El próximo lunes 5 de diciembre se celebra el Día Mundial del Suelo. Por ello, los catedráticos de Geografía Física: José Damián Ruiz Sinoga de la Universidad de Málaga; José Manuel Recio Espejo de la Universidad de Córdoba y Fernando Díaz del Olmo de la Universidad de Sevilla, junto con Marina López Claros, técnico del Laboratorio de Suelos de la UMA, se han reunido para poner en común el trabajo que realizan de forma conjunta y para reivindicar la importancia de este. Asimismo, aseguran que es el gran olvidado del medio ambiente.

Desde 2014 se viene celebrando el Día Mundial del Suelo (WSD) el día 5 de diciembre porque coincide con el cumpleaños del Rey de Tailandia Bhumibol Adulyadej, un monarca fallecido en 2016 y uno de los grandes promotores de esta idea. Pero este tiene se originó en 2002, cuando la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS) propuso este evento en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo, un foro colaborativo surgido ante la necesidad de compartir experiencias sostenibles para recuperar un suelo.

Actualmente, la Universidad de Málaga, de Córdoba y de Sevilla trabajan en red “con la idea de realizar una serie de analíticas en los suelos de sitios claves, y por otro lado comparar metodologías analíticas”, según José Damián Ruiz Sinoga. Cada uno de los suelos que analizan tiene unas propiedades determinadas y son estudiados con distintos procedimientos para averiguar “si los distintos métodos que se utilizan en un sitio u otro convergen o no”.

En este sentido, Fernando Díaz asegura que “hacemos convergencias en red a través de los métodos para discutir sobre cómo vamos a analizarlo físicamente”. Además, según José Manuel Recio utilizan “el suelo como un elemento ambiental, leemos en los suelos procesos ambientales que han pasado que están pasando y trabajamos en cómo evitarlos“. En este punto, Ruiz Sinoga sostiene que “hasta hace poco el suelo ha sido el gran desconocido desde el punto de vista agrológico y ambiental” y Recio añade que “es algo que se está descolgando de las disciplinas de las formaciones”.

Trabajadores del Laboratorio de Suelos de la UMA.

A día de hoy, uno de los parámetros a analizar es qué tipo de proceso se están desarrollando en los suelos debido al cambio climático o a los incendios. En el contexto de cambio climático, los catedráticos aseguran que “hemos de enfatizar la distinción entre su papel agronómico, geomorfológico y paleo ambiental, que debe concretarse en diferentes líneas de investigación básica, aplicada, experimental y de transferencia de resultados”.

Asimismo, en cuanto a los suelos tras un incendio forestal, los investigadores han estudiado el de Sierra Bermeja, ya que los incendios pueden desembocar en procesos de degradación-desertificación en el terreno y hacer que “ya no se pueda recuperar el suelo”. Estos acontecimientos pueden aumentar la velocidad a la que se degrada el suelo, aunque Díaz del Olmo insiste en que también se deteriora porque “el suelo tiene condiciones no renovabilidad muy rápidas”.

En relación al papel del suelo en la provisión hídrica de los cultivos señalan que a partir del agua que recibe este de las precipitaciones, las plantas absorben más o menos cantidad. Por lo que, Ruiz Sinoga señala que “es importante conocer cuánta agua le cabe al suelo y cómo gestiona el suelo esta agua”.

En definitiva, consideran que es fundamental conocer el estado de salud de los suelos, a través de sus características físicas, químicas, biológicas e hidrológicas, con el fin de determinar la estrategia de uso, gestión y conservación de estos. Todo ello en el marco de una necesaria concienciación tanto en la ciudadanía como en los gestores del territorio, que debería traducirse en una legislación específica.