Málaga

La temperatura máxima en Málaga ha subido 3 grados en sesenta años

  • El aumento de las olas de calor incrementa el riesgo de inundaciones en otoño

Un hombre se refresca en una ducha, este sábado, en una playa de Málaga capital.

Un hombre se refresca en una ducha, este sábado, en una playa de Málaga capital. / Álvaro Cabrera

El cóctel es explosivo. A efectos científicos, el mar Mediterráneo casi se puede considerar un gran lago de 2,5 millones de kilómetros cuadrados. Con un mínimo escape hacia el océano Atlántico a través del Estrecho de Gibraltar. Cuando en el litoral suben mucho las temperaturas durante el verano, la evaporación de agua es constante y se almacena en las alturas. Si durante la noche el mercurio no desciende lo suficiente, el vapor no se depositará en su lugar de origen. Al llegar el otoño, los riesgos de lluvias torrenciales se acrecientan y la famosa DANA (depresión aislada en niveles altos) aparece. En Málaga es más fácil resumir la amenaza: la gota fría.

El calentamiento global que conduce a un cambio climático es lo que los expertos constatan que sucede en la provincia. El fenómeno es lento, pero contundente. Si se compara con las últimas tres décadas, sólo el incremento de días con temperaturas máximas fuera de lo habitual llama la atención. Pero un equipo de trabajo de la Universidad de Málaga dentro de un programa nacional ha ido más lejos. Desde la década de los años sesenta hasta ahora, las olas de calor se han incrementado un 184,8%. La generación malagueña del baby boom nació con 1,93 olas de calor al año; cuando se jubilará, esa variable será de 6 por cada anualidad.

Los investigadores definen el concepto de la ola de calor cuando durante tres días consecutivos la temperatura máxima en esas jornadas es superior a la media que se alcanzó en esas mismas fechas en los 30 años anteriores. Técnicamente, un día o dos seguidos con el termómetro por las nubes, como ya ha sucedido en cuatro ocasiones desde el mes de junio en Málaga, no puede catalogarse de ola de calor. Si hay un tercero, sí.

Pero el notable incremento que, con los datos de la Agencia Española de Meteorología (AEMET), se aprecian en la provincia sólo hace presagiar que se camina cada vez más a los extremos. Más días de fuego y la réplica posterior: precipitaciones incontroladas.

Los académicos también han estudiado las anomalías térmicas. El número de días el año con una temperatura máxima o mínima inusual en relación a la media de las últimas tres décadas. Desde 1961 hasta 2020, una subida de más de un 62% en las jornadas con temperaturas máximas nocturnas y diurnas.El calor tope que se alcanzó a un día en el promedio de 1960 a 1970, 42,8 grados. En 2020, de 46 grados. Pero el peligro llega por abajo. La subida de 29 a 30 grados en las máximas nocturnas en sesenta años. Significa un claro aviso de inundaciones.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios