La Asociación de Málaga de Autónomos del Taxi (AMAT) ha vuelta a levantar la voz para denunciar la situación que vive el sector en Málaga a causa de las VTC. Afirman que los vehículos de arrendamiento con conductor "solo pueden" trabajar fuera de su comunidad un 20% del tiempo laboral. Sin embargo, se quejan de que en la Costa del Sol, así como en otros lugares, esta cifra es "mucho mayor", provocando una situación "brutal" de  competencia desleal: "Estamos acosados", asegura Miguel Martín, presidente de la asociación.

Explican que, los conductores de empresas como Uber o Cabify tienen que estar en una base (un punto fijo) hasta que un cliente demanda su servicio: "Esta norma no la cumplen. Ellos van con la aplicación abierta recogiendo clientes. Hacen el trabajo del taxi cuando no lo son. Hemos llegado a ver VTC parando delante de personas con maletas y preguntando adónde iban", relata Sergio Gascón, vicepresidente de AMAT. 

Sostienen que es habitual verlos circulando por el carril bus o recogiendo pasajeros a mano alzada y en paradas de taxis, estación de trenes o en el aeropuerto. En estos puntos, además, conviven con "la piratería". Manifiestan que existen "mafias organizadas" que les están quitando el trabajo: "El Ayuntamiento no está tomando cartas en el asunto. Hemos demandado una policía local especializada en intrusismo y piratería, pero nos dicen que no tienen medios", afirman. 

Se refieren también a las ayudas económicas prestadas por el Consistorio y la Junta de Andalucía como "insuficientes". Explican que han recibido 105 euros, procedentes de la administración municipal, desde que empezó la pandemia: "Ahora se ha aprobado otra partida de algo más de 200 euros. Nuestro sector está viviendo una situación económica mala. Además, en octubre se acaban las prestaciones estatales", agregan.

También puntualizan que, en varias mociones, han pedido unos baños públicos para los trabajadores: "Hay veces en las que nos encontramos en el turno de madrugada y no tenemos un servicio al que ir", se lamenta Gascón. Misma situación que relata Martín: "En el aeropuerto, hay que caminar 15 minutos para llegar a los aseos. No nos dan soluciones por lo que los compañeros no tienen más remedio que hacer sus necesidades donde pueden, con lo que ello supone de suciedad y olores".