"Doy gracias al señor que me robó el coche, que lo tengo a todo riesgo, pero me devolvió a lo más sagrado, que es nuestro hijo". Emilio Fernández ensalza la labor de la Policía y de los vecinos del barrio de Puya de Marbella que el martes se volcaron en la búsqueda del Porsche Cayenne que le sustrajeron con su bebé de 1 año en el interior. Aún consternado, narra lo ocurrido y recalca que en ningún momento el niño fue abandonado.

La madre del pequeño, según el testimonio del padre, aportado a este periódico, acababa de bajarse del automóvil junto a la lavandería de autoservicio Open Wash que el matrimonio regenta en la calle Rodrigo de Triana cuando, en cuestión de segundos, mientras entregaba a su marido una bolsa con ropa sucia, ambos se percataron de que el automóvil había echado a andar a gran velocidad. Al ver que tomó una curva, entendieron que alguien lo conducía y llegaron a tener la peor de las sospechas: creyeron que habían secuestrado a su hijo. "Nos robaron el coche delante de nosotros. No sabemos quién pero nos habían seguido", relata Emilio, ahora convencido de que el autor "iba a por el vehículo", que tenía las llaves puestas, y no había visto que en el asiento trasero viajaba un menor.

El progenitor dio aviso a la Policía Local, a la Nacional y a la Guardia Civil, que bloquearon varias carreteras para evitar que el conductor huyera.

Aunque el reloj parecía detenerse, pronto fue informado por un responsable de la Policía Local de que el Porsche había sido encontrado en una calle próxima a donde se produjo la sustracción, captada por una cámara. "Salí corriendo y mi esposa me siguió. Ella se desmayó al ver al niño, que estaba llorando. Estuvo 15 ó 20 minutos solo en el coche. Cuando llegué, lo estaban sacando. Al verme, se tiró a mis brazos y lo calmamos", relata el padre. La mujer, que entró en shock, aún está "destrozada". "No se ha recuperado. Esta noche -la del martes- ha dormido con el bebé en brazos", detalla. Emilio asegura que tanto él como su esposa son muy queridos en el barrio y que ofrecen lavados gratis a aquellos con escasos recursos. "Puya es un vecindario de buenas personas. La gente se echó a la calle para buscar a mi hijo", reconoce agradecido.