¿Qué hacen unas 50 personas hablando de ciencia cuando a la misma hora media España sufre con el partido de la Selección ante Suiza? Pues eso, hablar de ciencia como forma de defenderla. “Algún tirón hemos debido de generar cuando esto coincide con el evento deportivo”, se congratulaba el catedrático de la Universidad de Málaga (UMA) Damián Ruiz Sinoga.

A las 18:30, este viernes, en el Rectorado se clausuró el curso 2020-2021 de la Academia Malagueña de Ciencias. Un acto que contó, entre otros, con la presencia del consejero de Transformación Económica, Rogelio Velasco; el alcalde, Francisco de la Torre, y el rector de la Universidad de Málaga, José Ángel Narváez.

Pero el principal protagonismo fue para Ruiz Sinoga, Julián Molina y Elena Bárcenas, investigadores de la UMA que presentaron el informe Indicadores de vulnerabilidad en Málaga en tiempos del Covid 19. Fue la ponencia con la que se cerró el curso.

Ruiz Sinoga explicó que el “trío de hecho” que compone con Julián y Elena había empezado a estudiar la vulnerabilidad de Málaga cuando sobrevino la pandemia. Y que entonces existía el “soniquete” de que el virus afectaba a todos por igual. Como personas de ciencia, lo pusieron en duda. Fue así como una decena de investigadores entre geógrafos, antropólogos, economistas, psicólogos y matemáticos comenzaron a estudiar la vulnerabilidad demográfica, socioeconómica, asistencial y territorial de la ciudad ante la pandemia.

Pusieron bajo la lupa cerca de 260 variables, elaboraron una cartografía de Málaga dividida en 939 unidades de análisis y rebuscaron entre datos del SAS, el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el Servicio Estatal de Empleo (SEPE) y el Ayuntamiento malagueño.

“Sabíamos qué queríamos medir y había que remangarse”, explicó Julián Molina. Y se remangaron. El resultado en un estudio que viene a decir que la vulnerabilidad frente al Covid va por barrios porque la pandemia golpea más a las zonas de la ciudad más pobres desde un punto de vista socioeconómico.

El informe distingue dos etapas. La primera, al principio de la crisis epidemiológica, cuando el virus azotó de manera caótica a diferentes barrios de la ciudad y no había un patrón definido de vulnerabilidad. La segunda, en la que detectaron que el nivel de afección era mayor en los barrios más vulnerables desde el punto de vista asistencial y/o socioeconómico. El trabajo desveló que a medida que se establecían mecanismos de control del virus, la densidad de contagio por barrios mostraba una asociación significativa con su grado de vulnerabilidad. De manera que zonas de Carretera de Cádiz, la periferia de Teatinos y el área norte fueron las más castigadas.

Y mientras el España-Suiza se iba a la prórroga, allí seguían ellos, hablando de ciencia. El presidente de la Academia Malagueña de Ciencias, Fernando Orellana, admitió que el curso 2020-2021 estuvo marcado por la pandemia. “Pero lejos de acobardarnos, nos ha supuesto un reto”, aseguró. La institución ha abordado esta crisis sanitaria con distintas investigaciones y conferencias. Pero como había vida más allá del Covid, también ha celebrado jornadas científicas, mesas redondas, exposiciones, presentaciones de libros... Incluso el confinamiento y las restricciones al contacto social impulsaron su desarrollo digital.

Orellana defendió una entidad abierta porque “si la Academia no se abre a la sociedad y a los demás, no servimos para nada”. El presidente demostró además su lado diplomático al aprovechar la presencia del consejero de la Junta para transmitirle dos reivindicaciones:la primera, un reglamento y registro de academias andaluzas que están pendientes y que su biblioteca recupere el hombre de Ricardo Orueta. Al final de la tarde, se oía el clamor con cada penalti. La Selección se impuso a la de suiza. España ganó. La ciencia, también.