Un siglo de historia junto al mar
El Centro Oceanográfico de Málaga celebra su primer centenario con una larga trayectoria de logros en el plano de la investigación internacional y con el deseo de regresar al puerto
Cien años de historia, cien años de historias y, sobre todo, cien años de logros que han permitido revelar algunos de los secretos mejor guardados de mares y océanos. Cien años han pasado desde que el científico Odón de Buen, como director del Laboratorio Oceanográfico de Palma, decidió montar algo parecido en Málaga. No fue por casualidad. El interés de crear un centro en la capital de la Costa del Sol surgió por el extraordinario interés que siempre había despertado entre los científicos las condiciones tan especiales del Mar de Alborán, un lugar único entre el Estrecho de Gibraltar y el Cabo de Gata donde se unen el mar Mediterráneo y el inmenso océano Atlántico.
Pero la historia de este centro de referencia y que se ha ganado el respeto de toda la comunidad científica internacional ha estado plagada de obstáculos y aún hoy en día sigue sin una sede definitiva. Un edificio alquilado en la zona de La Malagueta fue la primera sede de lo que se llamó inicialmente como Estación Biológica-Marina de Málaga en 1911. En ese momento aún no se había fundado el Instituto Español de Oceanografía (IEO) -algo que ocurrió en 1914 por iniciativa de Odón de Buen- y tuvieron que pasar varios años hasta que se consiguió dinero suficiente para iniciar la construcción de un moderno centro con museo y acuario, e incluso la Oficina Hidrográfica Internacional.
La primera piedra del que aspiraba a convertirse en uno de los centros de investigación hidrográfica del Mediterráneo se puso el 29 de abril de 1929 coincidiendo con la reunión de la comisión científica del Mediterráneo que se celebró en Málaga por primera y única vez y que acogió a numerosos buques de investigación oceanográfica y delegaciones de los países miembros. Fue un acontecimiento que supuso un impulso fundamental para el desarrollo del Centro Oceanográfico y que "da idea de la importancia internacional de la institución en aquellos momentos", según el actual director del IEO de Málaga, Jorge Baro. El edificio se proyectó sobre una superficie rectangular de 2.622 metros cuadrados en pleno Paseo de la Farola e incluía 12 laboratorios, un acuario, un museo oceanográfico e incluso un túnel de acceso desde el puerto.
Pero cuando el edificio estaba a punto de ser finalizado, el comienzo de la Guerra Civil dio al traste con los planes iniciales. Desde el principio se usó para fines militaresy en él se estableció el Ejército tras la ocupación de Málaga en 1937, aunque una vez que terminó la contienda el inmueble fue ocupado en su totalidad por la Marina de Guerra que instaló allí la Comandancia y aún permanece actualmente. El futuro tan prometedor del centro oceanográfico se desvaneció casi por completo hasta que en 1940 le es cedido al IEO el pabellón norte de este edificio para instalar el Laboratorio de Málaga y el 9 de febrero de 1941 se instaló oficialmente el acuario, que pronto se quedó sin fondos para seguir funcionando.
Los tres primeros años de funcionamiento de este acuario de referencia del Mediterráneo español fueron de auge con suficiente dotación económica e incluso superávit. Pero en realidad, según contó Baro, era un espejismo ya que en 1943 la compañía eléctrica de El Chorro comunica al laboratorio que no se habían abonado los recibos correspondientes desde el inicio por una confusión y las cuentas ya no salieron para que pudiera seguir funcionando. En 1951 este centro de divulgación y conocimiento del mundo marino tan importante tuvo que cerrar definitivamente sus puertas.
El Laboratorio Oceanográfico sí pudo continuar, pero compartiendo las instalaciones con la Marina y eso con el tiempo esta unión se hizo insostenible. Tanto que el director del centro actual señaló que en 1983 fue trasladado al puerto de Fuengirola donde hoy en día continúa su actividad. El anhelo de los investigadores que trabajan en este centro es poder regresar algún día al lugar "del que nunca debería haber salido y donde debe estar", dijo Baro. Y el objetivo es que así sea y ya se está redactando el proyecto del nuevo edificio que en un futuro se levantará en la parcela de unos 1.800 metros que la Autoridad Portuaria cedió el año pasado en la zona de San Andrés. Será el deseo que pidan en su centenario.
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