La socialización del hurto

Los comerciantes del casco histórico alertan de que el perfil del pequeño caco se ha generalizado y ya no se reduce a grupos marginales · Detectan un aumento de robos

Imagen de archivo de la calle Larios completamente abarrotada durante las fiestas navideñas.
Imagen de archivo de la calle Larios completamente abarrotada durante las fiestas navideñas.
J. A. N. / Málaga

16 de enero 2011 - 01:00

Una señora de unos sesenta años no duda en abrir el bolso e intentar robar un exprimidor. El suceso ocurrió durante las pasadas fiestas navideñas. Cuando los comerciantes se dieron cuenta del intento de hurto, llamaron la atención a la supuesta clienta, quien no dudó en justificar su acción explicando que sólo buscaba las gafas en el bolso. "Cuando una señora de este perfil es capaz de robar un electrodoméstico en el bolso, cualquiera se convierte en sospechoso. Hoy día tenemos que estar con mil ojos porque ya el mal aspecto del cliente no es indicador de nada, uno no imagina quien puede intentar llevarse algo", explica Alonso Guerra, vendedor de la tienda de Bazar San Juan del casco histórico. Este mismo trabajador narra otro episodio ocurrido en las mismas fechas en la puerta del establecimiento, cuando dos jóvenes, "vestidos de pijos", fueron cazados abriendo una mochila a una mujer extranjera. "Parecían niños con poder adquisitivos y ahí estaban, intentando robar. Pero lo vimos y llamamos a la policía", añade Guerra.

El subdelegado del Gobierno en Málaga, Hilario López Luna, reconoció hace unos días que se ha registrado un incremento de hurtos en la capital malagueña durante el periodo navideño. Las cifras oficiales aún no han trascendido, según fuentes policiales el balance se hará público en los próximos días. Pero los comerciantes encuestados a pie de calle por este periódico ratifican los testimonios de López Luna. Todos hablan de un aumento de pequeños robos.

"Hay una sensación de que el número de robos ha aumentado. Es una realidad pero no se trata de crear alarma, hablamos de pequeños hurtos durante el día. Es normal escuchar alguna que otra vez la alarma de algún establecimiento. En la mayoría de los casos no son robos de una gran cuantía economía ni generan inseguridad, pero hay que estar con mil ojos. El periodo de crisis es bastante profundo y hay cierta intranquilidad", afirma Rafael Prado, presidente de los comerciantes del centro histórico. Sin embargo, Prado asegura que en el centro de Málaga la actividad policial es "bastante fuerte y está centralizada en la calle Larios". "Sabemos que hay policías de paisano y las cámaras de seguridad funcionan. Nosotros nos sentimos seguros aunque muchos tenemos ya cámaras propias, los comercios también hemos de estar acorazados contra el aumento de robos", concluye. Pese a todo, cuando el periodista se sale de la calle Larios, las opiniones cambian. En la calle San Juan, por ejemplo, la mayoría de comercios pide más presencia policial a pie de calle.

"Claro que hay más robos, aquí en casi todos los comercios ha ocurrido algo. En la joyería pillamos estas fiestas a una mujer rumana intentando abrir el escaparate, pero no nos han robado nada y toquemos madera, la tienda está completamente blindada", afirma Antonio Hardasmal, propietario de Elifer Joyeros, en la calle San Juan. En este comercio hace ahora un año, el pasado invierno, intentaron robar a punta de pistola. Tras la última reforma de la tienda, Hardasmal afirma que realizó una fuerte inversión en medidas de seguridad. Este es uno de los comerciantes que reclaman más presencia policial, igual que, por ejemplo, Mari Carmen Conde, responsable de la tienda de ropa Naranjo Modas, en la misma calle San Juan.

Durante las fiestas navideñas, los artículos más demandados son los juguetes. En la tienda de Juguetes Carrión de la calle Nueva también hablan de un "aumento considerable" de robos. "Esto es muy grande y es difícil controlar todos los pasillos, estas Navidades la Policía no ha devuelto cosas robadas", arguye la dependienta. A partir de 400.000 el hurto tiene categoría de delitos, pero los comerciantes dicen que los cacos lo saben perfectamente. Según dicen, "nunca pasan esta cantidad y todo queda en una simple falta".

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