"En quirófano manejamos máquinas complejas como bólidos de carreras"

Manuel Rubio. jefe de sección de anestesiología y reanimación del hospital clínico

Destaca la calidad de la sanidad pública, pero cree que hacen falta más camas porque entre la población no empadronada y los turistas hay una bolsa de usuarios que no constan en los censos

Manuel Rubio en el Hospital Clínico, en el que trabaja.
Manuel Rubio en el Hospital Clínico, en el que trabaja. / Fotografías: Javier Albiñana
Leonor García

26 de marzo 2017 - 01:37

Creció en Gor, un pueblo granadino de unos 700 habitantes. Pero sus estudios lo llevaron primero a Guadix para hacer la secundaria, luego a Granada para formarse como médico y finalmente a Málaga para especializarse como anestesiólogo. Y aquí se quedó. En la actualidad es jefe de sección de Anestesiología y Reanimación del Hospital Clínico. Trabaja en el área de cuidados críticos postquirúrgicas, donde están los pacientes más delicados tras pasar por una operación.

-Los pacientes valoran al cirujano, pero no tanto al anestesiólogo. Es una especialidad un poco ingrata...

-Más que ingrata, muy desconocida. De la anestesia y el anestesiólogo nos acordamos antes de la intervención, pero no después. El anestesiólogo trabaja durante toda la intervención. Cuando hay participación en el postoperatorio, el paciente sí te conoce. En la unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos tienes un contacto más continuo. Pero el anestesiólogo que trabaja en quirófano recibe al paciente, le anestesia, le duerme y luego lo deja en la sala de recuperación para que pase a planta o siga en la UCI. En este caso, su periodo en cuanto a comunicación con el paciente es pequeño; pese a que una intervención puede duras horas y horas. Durante el tiempo en quirófano hay un anestesiólogo pendiente del paciente, pero éste no lo recuerda porque está dormido.

-Por eso le digo que es una especialidad ingrata...

-Bueno, si todo va bien, nadie se acuerda de ella. Y si hay algún problema, siempre la anestesia tiene mala prensa. Se le echan culpas de muchas cosas, cuando no siempre es así.

-¿Cuánto es el máximo de horas de una operación en la que haya estado?

-Recuerdo una de 16 horas. Pero no sólo estaba yo. Cuando una intervención es muy prolongada, un profesional no está solo. Siempre hay uno que es el responsable del proceso y personal de apoyo; porque hay que ir al baño o tomar un café. En operaciones tan largas son equipos completos de con más de un anestesiólogo. Los cirujanos a veces también tienen que parar. Somos humanos. Aquella fue una cirugía mayor de aorta y corazón y duró muchísimo tiempo.

-¿A usted lo han dormido alguna vez?

-No, curiosamente no.

-¿Y le da miedo?

-No. No me da miedo la anestesia, sino la enfermedad que me lleve al quirófano.

-¿Confía en sus compañeros?

-Siempre. Y si los conoces, más.

-Se valora al cirujano, pero el anestesiólogo también tiene un papel clave en toda operación...

-Es el responsable de todo el soporte vital del paciente. No solo de dormirlo. Hay que vigilar las constantes, transfundir sangre o hemoderivados... Es el responsable del control del sistema cardiovascular del paciente, del sistema respiratorio, del sistema neurológico, de la función renal, de la coagulación... Es el responsable de todo el paciente durante toda la intervención.

-Que el paciente esté dormido, pero bien vivo, digamos.

-Claro. Con la anestesia, llevamos mediante fármacos a una situación de inconsciencia, si es necesario, para que al paciente no le duela y que con ese sueño no se le perjudique. Al contrario, hay aspectos de la técnica anestésica que pueden ser beneficiosos. Para que se le pueda hacer una agresión quirúrgica, porque siempre la es, y que el paciente sea capaz de soportar esa agresión.

-¿Agresión en cuanto a que una operación es algo anómalo?

-Cuando nos operan o nos reparan algo es porque hay algo enfermo o necesitan extirpar algo. Y eso siempre es una agresión para el cuerpo. A lo que hay que sumar una técnica anestésica que a veces también es una agresión.

