Los salones de juego estarán en Málaga a 150 metros de los colegios y no a los 500 que quería el Ayuntamiento
Municipal
El Consistorio echa marcha atrás al recordarle la Junta de Andalucía que no es su competencia y que hay una medida cautelar del TSJA en contra
Los salones de juego, casinos, bingos y casas de apuestas estarán a un mínimo de 150 metros de los colegios e institutos en Málaga capital y no a los 500 metros que quería el Ayuntamiento liderado por Francisco de la Torre. La Junta de Andalucía le ha recordado, una vez más, al Consistorio malagueño que no tiene la competencia para decidir qué distancia mínima debe haber para este tipo de establecimientos y, además, le ha enviado una carta señalando que, en caso de proseguir en su empeño, acabarían en los tribunales. Y ahí, según reconoce el concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, "tenemos las de perder". La causa no es otra que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha parado con una medida cautelar un intento del Ayuntamiento de Cádiz que, según López, "era menos ambicioso que el nuestro".
En caso de continuar con su idea, el Ayuntamiento de Málaga se expondría, por tanto, a un juicio que posiblemente perdería y a tener que hacer frente a posibles reclamaciones patrimoniales de aquellas empresas que se sintieran perjudicadas por esa medida. "Nuestra voluntad no era parar, pero nos obliga al ver el auto del TSJA. Uno tiene que parar cuando cree que va a perder", subraya el concejal.
Desechada ya esa posibilidad, la normativa en Málaga capital queda como en el resto de la comunidad, que establece una distancia mínima de 150 metros entre estos negocios relacionados con el juego y los colegios e institutos. Lo aprobó la Consejería de Hacienda en mayo de 2021 a través de un decreto y, por ahora, así se va a quedar.
La historia empezó el 3 de marzo del año pasado cuando López anunció que se quería endurecer el establecimiento de este tipo de negocios y que se pondría esa distancia mínima de 500 metros a colegios, institutos, equipamientos sociales, deportivos, parques infantiles y hasta zonas verdes, independientemente de que fueran públicos o privados. Para ello se aprobó en Junta de Gobierno Local impedir la concesión de nuevas licencias por un año para este tipo de establecimientos y modificar el Plan General de Ordenación Urbana para imponer esas distancias mínimas. "Buscamos visualizar la oposición de la ciudad a los problemas de adicción que el juego provoca entre muchos menores. Si tiene que haber casas de apuestas que las haya pero no al lado de un colegio, un parque infantil o una zona verde", dijo entonces taxativo López.
Málaga no era la única ciudad que quería hacer un acción de este tipo y la reacción de la Junta de Andalucía no tardó en llegar. Apenas tres días después, la Junta dejo claro que esa competencia es suya y que los ayuntamientos no podían imponer las distancias mínimas. Justo un mes antes, en febrero, fue cuando recurrió al TSJA por el caso de Cádiz del que se ha obtenido respuesta hace unos días. "Los ayuntamientos no pueden regular distancias mínimas o límites en la apertura de establecimientos de juego. De ahí que la Consejería, que ostenta las competencias de juego presencial en la comunidad, haya informado a los municipios que promueven cambios en sus PGOU que no pueden desarrollar ese tipo de actuaciones porque no tienen las competencias para ello", indicaron entonces desde la Junta.
Un problema para muchos jóvenes
Se abrió la veda de las casas de apuestas siguiendo el modelo de otros países y éstas empezaron a crecer como setas por toda la capital y otros puntos de la provincia. Esa proliferación empezó a llamar la atención de los vecinos y de las asociaciones en contra del juego, pues temían que se estuviera incitando, sobre todo a los jóvenes, a gastar dinero en apuestas con el riesgo de que eso pudiera acabar en una ludopatía. En febrero de 2020 incluso hubo una concentración en Portada Alta a la que asistieron medio centenar de asistentes y, entre ellos, hubo testimonios de jóvenes que explicaban cómo el juego les había destrozado la vida. En la Asociación Malagueña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Amalajer) se confirmaba que son muchos los jóvenes de entre 18 y 25 años que acuden al colectivo en busca de ayuda.
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