La provincia tiene registrados 9.806 perros peligrosos, el mayor número de Andalucía

El número de perros potencialmente peligrosos no para de crecer en Málaga desde que hace años se pusieron de moda como mascota. Su agresivo perfil no parece disuadir a los propietarios de estos animales que en la provincia ya son 9.806, el mayor número registrado en Andalucía. Los estrictos controles impuestos por la Administración andaluza para la tenencia de un perro de las razas consideradas más peligrosas tampoco suponen un impedimento para las personas que se deciden a adquirir un rottweiler, un pitbull o un american staffordshire terrier.

Son las razas más numerosas inscritas en el Registro Andaluz de Identificación Animal (RAIA), en el que deben ser incluidos todos los perros considerados potencialmente peligrosos, así como los canes de cualquier otra raza, los gatos y los hurones. A fecha de 30 de junio de este año, según los datos facilitados por el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Veterinarios, eran 437.835 los animales de compañía identificados en la provincia, 394.723 de ellos son perros. El porcentaje de las razas peligrosas apenas representa un 2,5% del total, pero es significativo el espectacular aumento que esa cifra ha experimentado en la provincia desde 2007 cuando estos animales superaban ligeramente los 7.200.

La capital es el municipio donde más perros peligrosos están inscritos y alcanzan ya la cifra de 2.208 ejemplares. Le siguen Mijas, con 705, y Marbella, con 661. Todos ellos deben ser incluidos por sus dueños en los registros de cada ayuntamiento, puesto que son éstos los responsables de la vigilancia de que los animales peligrosos cumplan con todos los requisitos que establece el decreto andaluz 42/2008.

Además, los propietarios están obligados a tener una licencia concedida por el ayuntamiento y renovable cada cinco años, un seguro de responsabilidad civil por un importe mínimo de 175.000 euros, un certificado de reconocimiento de capacidad, no tener antecedentes penales y un certificado emitido por un veterinario sobre el estado del animal en el momento de darlo de alta en el registro. Además, el decreto obliga a que estos animales sólo podrán transitar por la vía pública sujetos por personas mayores de edad, atados con una correa irrompible de un metro de longitud máxima y un bozal, y queda absolutamente prohibido que entren en los espacios públicos destinados al ocio o esparcimiento de los menores. También está prohibido llevar más de uno de estos perros a la vez por su peligrosidad.