Málaga

El reparto de comida gratis atiende ya a más españoles que inmigrantes

  • El Banco de Alimentos llevará este año la comida a 25.000 hogares · Un centenar de asociaciones la distribuye en Málaga: la más importante es Padre Huelin, que ya tiene más usuarios locales

"Yo jamás pensé que podía pasar por una cosa así, nunca". Trinidad es una de las 200 personas que ayer esperaban en la puerta de la asociación Padre Huelin, en la Avenida de Belén, para recoger un lote de comida: pasta, verdura, fruta, pescado o natillas, entre otros productos.

La difícil situación económica ha llenado de familias españolas los listados de usuarios de los centros de asistencia. "El año pasado la mayoría de personas que venían por aquí eran extranjeros y sin documentación; ahora, tenemos muchos más españoles", explica Antonio Gómez-Larios, vicepresidente de la asociación que el año pasado distribuyó 200.000 kilos de alimentos a 900 personas.

Ayer, Trinidad aguardaba su turno en la cola y, en su cara, la vergüenza de tener que pedir comida. Hace dos años que su estable situación familiar empezó a tambalearse, "pero hambre no hemos empezado a pasar hasta hace seis meses".

Su marido, asesor fiscal, tenía una empresa constructora que tuvo que cerrar, hasta los dientes de deudas. "Nos debían 30 millones de pesetas, grandes empresas que ahora sí siguen abiertas porque tienen todos los respaldos en los juzgados", contaba Trinidad con la mano apoyada en el carro de la compra.

Con el cierre de la empresa, empezaron todos los problemas de este matrimonio acomodado, de 37 y 38 años, con un hijo de 5.

Hace algo más de un año le embargaron la casa, de la que aún estaban pagando la hipoteca, y tuvieron que salir de forma precipitada a un piso de alquiler, confiados en que la situación mejoraría.

Pero después de un año sin poder pagar el arrendamiento y con una deuda de 7.000 euros con su anterior casero, la Policía irrumpió en su casa hace dos meses con una orden de desahucio.

A punto estuvieron de quedarse en la calle, según relata esta mujer, que hace apenas unos meses ni sabía que existían "los sitios de reparto de comida" y que se llevó las manos a la cabeza cuando descubrió que la mayoría de los alimentos que estaba echando al carro eran excedentes, muchos pasados de fecha.

"Yo no estoy acostumbrada a pasar por estas cosas y para nosotros es todavía más complicado porque no conocemos las ayudas, no sabemos que existen subvenciones", sostiene.

La asociación Padre Huelin es una de las 100 que en Málaga se dedican a repartir comida entre las personas con más dificultades, la de mayor envergadura. La mayoría, se nutre del Banco de Alimentos Bancosol, que este año tiene previsto garantizar la comida de 25.000 personas, 5.000 más que el año pasado. "La demanda no deja de crecer y, por supuesto, si tuviéramos más alimentos atenderíamos a más gente porque las asociaciones cada día nos piden poder ampliar sus usuarios", explica el presidente de Bancosol, Javier Peña, que se surte de Mercamálaga y las grandes superficies malagueñas, de un lado, y de los alimentos enviados por la Unión Europea, por otro.

Trinidad es una de estas nuevas usuarias. Lleva un mes en su nuevo piso de alquiler y cuenta los días porque "ya estamos a día ocho y no tenemos dinero para pagarlo". Ahora tramita ayudas para el comedor de su hijo y acaba de saber que en la asociación también le dan un cheque para comprarle ropa al pequeño, sostiene mientras termina de echar los productos al carro: fruta, verdura, embutido, galletas, queso... "Yo nunca pensé que podía pasar por esta situación... nunca. Mi marido es asesor fiscal y tenía su empresa", repite Trinidad, que ya ha empezado a llorar.

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