El techo caído, mil libros dañados, la tienda parada

Emprender una actividad, partir desde cero y poder despegar en estos tiempos no es nada fácil. Son necesarias muchas horas de trabajo y algo de suerte para no toparse en el camino con escollos extra. No ha sido éste el caso de Carmen Ocaña y María Azuaga. Madre e hija decidieron fundar hace dos años y medio una librería diferente, low cost, acorde con los bolsillos actuales. En Plaza del Teatro montaron una tienda con diseño cuidado, con un orden exquisito y una buena selección de obras en perfecto estado -aunque sean de segunda mano- que se venden a 3 euros por libro. Éste era el año de la consolidación de Re-read, de recoger frutos. Pero el balance no está siendo nada positivo "debido al estado de dejadez" del local que alquilan por 1.500 euros al mes, aseguran las libreras. Después de sufrir humedades, el techo del almacén se vino abajo estropeando un millar de libros y dejando el lugar inservible, apuntalado y precintado por Bomberos. Eso sucedió el 22 de abril. Ante, según relatan, la "falta de legalidad y diligencia del propietario" se alargaron los plazos, ha tenido que actuar la Gerencia de Urbanismo y este lunes cerraron temporalmente la librería para que se llevaran a cabo las obras.

"Tuvimos problemas desde el principio con la propiedad", asegura Carmen Ocaña, que quiso añadir una cláusula al contrato de alquiler "en la que la propiedad se obligaba a tener un seguro para responder a lo que pudiera suceder, desde lo más grave a la contingencia más simple". Con esta premisa, justo cuando abrieron la tienda pidieron el cambio del cristal del escaparate por una rotura y aún no se ha hecho. "Nos dimos cuenta de que no había contratado el seguro, algo que hemos constatado ahora", agrega la copropietaria. Carmen y María cuentan que después surgieron humedades detrás de las estanterías, se rompieron las luces de emergencia y, cuando llovía mucho, se filtraba tanta agua que aparecían charcos dentro de la tienda. "Todo esto se fue reclamando, mandando fotos y vídeos pero la respuesta ha sido siempre la misma, ninguna", agrega María. Cuando empezó a caer agua a chorros en la trastienda se alarmaron más que nunca. Tuvieron que retirar los libros, aunque unos 1.000 se estropearon, lo que podría haber supuesto unos 3.000 euros de negocio para ellas, "una cifra muy importante para un pequeño negocio", dicen. "Avisamos de forma inmediata, no contestó y al día siguiente el techo se había desplomado, se cayó sobre los libros, sobre todo lo que teníamos, nos podría haber pillado a nosotras trabajando allí", relata Carmen. El dueño del local no acudió y María llamó a la Policía Local y ésta a Bomberos. "Te sientes impotente, si ni siquiera da una solución el dueño, no sabes cómo resolver estas situaciones", apunta María.

El informe de Bomberos se trasladó a Urbanismo, que requirió al dueño que apuntalara el techo. No lo hizo y se hicieron cargo desde el Ayuntamiento. "El propietario quería tapar el agujero con una plancha de pladur, que era lo que tenía antes, y evitar la intervención de Urbanismo", asegura Carmen. Dicen las libreras que donde tenía que haber seis centímetro de hormigón y un forjado bien hecho, había escayola y "unas tablas de un mueble roto puestas con tornillos". Por eso denuncian "una irresponsabilidad que pone en riesgo la vida de la gente" por un motivo, afirman, "de pura usura".

La reparación por parte del propietario ya está en marcha después del requerimiento municipal y una "guerra permanente con el dueño". Pero eso no les aliviará el mal trago, "esto nos ha afectado muchísimo, teníamos que estar en permanente alerta para no ser engañadas, llamadas constantes, consultas, pedir a la Policía que viniese...", aseguran. Tampoco, las pérdidas para el negocio de dos libreras que lo que quieren es poder trabajar con tranquilidad. Este periódico intentó sin éxito conocer la versión del propietario.