Los radares de Tráfico 'cazan' cada día en Málaga a 228 conductores por exceso de velocidad

Más de la mitad de las denuncias de Tráfico en la provincia son por exceso de velocidad

Control de velocidad de la Guardia Civil de Tráfico en una carretera.
Control de velocidad de la Guardia Civil de Tráfico en una carretera.
Redacción / Málaga

26 de junio 2011 - 01:00

La decisión del Gobierno de restablecer la velocidad máxima en los 120 kilómetros por hora para las autovías y autopistas vuelve a poner sobre el tapete una polémica, la de la velocidad, con muchas caras. La realidad es que los radares cazan en Málaga cada día a una media de 228 conductores por exceso de velocidad. Pisar el acelerador sigue siendo la gran asignatura pendiente de los que se ponen al volante. En la última tabla de las denuncias de Tráfico se puede apreciar. El año pasado se impusieron en la provincia 156.575 denuncias y de ellas 83.131 fueron por circular a velocidad inadecuada. Más de la mitad de las infracciones, por tanto, se deben a este motivo.

Conducir sin el preceptivos seguro obligatorio, hacerlo bajo los efectos del alcohol o las drogas o no ponerse el cinturón o hablar por el teléfono móvil son otras causas importantes que acarrean sanciones disciplinarias a los malagueños, pero todas ellas a gran distancia de los excesos cometidos por culpa de la velocidad.

Evidentemente Tráfico todavía no ha medido estadísticamente la influencia de la medida que se puso en marcha hace cuatro meses de rebajar el tope máximo de velocidad a 110 kilómetros hora, entre otras cosas porque sigue vigente hasta el 30 de junio, pero lo que sí han remarcado los dirigentes de la DGT estas últimas semanas es que los conductores se habían adaptado con bastante rigor a las nuevas normas, a pesar de que un 55% de los españoles ha mostrado su oposición a circular más despacio. Y parece que al final esto ha pesado más en la decisión gubernamental, que muchos no dudaron ayer en calificar, nada más conocerse la decisión del Consejo de Ministros, de electoralista. El aspirante socialista a la presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales, que además es el ministro responsable de Tráfico, ha impuesto su criterio sobre los que abogaban por los beneficios en reducción de consumo de energía y de emisiones a la atmósfera.

Curiosamente nadie esgrime en la discusión el ahorro de vidas, el más importante sin duda, que ha supuesto la reducción de la velocidad en diez kilómetros. El viernes Rubalcaba volvió a insistir en el que el fin de la medida era "estrictamente económico". Pero aparte de los beneficios en las cuentas de resultados de las arcas públicas y privadas, difícilmente cuantificables también, está claro que sí se ha producido un importante descenso en la siniestralidad vial. Aquí Málaga ha sido una de las provincias que más réditos ha sacado.

Las víctimas mortales han caído sensiblemente en los meses que lleva en vigor la velocidad más baja. En el cómputo general han disminuido casi a la mitad. No ha sido casualidad porque la siniestralidad en general, que incluye heridos y daños materiales ha disminuido en torno al 30% en lo que llevamos de año si lo comparamos con las cifras del pasado ejercicio. Málaga ha sido una de las provincias con mejor comportamiento estos meses.

Pero ha sido una tendencia generalizada en todas las carreteras del país. Incluso se han contabilizado las primeras jornadas desde que se realizan estadísticas sin muertos por accidentes de tráfico. Desde el primer día de aplicación de la medida y hasta el 23 de junio, última jornada con datos, se han producido 408 muertos menos, lo que supone una reducción del 15%.

Continúa de este modo la curva descendente en el número de muertos ya visible desde hace unos años cuando se pusieron en marcha planes drásticos como la multiplicación de los radares en las carreteras, la implantación del carné por puntos o la mayor dureza judicial a la hora de encausar este tipo de accidentes. Pero en esta ocasión se ha constatado un descenso de esas muertes en las autopista y autovías más que en las carreteras de doble sentido, lo que se explica en que muchos usuarios han dejado estas rutas de más alta velocidad, por ejemplo, porque no compensaba pagar un peaje si no se podía ir a más de 110 por hora.

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