Málaga

Una reliquia dunar que nada tiene que envidiar a Arraijanal

  • La Sociedad Española de Ornitología advierte de que las dunas del Alicate en Marbella están seriamente amenazadas por la pretensión del PGOU de construir en ellas

No ha ocupado tantos titulares de prensa ni ha centrado el debate entre los responsables políticos como lo ha hecho el arenal de Arraijanal, pero a pesar de su anonimato es una de las pocas reliquias dunares que aún se conservan en el litoral y que ahora la construcción de 152 viviendas previstas en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Marbella amenazan con destruir para siempre. El ladrillo ha ido rodeando desde hace años la duna del Alicate, una formación única en toda la Costa del Sol por sus dimensiones y su paisaje, y que la Sociedad Española de Ortinología (SEO) está dispuesta a proteger.

En apenas 500 metros de ancho, esta duna alberga la mejor muestra de matorral mediterráneo costero del litoral malagueño y las asociaciones vegetales que conserva están incluidas en la directiva comunitaria Hábitat. Un motivo más que suficiente, según este colectivo, para que sea protegida de las garras amenazantes del urbanismo.

Junto con las dunas de Artola, la franja dunar de la playa del Alicate es el mejor resto de este tipo de ecosistema en Marbella. Su anchura duplica la de las dunas de Artola y llega hasta la carretera N-340. Posee un valor paisajístico superior, es un enclave geológico de muy elevado interés y representa uno de los pocos espacios completamente libres de edificaciones en todo el litoral marbellí.

Sin embargo, el Ayuntamiento del municipio no parece considerarlo así porque en el documento donde desarrolla su planeamiento urbanístico para los próximos años, aprobado de forma provisional, lo clasifica como suelo no urbanizable sectorizado transitorio. O lo que es lo mismo, permite la construcción de 152 viviendas que si finalmente se hacen "condenaría a la desaparición irremisible a esta joya ecológica", según la SEO.

Como contraprestación a la recalificación del suelo no urbanizable urbanizado ilegalmente a suelo urbano y el desastre ecológico provocado en el municipio durante décadas, el colectivo ecologista considera que la Junta de Andalucía debería impedir que la duna del Alicate fuera urbanizada "de forma semejante" a como lo está haciendo con los terrenos de Arraijanal en la capital enfrentándose al propio Ayuntamiento que proyecta en la zona la construcción de unas 600 viviendas y equipamiento hotelero.

En el caso del sistema dunar de Marbella sería, en su opinión, incluso más fácil de recalificar porque únicamente ocupa ya unas 5,5 hectáreas, diez menos que Arraijanal que casi llega a las 55 hectáreas. La SEO está intentando por todo los medios que no se urbanice la zona y el pasado 5 de enero presentó alegaciones al PGOU marbellí para proponer su protección. Pero, de momento, ni caso a pesar de que el Pleno del Ayuntamiento aprobó de forma provisional el plan urbanístico hace diez días.

"Llama poderosamente la atención que mientras para salvar Arraijanal la Junta de Andalucía ha mostrado un loable empeño desde el principio para comprar a los propietarios por una respetable cantidad, para la duna del Alicante no haya dado ningún paso", insistió.

Tampoco ha querido pronunciarse hasta el momento. Fuentes de la Delegación Provincial de Vivienda y Ordenación del Territorio aseguraron que hasta que el Consistorio no remita el documento "no podremos valorar la viabilidad de lo que se proyecta allí". El problema es que la duna del Alicate no tiene tanto tiempo y el PGOU que ahora se ha aprobado es su última oportunidad para sobrevivir al desarrollo ilimitado de la franja costera del municipio. Lo que la SEO confía es que se tenga en cuenta que la legislación nacional e internacional protege los ecosistemas litorales, especialmente los amenazados como éste que además posee la mayor superficie de lentiscos de la Costa del Sol y algunas especies vegetales protegidas en la Lista Roja de la Flora Vascular de Andalucía.

También la Ley de Costas y la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA) amparan la zona de influencia del litoral de 500 metros de anchura "en la que entra completamente esta duna", recordaron. La pelota está ahora en el tejado de las administraciones que deberán decidir si apuestan o no por la preservación de uno de los pocos reductos naturales que han logrado sobrevivir al proceso urbanizador.

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