-¿Cuando se relaja el anestesiólogo?

-Cuando el paciente pasa a planta. Y no siempre... porque algunos pueden tener alguna complicación y deben ser reintervenidos.

-¿Los pacientes hablan en la mesa de operaciones?

-Nosotros pretendemos que el paciente no perciba el estímulo doloroso, pero dependiendo de lo que se le vaya a hacer se le hacen profundidades en la situación del estado anestésico. Si el paciente tiene solamente una sedación, es posible que hable.

-¿Y dicen cosas coherentes o incoherentes?

-Cuando usamos un fármaco para sedar a un paciente, es capaz de inhibir o alterar los sistemas de control que tenemos sobre nuestros pensamientos. A veces se dicen cosas que no se piensan o que se piensan y no se controlan, y evidentemente pueden ser inapropiadas. A veces pueden ser coherentes y otras son incoherentes.

-¿Y divertidas?

-A veces son divertidas, otras no tanto.

-No quiero pensar cuando no existía la anestesia... El método era un palo entre los dientes...

-Celso, en el siglo I antes de Cristo, hizo una descripción de cómo debía ser un cirujano. Decía que tenía que tener una mano firme que no le temblara, que fuera capaz de cortar ni más ni menos, que los gritos del paciente no debían apresurarlo ni influir en su estado de ánimo. Hasta 1846 se seguía operando con dolor. Ese año, William Thomas Morton hizo la primera anestesia con éter con éxito. Fue en el Hospital General de Massachusetts. John Collins Warren era el jefe de cirugía y era escéptico. Él hizo la cirugía y como el paciente no se había quejado ni se había movido durante la operación, al finalizar dijo 'señores, lo que acabamos de hacer dará la vuelta al mundo'.

-¿Anestesista o anestesiólogo?

-La especialidad es anestesiólogo. Anestesista es el técnico que administra la anestesia. Cuando la anestesia empezó, la mayor parte de las veces no la aplicaban los médicos. La hacía personal en el que el médico delegaba para que aplicara el fármaco. Generalmente no eran médicos y se llamaban anestesistas. Eso era a principios de siglo [XX]. Hoy somos médicos, los anestesiólogos.

-¿Por qué siempre faltan anestesiólogos? ¿Porque no es una especialidad atractiva?

-No, no, no. Es que hacemos muchas cosas. Cada día, los pacientes no quieren que le duelan las cosas. Hace 15 años, no se hacía ninguna técnica para las exploraciones digestivas. Las colonoscopias, por ejemplo, se hacían sin ningún tipo de analgesia. La gente demanda con razón no tener dolor. Trabajamos en dolor, en cuidados críticos y, además, los hospitales hacen muchísima cirugía. Y cada anestesiólogo hace un quirófano. Si hay 20 quirófanos se necesitarán 20 anestesiólogos; si hay 40, 40. Un anestesiólogo no hace dos quirófanos.

-¿Pero no es porque pocos médicos estudien la especialidad?

-Hubo un tiempo en que había una disparidad entre las necesidades y la formación. A día de hoy es porque se ha crecido mucho en la asistencia para cubrir el dolor y la actividad quirúrgica. Se necesitan muchos anestesiólogos.

-Lleva más de 30 años como médico. La Medicina ha avanzado mucho...

-Mucho. En fármacos, en aparataje, en seguridad... Los avances informáticos también se aplican en Medicina. Nosotros manejamos máquinas de alta complejidad, que pueden ser tan complejas de manejar como cualquier bólido de carreras. Más que facilitar nuestro trabajo, aportan muchísimos beneficios al paciente. Nos da seguridad y da también seguridad al paciente. Aunque a veces tanta modernización te genera un esfuerzo de conocimiento permanente. Estas en constante reciclaje; tienes que seguir estudiando. A veces hace más complejo nuestro trabajo, pero aporta una seguridad que no tiene precio.

-¿Qué cambio destacaría de todos estos años?

