Al rescate de los que caen en la droga
El CPD de la Diputación ha tratado en 29 años a más de 10.000 afectados por distintas adicciones
Carlos era apenas un adolescente cuando empezó a consumir drogas. "Cocaína, hachís, pastillas, éxtasis... Menos heroína y alcohol, me metí de todo", confiesa. A sus 28 años, lleva cinco en rehabilitación. Es uno de los usuarios del Centro Provincial de Drogodependencias (CPD) de la Diputación. La adicción le salía cara porque además de dejarse la salud, tenía que delinquir para costeársela. "Empotraba coches en tiendas para robar", admite. Acabar en prisión fue parte del precio que pagó por ser adicto a los estupefacientes. La muerte de su padre "por el alcohol" le hizo reaccionar y con la ayuda de su entonces pareja logró reencauzar su vida. "Ya he cambiado. Llevo cinco años en rehabilitación", indica.
Es solo una historia de las que se escuchan en el CPD. Pero hay muchas. Historias que hablan de personas que tocan fondo, que a veces acaban en la cárcel por su adicción y que en un 40% de los casos padecen un trastorno mental no se sabe si como causa o consecuencia de un consumo tóxico.
Hay otras historias, como la de Teresa, de 52 años, y José, de 51. Ambos estaban enganchados a la cocaína y la heroína. Se conocían desde hacía muchos años. Pero son pareja desde hace unos meses, cuando se reencontraron rehabilitándose en el centro de la Diputación. "Si no llega a ser por la doctora Inmaculada, no sé lo que hubiera sido de mí", asegura Tere mientras avanza en un mosaico de cerámica dedicado a su hijo.
Los talleres son la excusa para abordar un tratamiento individualizado que les permita superar la adicción. "La actividad es una herramienta que es el motor que ayuda a la recuperación. Estas personas no hacen las cosas porque quieran, sino porque su voluntad está dañada. Y siempre se pueden recuperar. Nosotros aquí no tenemos una varita mágica, pero les damos alivio al sufrimiento y aumento de su calidad de vida", resume Macarena Barrientos, monitora del taller socio-cultural.
Juan Jesús Ruiz, director del CPD, explica que algunos usuarios llegan tan desestructurados que "su referencia vital es el taller y el monitor porque aquí tienen sensación de cariño y que se les valora".
Manuel Rodríguez, monitor del taller de artes plásticas, acota que una de las primeras tareas es aumentar la autoestima : "Que se sientan que son capaces de hacer cosas, esa es la base de la recuperación". Mientras hace esta afirmación muestra una cerámica realizada por uno de los usuarios que reproduce fielmente en miniatura el Palacio de los Leones de La Alhambra.
Unos metros más allá, en el taller de deportes, Manolo levanta pesas. "He terminado harto del mundo de la droga. Soy carpintero y todo lo que ganaba era para droga", relata. Ahora está en paro. Él y su ex mujer -con la que tiene tres hijos- eran consumidores de cocaína y heroína. Él ha salido. Lleva tres años en rehabilitación y sobrevive haciendo chapuzas. Pero ella sigue enganchada. "Las junteras y el entorno influyen muchísimo. La persona que quiera salir de una adicción tiene que salir del entorno", recomienda.
Ángel López, el monitor del taller, indica que la actividad tiene varios objetivos: desde la recuperación física y el respeto a unos horarios, hasta la mejora de las relaciones interpersonales y "meterles el gusanillo del deporte en el cuerpo". Además, de la actividad en el CPD, López organiza partidos de fútbol o caminatas de senderismo. La finalidad es que recuperen al máximo sus capacidades.
Barrientos hace hincapié en que los usuarios del centro "tienen las mismas capacidades", sólo que dañadas por los efectos de la droga, por las patologías mentales o la vida desestructurada.
Los CPD nacieron en la década de los 80. El de Málaga -ubicado en la zona del Camino de Suárez- abrió el 1 de junio de 1986. Surgieron de la mano del Plan Nacional de Lucha contra la Droga, aprobado en 1985. "Eran los años de la epidemia de heroína a la que la red sanitaria no era capaz de dar respuesta", comenta el director del CPD. Desde entonces, ha habido importantes avances en el tratamiento de las adicciones. Ruiz destaca entre ellos la mejor coordinación con los equipos de Salud Mental; un aspecto nada baladí si se tiene en cuenta que en torno al 45% tiene patología dual, es decir una adicción y un problema mental.
También han cambiado las sustancias que se consumen y sus efectos. "Antes, el deterioro físico era mayor debido a la heroína; y ahora, es más psíquico por la cocaína y el alcohol", explica el director.
En los talleres, llama la atención que la abrumadora mayoría de los usuarios son hombres. De los adictos que piden ayuda, la mayor parte son varones. Pero el peso del sexo varía según de qué adicción se trate. Así, en el caso del juego patológico, los hombres suponen el 91%; en el consumo de revuelto, el 86%; la misma proporción que la de los consumidores de cocaína. En el caso del cannabis -81%- y el alcohol -77%- también son mayoría los hombres. En cambio, tiende a igualarse la demanda por adicciones sin una sustancia, entre las que se incluyen la dependencias de internet, el móvil, el sexo, el tarot, las compras, el trabajo o el ejercicio. En lo que las mujeres superan a los varones en la adicción es en el tabaco, en una proporción 60%-40%.
En sus 29 años de existencia, el CDP ha tratado a casi 10.300 personas. En la actualidad, tiene activos unos 3.000 usuarios. Tanto los monitores como el director resaltan que aunque la normalización no sea total, siempre se producen importantes avances. "La gran mayoría alcanza una mejoría en su calidad de vida. Más del 60% se mantiene sin consumir y cerca del 40% reduce su consumo", manifestó Ruiz.
A modo de balance, la responsable del área de Ciudadanía de la Diputación, Resurrección Hernández, destaca la "labor histórica" del CPD, "único referente a nivel público en la provincia" en la lucha contra la drogodependencia. "En los últimos cuatro años, hemos intentado que los municipios de menos de 20.000 habitantes se beneficien del presupuesto y el esfuerzo de la Diputación", apuntó.
Por su parte, el director, remarca el trabajo en prevención. Tras un estudio en la zona este de la provincia, el próximo otoño se iniciarán actividades centradas en prevenir el tabaco, el alcohol y el cannabis. Y es que estas drogas son más asequibles y toleradas, pero son el "primer escalón" hacia otros consumos. El CPD también trabaja con el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima) para encontrar un biomarcador que permita determinar si una persona es más vulnerable a una adicción. Tratamiento, prevención e investigación; tres patas de una labor centrada en rescatar a quienes caen en la droga.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por SO/Sotogrande Spa & Golf Resort
Contenido Patrocinado