La solución a los malos olores del río mantendrá la lámina de agua
Aparcan la idea de Emasa y apuestan por verter hormigón sobre el fondo de la parte final del cauce

El pulso mantenido en las últimas semanas por la Gerencia de Urbanismo y la Empresa Municipal de Aguas (Emasa) sobre cómo poner coto a los malos olores de la desembocadura del Guadalmedina se decanta en favor del primero de los organismos. Según dio a conocer ayer el concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, los encuentros mantenidos en los últimos días han permitido concluir una acción alternativa a la inicialmente prevista por Emasa que posibilitará mantener la lámina de agua actualmente existente.
Jiménez explicó que, a la espera de perfilar algunos detalles más, la propuesta consiste en verter hormigón líquido sobre el fondo de escollaras que hay en esta parte del cauce, creando una base sólida y firme con una cierta pendiente. Ello, apuntó, permitirá que los lodos que puedan acumularse sean desplazados hacia el mar con el movimiento natural del agua. Al tiempo, esta solución facilitará las labores de limpieza de los materiales, que, ante la falta de oxígeno, son la principal fuente del hedor que padecen desde hace años los vecinos del entorno en los meses estivales.
La alternativa, en cualquier caso, tiene un presupuesto superior a la obra prevista por Emasa. Mientras ésta, que suponía enterrar por completo la franja con agua, estaba valorada en 414.000 euros, la propuesta de Urbanismo ronda los 530.000, con un plazo de intervención de un mes y medio.
El edil de Medio Ambiente confió en que este mismo verano se pueda iniciar la obra y anunció que se paralizará temporalmente el proceso de licitación impulsado por Emasa. No obstante, confió en que una vez se perfile definitivamente la opción a desarrollar, pueda aprovecharse el procedimiento administrativo ya realizado por la Empresa de Aguas, si bien ello se está analizando jurídicamente.
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