El tercero no salió de MadridUn pellizquito en la capital
Tercer y cuarto premio La suerte salpica a Granada y Priego
La administración número 187 ha despachado por ventanilla 195 series · El lotero resulta agraciado por partida doble, como vendedor y portador de un décimo, con el que ayudará a su hija de 26 años en paroUna administración de Granada reparte 200.000 euros al vender diez décimos
La ciudad de Madrid remató ayer su buena suerte en el sorteo de la lotería de Navidad con todo el tercer premio, que ha caído en el número 75913, después de llevarse parte del primero, del segundo y de un cuarto, además de un quinto completo y un pellizco de otros cuatro.
El tercer premio ha sido vendido íntegramente por la administración 187 de la capital, situada en la avenida de Ciudad de Barcelona, 138. Su responsable, Juan Ángel González Peñaranda, también ha sido alcanzado por la fortuna con un décimo de las 195 series despachadas aproximadamente, cada una dotada con 500.000 euros, de las que sólo devolvió una o dos, según comentó a la prensa.
El lotero doblemente afortunado, como vendedor y agraciado en el sorteo, confesó que dedicará los 50.000 euros que le han tocado a "tapar algún agujero" y a ayudar a su hija mayor, en paro desde hace cinco meses, cuando terminó los estudios.
Ha sido el tercero el que más se ha resistido en salir de los tres premios principales, cantado a las 11:56 horas, en la séptima de las nueve tablas, por los niños del colegio de San Ildefonso Marisel Carvajal Guevara y Alfredo R. Grande Sierra, con Borja Alonso Pérez y Antonio J. Baeza Daw en la extracción de bolas.
Antes habían aparecido el Gordo, a las 11:14, y el segundo (147), a las 10:52, que habían dejado un anticipo millonario en otras administraciones madrileñas.
Entre descorches de botellas y sorbos de cava, Juan Ángel González y su esposa, Concha, recibían después de mediodía las felicitaciones de numerosos vecinos en el interior de la administración. Gran parte eran propietarios de uno o incluso dos décimos del 75.913, uno de los números a los que la administración de González Peñaranda está abonada.
"Nervioso, encantado de la vida pero abrumado, absolutamente fuera de órbita", confesaba Juan Ángel, que se sentía feliz desde que supo que en su oficina, próxima a la estación ferroviaria de Atocha, había caído un premio importante de Navidad por primera vez en los 25 años que lleva al frente de ella.
El lotero se mostraba especialmente satisfecho por haber contribuido a distribuir el premio por todo el barrio, en gran medida a través de las participaciones vendidas en los cercanos comedores para los empleados de Renfe y en un quiosco de prensa de la avenida de Menéndez y Pelayo.
Tanto él como su esposa sonreían con sorna cuando se les preguntaba a qué iban a dedicar el dinero: "Hoy día, ¿qué se puede hacer con 50.000 euros?" .
"Tapar algún agujero que otro", insistía Juan Ángel, si bien admitía que intentará darse "alguna satisfacción", mientras Concha no olvidaba la principal preocupación del matrimonio: una hija de 26 años que acabó hace cinco meses estudios de diseño y todavía no ha encontrado trabajo.
Veinte mil euros. No es una cifra que le quite a uno de trabajar, pero no cabe duda de que es más de lo que se han llevado la mayoría de las personas que están leyendo ahora estas líneas. Esa cantidad es lo que les ha tocado a cada una de las diez personas -es posible, pero no probable, que alguno se llevara dos o más décimos- que adquirieron el único billete -diez décimos- del número 57896 que se puso a la venta en la administración número 12 de Granada, un pequeño establecimiento justo al lado de la sede del Granada Club de Fútbol.
El cuarto premio del sorteo de la Navidad debió llegar allí en julio o agosto, cuando empiezan a venderse décimos del Gordo. "Los billetes sueltos son los que llegan antes", explica Joaquín Ramos, responsable de la administración, que ayer se llevó una alegría bastante gorda aunque desde luego incomparable con la que hubiera sentido si en vez de un billete le hubieran correspondido los 195 que integran el número en su totalidad, porque en ese caso estaríamos hablando de una auténtica lluvia de millones.
Ayer, a las doce, allí no había ni champán ni caras sonrientes, pero sí un continuo goteo de clientes que entraban bien para cerciorarse de que la suerte había pasado por allí, bien para comprar un décimo para el sorteo del Niño. Una mujer con acento extranjero pidió un número que acabara en seis y no ocultó su decepción porque "compré aquí para el sorteo de la Navidad, me llevé casi todas las terminaciones pero ninguna del seis".
Poco antes, otra mujer ha entrado sólo para hacer una pregunta: "¿Esos décimos premiados los tenía usted ayer?". El lotero le dice que no y por lo menos se queda más tranquila. "Porque ayer vine buscando un número acabado en seis y no lo encontré", se sincera.
Joaquín Ramos lleva en el negocio desde 1983, cuando empezó ayudando a su madre en esa misma administración. Ha dado desde entonces algún que otro premio, pero ninguno de tanta envergadura. Sabe que ese tipo de cosas suele repercutir en un aumento de negocio, pero tal y como le han ido las cosas en los últimos años, se muestra algo escéptico al respecto.
"Se dice por ahí que con esto de la crisis se vende más, pero no es verdad. El año pasado hubo un descenso de un 3% y este año posiblemente sea del 5%. Lo que pasa es que cuando hablan de que Granada es el sitio de Andalucía donde más se ha vendido, lo que se quiere decir es que es donde más se ha consignado. Pero hasta que no se sepa la devolución, no se pueden conocer con exactitud las ventas. En mi caso ha ido la cosa más floja", alega. No tiene ni idea de quiénes han sido los afortunados salvo en un caso, un hombre, comprador habitual, que vive cerca de la plaza de Bib Rambla. "El resto pueden haber sido turistas que hayan venido por aquí en verano", aventura. Los que no han tenido suerte han sido los empleados del Granada Club de Fútbol que suelen tentar a la suerte en ese establecimiento. Siempre compran allí, pero siempre lo hacen por el mismo número, que no fue el agraciado.
Mientras sigue vendiendo billetes, Joaquín Ramos dice que en realidad la mañana de ayer habría sido normal de no ser por el revuelo periodístico que ha provocado la noticia. "Llevo horas atendiendo a la prensa", cuenta, sin asomo de enfado, dando a entender que lo hace a gusto. "Tan concentrado he estado en eso que hasta hace un ratito no me he enterado de que el gordo ha terminado en cero", concluye.
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