-El conseguir que pacientes muy enfermos superen intervenciones muy complejas. Cuando era joven, los pacientes muy enfermos fallecían frecuentemente a causa de la cirugía. Ahora tenemos ancianos que se operan de corazón con resultados muy buenos. Y eso es un avance de la Medicina. Además, los fármacos ahora son muy predecibles y seguros.

-¿Málaga necesita un hospital en los terrenos el Civil?

-Málaga, con la población que tiene, necesita más camas. No sé qué número de camas, pero estamos con cierta dificultad para asistir sobre todo a esa población que no cuenta en ningún sitio. Si hacemos ratio con los residentes, creo que estamos con pocas camas. Pero a los residentes hay que sumarle los que vienen que no son residentes, pero consumen sanidad. De los millones que entran por el aeropuerto de Málaga, algunos consumen sanidad. Málaga necesita más camas. Cuántas no lo sé. Que sea un nuevo hospital, rentabilizar los que hay, modernizarlos, no lo sé. Hay gente no empadronada que vive muchos meses en España y si se ponen enferma usa la sanidad.

-¿Y un megahospital?

-No lo sé. No tengo suficientes conocimientos para decir si hace falta un megahospital. Sí es cierto que los profesionales nos encontramos con presiones de asistencia por el número de camas. No sé si un hospital más, dos, un hospital grande. No lo sé.

-¿Que los extranjeros se queden para ser atendidos aquí un indicador de confianza en la sanidad?

-Evidentemente; hay muchísima más confianza en nuestra sanidad. Nuestra calidad en sanidad es muy buena. De hecho, hay gente que viene a operarse ex profeso porque en sus países es más difícil. También es cierto que aumentan estos pacientes porque tenemos muchos turistas y muchos extranjeros que viven en España. Hay foráneos que se asombran de la calidad sanitaria que tenemos.

-¿Qué le falta a la provincia de Málaga?

-Nada. Bueno, siempre se le pueden pedir cosas... Pero yo vine en el año 1984 y he visto como se ha transformado. Málaga es una ciudad espléndida. ¿Que se puede mejorar? Todo se puede mejorar. Yo que soy granadino, creo que Málaga es la mejor ciudad de Andalucía y espero que no se molesten los sevillanos. Málaga ha tenido una transformación increíble, en comunicaciones e infraestructuras... Le faltaba cultura y la está consiguiendo poner en boga.

-¿Qué le mejoraría?

-Tiene que consolidar su mundo cultural. Esa vía que ha iniciado es la base. No todo es chiringuito y cerveza. Haría falta menos contaminación y más carril bici. El equilibrio entre turismo y ecología hay que pelearlo un poco más. No tendríamos que ceder tanto a la presión turística y pensar más en el entorno.

Granadino, 'cocinillas' y autodidacta con el clarinete

Manuel Rubio Navarro es del pueblo granadino de Gor. Estudió Medicina en su provincia, pero luego llegó a Málaga a formarse como anestesiólogo. Y nunca más se fue. Perteneciente a la segunda promoción MIR, consiguió trabajo en el Civil y luego, tras la fusión, pasó al Clínico. En la actualidad es jefe de sección del Servicio de Anestesiología y Reanimación de este hospital. Se especializa en los cuidados críticos postoperatorios. Es decir, en los pacientes que están más delicados tras grandes intervenciones quirúrgicas. A sus 59 años le preocupa que las nuevas generaciones tengan peores salidas laborales. Inquietud que seguramente está abonada por el hecho de tener dos hijos que dan sus primeros pasos en el mercado de trabajo. Le gusta cocinar. Dice que para días especiales guisa unas manos de cerdo rellenas de foie exquisitas. Juega al golf y desde hace un par de años se atreve con el clarinete. Primero acudió a un profesor, pero ahora se ha vuelto autodidacta y avanza con ese instrumento a base de las clases que consigue por internet. Le gusta el jazz y la música clásica. Aunque está orgulloso de sus raíces granadinas, es un enamorado confeso de Málaga; donde ha desarrollado su vida laboral y ha construido su familia.

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