La tarjeta identificativa del SAS quitará el apellido por seguridad e intimidad

Sólo tendrá el nombre y la categoría, para proteger la intimidad y evitar eventuales agresiones

Un grupo de sanitarios con las tarjetas identificativas del SAS.
Un grupo de sanitarios con las tarjetas identificativas del SAS. / M. H.

Las tarjetas identificativas que llevan los profesionales del Servicio Andaluz de Salud (SAS) colgada del cuello van a cambiar. Ahora incluyen su nombre, apellidos y categoría. Pero a petición de los trabajadores, se suprimirá el apellido. Es una medida que pretende proteger su intimidad y a la vez evitar que un potencial agresor se quede con su filiación, lo que podría permitirle localizarlos en redes sociales o de otra forma para amenazarlos o agredirlos.

UGT hizo la propuesta en el Comité de Seguridad y Salud Laboral del pasado 8 de marzo. El SAS confirmó que se modificarán. “Las tarjetas se irán cambiando. La Administración está de acuerdo que sólo figure el nombre y la profesión”, informó la central sindical.

El Estatuto Marco del Personal Estatutario de Servicios de Salud (Ley 55/2013) establece en su artículo 55, apartado ñ, que los empleados deben “ser identificados por su nombre y categoría profesional por los usuarios del Sistema Nacional de Salud”. Un requisito para que el paciente o sus familiares sepan quién les atiende. Pero, por la literalidad de ese apartado, no hace falta que también lleve los apellidos.

“Es que hay que conciliar el derecho de un usuario a saber quién lo atiende con el del profesional a no ser perseguido por usuarios poco cívicos; es una cuestión de intimidad y de seguridad”, explicó el responsable de Salud Laboral de UGT Málaga, Vicente Sandoval. “Hoy por hoy, con internet, si sabes el hombre y los apellidos de una persona no es muy difícil encontrar información sobre ella y tirar del hilo. Si alguien quiere agredirla, que en la tarjeta lleve su nombre y apellidos es un fallo de seguridad”, insistió Sandoval.

El objetivo del cambio es evitar posibles agresiones. De hecho, sindicatos y colegios profesionales ya han advertido en más de una ocasión que las amenazas a los profesionales –que antes eran cara a cara– han comenzado a trasladarse a las redes sociales. Al estar identificados sólo por el nombre, se mantiene la cercanía y humanización que requiere el contacto asistencial, pero se garantiza la privacidad del trabajador.

En la provincia hay unos 20.000 empleados en el SAS. No todos usan las tarjetas identificativas. En los centros de salud no son habituales. Donde más se utilizan es en los hospitales. No sólo para cumplir un requisito legal, sino porque también tienen una banda magnética que actúa como llave para que los profesionales puedan acceder a determinados espacios que están vedados para usuarios.

No hay plazos para la sustitución de las tarjetas. Pero el cambio tiene su costo y su tarea porque sólo entre los complejos hospitalarios Regional y Clínico hay unos 10.000 trabajadores de todas las categorías.

Según avanzó UGT, la idea es comenzar a cambiar las tarjetas por aquellas zonas en las que se suelen producir más agresiones, como las Urgencias.

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