teatro alameda

El planteamiento es bien conocido y no necesita presentación: ocho personas atrapadas en la nieve, una mansión de la que no pueden salir, un cadáver imprevisto y un asesino sin identificar que puede ser cualquiera los que quedan vivos. Agatha Christie ideó una trama sencilla en apariencia aunque barroca y llena de resortes en su arquitectura, pero de cualquier efectiva en su propósito de invocar la atención del lector. La ratonera no es sólo una de las novelas más notables de la autora, sino uno de los pocos éxitos de ventas indiscutibles en la historia de la literatura, apenas superado por la Biblia y la Odisea. Hace casi 60 años, alguien tuvo la feliz idea de traducir aquella historia al escenario: el fruto es un nuevo éxito que viene repitiéndose en cada temporada teatral desde entonces. En España, La ratonera ha conocido distintas versiones y hoy verá la luz la última, la que supone la actualización absoluta del clásico. El montaje sube a las tablas del Teatro Alameda con la categoría de estreno nacional y con la participación del propio teatro en la producción a través de la firma filial Nearco.

El proyecto, dirigido por Víctor Conde, cuenta con un reparto en su mayoría joven pero con amplia experiencia que incluye a María Castro, Gorka Otxoa, Leo Rivera, Paco Churruca, Aroa Gimeno, Álvaro Roig, Maribel Ripoll y Guillermo Muñoz. Todos ellos contribuyen a la reconstrucción de la novela de Christie con una concepción escénica absolutamente moderna pero respetuosa con el texto original en su dimensión de clásico. No en vano, La ratonera presenta una maquinaria argumental que funciona sin titubeos por sí sola y que atrapa al espectador desde los primeros minutos de la representación, como obra maestra del thriller y definitiva en cuanto a la prescripción del género de crimen e investigación; pero, a la vez, el reto consiste en aportar una lectura personal que enriquezca todo cuando el imaginario colectivo conoce y disfruta acerca de la propuesta.

La ratonera constituye así una experiencia puramente teatral, pero ante todo divertida. Imitada hasta la saciedad en todos los formatos, inspiradora de juegos de mesa y misteriosamente reveladora de una turbadora realidad, la creación de Agatha Christie vuelve a la escena, donde es reina indiscutible.