El jefe de una secta decía que todas las mujeres son prostitutas, según una testigo

Testigos relatan la "tortura psicológica" que ejercía un acusado de abusar de una menor cuando participaba en charlas religiosas

Efe Málaga

31 de marzo 2016 - 01:00

Un jefe de una presunta secta, acusado de abusar de una menor desde que tenía 13 años cuando participaba en charlas y enseñanzas sobre temas supuestamente religiosos, creía que todas las mujeres eran prostitutas, según una testigo. Esta testigo explicó al tribunal entre sollozos que en una ocasión vio al "maestro" teniendo relaciones sexuales con la menor de 13 años, y acto seguido, salió el acusado de la habitación pidiendo explicaciones a otras mujeres, tres de ellas también acusadas.

La mujer aseguró que el procesado tenía varios pisos en Málaga capital y que abusó de la menor, porque, según afirmaba, "tenía mucha lujuria y ese era un método para sacársela". Asimismo, relató que en un principio ella acudía a unas charlas que se desarrollaban los viernes y que trataban temas de filosofía budista pero que al tiempo comenzó a ir a uno de los pisos del líder de la secta. "Allí todo cambió, porque nos daban charlas con elementos sufíes y cristianos y las mujeres, que siempre iban vestidas normal, llevaban faldas muy cortas y camisetas de tirantes, parecían prostitutas".

Ella indicó que comprobó que el acusado tenía relaciones con las mujeres, pero que nunca pensó que también con la menor, hasta que lo descubrió con sus propios ojos. Lamentó que no lo denunciara al principio pero ha asegurado que fue porque tenía miedo "a la muerte súbita" y además tenía mucha presión psicológica. En términos parecidos declaró una segunda testigo, quien ha llegado a decir que ella creía que estaba enamorada de él y que aguantó esa relación durante cinco años.

Esta segunda testigo conoció al líder de la secta cuando estaba en el instituto y ha dicho que cuando cumplió los 18 años se fue a vivir con él y el resto de mujeres. "Eramos putas, soberbias y teníamos que ser sumisas", afirmó que les decía el líder de la secta, al tiempo que les advertía que si salían de casa tenían que ir muy tapadas, lo contrario que en casa.

En el banquillo de los acusados están sentadas cuatro personas como presuntos miembros de la secta y se enfrentan a una petición fiscal de 21 años de cárcel por abusar supuestamente de una menor desde que tenía 13 años cuando participaba ella y otras personas en charlas sobre asuntos supuestamente religiosos.

Según el escrito fiscal, estos abusos se prolongaron durante varios años "y la menor lo soportó ya que los procesados le manifestaban que era lo correcto y porque tenía miedo al castigo divino", según el fiscal. Las reuniones se celebraban en un piso de la abuela de la víctima, en la barriada Nueva Málaga, en Málaga capital.

La menor, a fin de ser iniciada en las practicas sexuales del grupo formado por los procesados, empezó a ser vestida con trajes cortos, ajustados, transparencias y tacones "a fin de satisfacer al procesado, al tiempo que le manifestaba que éste era el único hombre para ella". En un determinado momento este procesado empezó con ánimo libidinoso a cometer abusos sexuales, interviniendo en tales prácticas sexuales la prima de la menor, también procesada, para prepararla y darle confianza.

Además, a los pocos días también participaron las otras dos acusadas, una de ellas tía de la víctima, manteniendo relaciones todos los procesados entre sí delante de la menor. El juicio está previsto que siga el 27 de abril en la Audiencia Provincial.

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