LOS dirigentes del PP tienen claro su diagnóstico y lo aplican a rajatabla: en Málaga es rentable cargar contra la Junta de Andalucía y si su partido defendiera la posibilidad de que la provincia se independizara del resto de la región, podría arrasar, pero saben que es imposible formular ese planteamiento. Esta semana con los líos del Plan General de Ordenación Urbana de Málaga es un buen ejemplo. Si el alcalde anuncia que el Gobierno andaluz torpedea el futuro de la ciudad, muchos ciudadanos se lo creen. Después de años de autonomía, ni Escuredo, ni Borbolla ni Chaves han logrado evitar que en muchas provincias se perciba ese centralismo que se ejerce desde Sevilla como algo que perjudica a los demás. Todo lo contrario, muchas veces se ha asociado como la misma cosa el nombre de la capital hispalense con el de la Junta, como si el Gobierno andaluz no estuviera presente en las ocho provincias. Y en el caso de Málaga, si hay que sufrir centralismos se prefiere el de Madrid. Es cierto que el PP gana últimamente las elecciones autonómicas, pero tampoco apabulla. Y ahí es donde debería realizar su reflexión. Si el caldo de cultivo es propicio y casi siempre con la desinteresada ayuda de la Junta, y el PP puede manejar razones para que los ciudadanos muestren su desapego por el Gobierno autónomo, a la hora de votar eso no se trasluce con contundencia. Con todo lo que se despotrica de Chaves y los suyos, casi una mitad de ciudadanos prefiere seguir soportándolos a dar su apoyo a la candidatura que presenta el PP. Por cierto, ha sido anunciarse la marcha de Joaquín Ramírez y el alcalde Francisco de la Torre se ha sacado el carné del PP. Está dispuesto a arremangarse por el partido en lo que sea, hasta se ofreció para intentar paralizar la moción de censura en Vélez. Luego dice que en los partidos lo que priman son las ideas y no las personas.

siempre el centro

No se sabe fecha para la asamblea de la agrupación más poderosa del PSOE, la del Centro, pero las negociaciones siguen. Cuatro de las cinco familias ya tienen candidato, como les avanzamos aquí: Pepín, José Sánchez Domínguez para los amigos. El actual secretario local, Rafael Granados, se resiste en su intento de presentar candidatura alternativa, pero todos confían en un acuerdo final que pase por que los líderes de los distintos bandos queden fuera de la dirección, aunque todos puedan designar sus vicarios en la nueva ejecutiva local.

subdelegado

Poco se ha dicho del tris en que estuvo el Gobierno de cambiar a su representante en Málaga tras las últimas elecciones generales. El descontento con la labor de Hilario López Luna, el subdelegado, era evidente. Al final el pato lo pagó su segundo. El motivo no es otro que la poca defensa de las actuaciones gubernamentales de este hombre tranquilo que hasta ahora ha preferido estar en un muy discreto plano, incompatible con las exigencias de este cargo. Dicen que tras el toque de atención, la cosa cambiará.