Si se tuviera que definir la historia del nuevo puente junto al Centro de Arte Contemporáneo (CAC) la palabra 'retraso' sería la más acertada. Del último plazo que dio el alcalde, Francisco de la Torre, "principios o mediados de septiembre", han pasado ya cuatro meses. 

Cuando se inició la obra, en noviembre de 2020, la fecha límite que se ofreció para que se pudiera acceder a pie desde calle Salitre hasta calle Alemania fue diciembre de 2021, por lo que la demora se dilata ya más de un año si tenemos en cuenta esa fecha. El siguiente anuncio desde el Ayuntamiento marcaba la Semana Santa como el hito en el que llegar para que, más tarde, se pospusiera a verano el plazo. 

Problemas han habido de todo tipo: encarecimiento y carestía de materiales, inflación galopante, huelgas de transporte... Pero lo cierto es que hace ya tres años y medio desde que en mayo de 2019 el Ayuntamiento cerrase al público la anterior pasarela por fallos estructurales que no garantizaban la seguridad de los peatones. Casi una legislatura completa, que con todo parece casi listo, no culminará sin el puente a disposición de los malagueños. 

En estos momentos, tras haber terminado las pruebas de seguridad, la estructura está terminada, a falta de molduras y otros detalles en los que se está trabajando en la empresa adjudicataria, aseguran desde Urbanismo. Pese a ello, nadie se arriesga a dar una nueva fecha para la colocación de la estructura.

El diseño del puente sobre el Guadalmedina que irá junto al CAC Málaga.

Haciendo repaso, tras varias idas y venidas, la obra fue adjudicada por Urbanismo en noviembre de 2020 a la unión temporal integrada por Construcciones Garrucho y Tevaseñal por 490.039 euros y un plazo de tres meses. Se modificó el proyecto y en enero de 2021 se autorizó la redacción del proyecto modificado. En agosto de 2021 se emitió el informe de aprobación de ese proyecto modificado y en febrero de 2022 se suscribió un acta de replanteo y hubo una suspensión temporal por la imposibilidad de obtener los materiales necesarios.

Complejidad de la estructura

Este fue, entonces, el principal problema que tuvo la empresa adjudicataria para poder terminar la pasarela en el tiempo y forma acordados con el Ayuntamiento. A las dificultades para encontrar materiales en las que se encontraba el sector de la construcción en general se añadía la complejidad de la infraestructura, que necesitaba de unos listones de una longitud que sólo fabricaban contadas empresas en el mercado. 

"Había que comprar hierro y acero para construir el puente así como unos traveseros muy largos de una sola pieza que no los hace cualquier fabricante. Con la pandemia y la guerra los proveedores no han podido dar el material y cuando se han recuperado están a un precio brutal", explicó en julio el concejal.

El máximo responsable de Urbanismo continuó narrando que, ante esta tesitura, tenían dos opciones. O ir comprando el material poco a poco conforme fuera llegando y mantener a la misma empresa a la que le fue adjudicada la obra, o suspender el contrato y licitar uno nuevo pero a los precios actuales, lo que supondría triplicar el importe de la licitación. El Ayuntamiento optó por la primera. 

El proyecto transforma por completo la imagen del puente anterior. Urbanismo apuesta por un diseño novedoso, que prescinde del hormigón armado postesado (correspondiente al puente integral existente actualmente) para utilizar cerchas metálicas. A estos se suma la inclusión de criterios de accesibilidad universal y la defensa de un concepto "contemporáneo" a través de una doble piel de aluminio perforado que envuelve a las cerchas metálicas. De este modo, se busca que la infraestructura tenga "cierto carácter escultórico, lo que generará una sinergia con el CAC".