Un sensor permite detectar el ruido que hacen las larvas del picudo al comer

El nuevo sistema que desarrolla la Junta posibilitará saber si una palmera está infectada antes de que se debilite

Dos ejemplares adultos del escarabajo picudo rojo.
Dos ejemplares adultos del escarabajo picudo rojo.

Si hasta ahora el principal problema para parar la implacable expansión del escarabajo picudo rojo era la imposibilidad de detectar su presencia en la palmera hasta que ya era demasiado tarde, investigadores del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) de la Junta de Andalucía han dado con la solución para poder hacerlo a tiempo. Un sensor capaz de detectar la frecuencia del ruido que produce la larva mientras come el interior de la palmera permitirá saber si está infectada antes de que muestre los síntomas y aplicar los tratamientos curativos para intentar salvarla.

Aún está en fase de pruebas, pero el nuevo sistema de detección precoz hace albergar a los expertos la esperanza de poner freno a la plaga que volverá a propagarse con rapidez en cuanto las temperaturas suban en las próximas semanas. Los estudios realizados en laboratorio con un equipo adquirido en Estados Unidos para la detección de las termitas en la madera ya han permitido obtener la frecuencia que emiten las larvas cuando se alimentan debido al movimiento de sus mandíbulas y que es como si estuvieran rascando la madera.

La coordinadora del proyecto que lleva a cabo el centro del Ifapa de la Mojonera en Almería, María del Mar Téllez, aseguró que se ha demostrado en los ensayos que la intensidad de los ruidos es la misma durante todo el día, aunque aún no se ha determinado cuál es el mejor punto de la palmera para detectarlos con el sensor.

El prototipo específico de este novedoso sistema, que detectará con la ayuda de unos auriculares y una señal luminosa la presencia del escarabajo en el interior de las palmeras, lo está diseñando la Unidad de Agroingeniería del Instituto Valenciado de Investigaciones Agrarias y aún no se sabe cuándo podría ponerse en práctica, pero "sí queremos que sea sencillo y con un coste bajo", señaló.

Hasta que no esté listo el diseño no se podrán hacer las pruebas en campo para verificar su eficacia, aunque las que se han realizado con el sensor americano en viveros con el ruido ambiente y el de otros insectos sí han resultado satisfactorias.

El Ifapa también está trabajando a contrarreloj para conseguir un tratamiento lo suficientemente eficaz para combatir la plaga mediante el uso de organismos de control biológicos como los nematodos entomopatógenos. Hasta ahora han demostrado buenos resultados en las palmeras de pequeño porte, de entre y cuatros años de edad, pero en las de más de tres de metros no fueron tan eficaces.

La investigadora asegura que no se conocen los motivos reales todavía, aunque "pudo deberse a que no se realizaron los tratamientos a tiempo".

De momento, continúan los ensayos de campo en los que se alterna la aplicación del nematodo pulverizado por si solo o en combinación con inyecciones químicas. Sólo se ha comprobado que su eficacia disminuye durante el verano debido al propio ciclo biológico del nematodo, mientras que es mucho mayor cuando las temperaturas son más bajas.

Tras el frío de este invierno, los expertos temen que con el aumento de las temperaturas se vuelva a producir una explosión de la plaga contra la que de momento no existe de momento ningún tratamiento que resulte cien por cien eficaz.

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