Un puerto en permanente convulsión
La propuesta de levantar un edificio en altura en la esquina de los muelles 1 y 2 reabre el debate sobre el plan especial, del que la ciudad viene hablando desde hace 20 años · El cambio se plantea justo cuando parecía que todos los detalles de la conexión Puerto-ciudad estaban cerrados y consensuados
El Puerto y su eterno debate. Sumido desde hace décadas en la discusión ciudadana e institucional, la transformación de los muelles 1 y 2 en espacios de uso ciudadano retoma el escenario de la polémica, una esfera que pocas veces abandonó y en la que vuelve a asentarse cuando todos los detalles de esta metamorfosis parecían solventados. Hasta ahora, momento en que surge una nueva propuesta para levantar sobre la esquina de las dos dársenas un edificio en vertical, de 18 metros de alto (13 sobre el Paseo de la Farola), 100 metros de largo y 25 de ancho, rompiendo la propuesta inicial de asentar la construcción, de uso cultural, a ras de la calle.
La iniciativa, que tuvo entrada días atrás en la Gerencia de Urbanismo, parece contar con la aquiescencia tanto de la Autoridad Portuaria como del Ayuntamiento, aunque no son pocas las voces que se han empezado a escuchar contrarias a la ejecución de un inmueble que, a juicio de los detractores, crearía una barrera visual desde la ciudad hacia el mar y desde el puerto hacia la Alcazaba y Gribralfaro.
Los que defienden la iniciativa, a la que ha dado forma el estudio L35, responsable también el diseño del espacio comercial que Iniciativas Marina de la Farola ejecuta a lo largo del muelle 1, argumentan la necesidad de que el edificio cultural, que será gestionado por el Consistorio (que a su vez podría cederlo a Unicaja, según anunció el alcalde, Francisco de la Torre), tenga salas de suficiente dimensión para dar cabida a exposiciones de gran formato.
Pero más allá de las justificaciones, el cambio ahora planteado retrotrae el análisis al continuo vaivén en el que se ha visto inmerso el Plan Especial del Puerto desde sus orígenes y, más certeramente, al cuestionamiento y rechazo que merecieron en años pasados tanto los multicines propuestos por Chelverton, con una altura de 19 metros, como el posible mantenimiento del silo original. En ambos supuestos la reacción de buena parte de la ciudadanía fue la misma: criticar y denunciar la barrera que ambas construcciones suponían para la real conexión del puerto y la ciudad. Desde 1989 han sido siete los proyectos tramitados.
Estas circunstancias fueron tenidas muy en cuenta por los técnicos a los que se encomendó la redacción de la última versión del plan especial, que eludía cualquier solución edificatoria que sobrepasase la cota del Paseo de la Farola. Al frente de ese equipo estaba el arquitecto Alfonso Peralta. "Redactamos el plan de 1997 y posteriormente, cuando se inició el proceso de concesión a Chelverton, que iba a llenar el muelle de cosas con usos muy banales, el Ayuntamiento intentó impedirla y presentó un proyecto alternativo, donde uno de los principios era que por encima de la cota de calle no se construía nada".
Todo ello, como bien recuerda, dio lugar, de un lado, a la supresión de la propuesta de Chelverton y a la firma de un protocolo entre el Puerto y el Ayuntamiento "que consagraba no hacer nada por encima del nivel de la calle", modelo que ahora, de prosperar la nueva propuesta, quedaría en nada. "Han pasado cinco años desde ese momento pero no tengo constancia de que se hayan producido cambios tan importantes en la ciudad como para justificar que se edifique en altura", opinó Peralta, quien reclamó "un debate transparente y abierto sobre si es necesario o no". "Da la sensación de que lo que se quiere puede ser un paso atrás en la defensa del frente marítimo", apostilló.
Los mismos argumentos que ahora emplea Peralta echando la vista atrás fueron ratificados punto por punto por el alcalde, Francisco de la Torre, a finales de 2003, si bien ahora parece decantarse por la opción de la altura. Seis años atrás, en un Pleno municipal, defendía la alternativa municipal para hacerse con la concesión del muelle 1 y la esquina (que no prosperó) tomando como base el diseño de Peralta. Incluso, al referirse a la esquina hablaba de "una plataforma plenamente horizontal que facilite que facilite la visión hacia una lámina de agua, que no la corte y que facilite la visión hacia esta maravilla de suma de vegetación de nuestro parque y el espacio, el borde del cielo, de la Alcazaba, de la colina de la Alcazaba, Puerta Oscura y el paisaje que ustedes conocen perfectamente que tanto de día como de noche luce espléndida nuestra ciudad", dijo el regidor, quien amplió: "Lo que queremos es que esto sea un gran balcón sobre esta maravillosa fachada que tenemos".
Los motivos expuestos por De la Torre difieren de lo que ahora está tramitando el Ayuntamiento. Si algo trajo de bueno el conflicto con Chelverton fue que dio lugar a un consenso técnico por parte de las dos administraciones implicadas. A ello se sumó el compromiso de la Junta de Andalucía de convertir la dársena paralela al Paseo de los Curas en un espacio de uso ciudadano, sobre el que se ejecuta desde hace meses el conocido Palmeral de las Sorpresas, mientras el muelle 1 se destinó a uso estrictamente comercial. La concesión de este último terreno, sobre el que se van a asentar unos 70 locales, recayó sobre la empresa Udisa, firma que antes de iniciar los trabajos, con varios años de retraso, decidió abandonar el proyecto y vender su participación en el mismo.
Un lastre más en el tortuoso camino del proyecto. De ello tiene conocimiento Pau Soler, arquitecto que firmó el diseño arquitectónico con el que Udisa logró la concesión por 35 años de este privilegiado espacio comercial. Sin embargo, la salida de Udisa trajo consigo la salida de Soler y la modificación del proyecto elegido, no sólo en los locales y establecimientos, sino también en la forma del edificio cultural de la esquina de los muelles.
Sobre este punto, Soler recuerda el "gran esfuerzo" que se hizo por "despejar la zona" y alude a la decisión final de eliminar la barrera que suponía el silo. "La actuación de la esquina y el muelle 1 tenía una unidad que partía del diseño que Jerónimo Junquera había previsto para el Palmeral de las Sorpresas", comenta el urbanista madrileño. Es de esperar que, tras dos décadas de constantes vaivenes y cuando la transformación de los espacios portuarios empieza a ser una realidad, el cambio en la esquina de oro no vaya a convulsionar de nuevo este proyecto.
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