos en la terraza de abajo con una original carta de vinos: Ojo de Liebre, Teta de Vaca, María de la O, o Cojón de Gato. "Está diseñada para aquellos que prefieren una comida informal y no quieren subir. Además, apostamos por introducir algo que sí se queda en Europa como es copear con vinos por la noche", adelantó. Así, entre cervezas y vinos, croquetas, vieiras y chuletones, música y vistas para disfrutar, es fácil enamorarse del Mulse cuando uno lo ha pisado.
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