Algo más que una restauración
A lo largo de los últimos años varias han sido las imágenes que han sufrido un proceso de transformación Algunas tienen un aspecto distinto al original
Cada restauración de una imagen titular de una hermandad viene siempre acompañada de expectación, ante la necesidad de comprobar en qué estado vuelve. La ausencia de la talla depende del grado de la intervención y puede ser desde apenas unos días a varios meses. Lo normal es que debido al paso del tiempo, todas las imágenes deban ser restauradas en mayor o menor grado. Así que todos los cofrades conocen lo que es pasar por ese proceso y qué consecuencias tiene, porque en algunas ocasiones el imaginero no se ha limitado a restaurar, es decir, reparar, recuperar, recobrar, volver a poner algo en el estado que antes tenía. Y ha conferido un aspecto distinto al original, que a veces no era el que solíamos conocer, como se pudo comprobar con la restauración de Ánimas de Ciegos por parte del I.A.P.H.
A lo largo de los últimos años varias han sido las imágenes que han sufrido un proceso de restauración. En la jornada del Domingo de Ramos, la Virgen del Amparo debe su actual fisionomía a Joaquín Dubé de Luque, que deja su personal impronta en la talla. En la hermandad del Prendimiento han sido varias las intervenciones tanto en el Señor como en la Virgen del Gran Perdón.
El Lunes Santo, María Santísima del Mayor Dolor en su Soledad también pasó por las manos de Dubé de Luque. Por su parte Nuestro Padre Jesús de la Columna debe su actual aspecto a Francisco Buiza, quien le retalló el pelo y la barba y le realizó las nuevas manos.
Continuando con el Martes Santo hay tres dolorosas, la de Nueva Esperanza, Gracia y Rosario. La de la hermandad del Rescate era de Lastrucci basada en la Dolorosa de Salzillo, siendo Álvarez Duarte quien la retocó. El caso más llamativo es sin duda el de la Virgen del Rosario, que en su origen era una Inmaculada.
El Miércoles Santo la transformación más clamorosa fue la de Consolación y Lágrimas a mano de Álvarez Duarte. Caso parecido fue el de la Virgen del Gran Poder, ya en el Jueves Santo, pero en este caso son varios autores los que intervienen tras quedar la imagen dañada en los años 30. Y el recorrido finaliza el Viernes Santo con Santa María del Monte Calvario, una imagen anónima que fue intervenida por Duarte y Miñarro.
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