Los tirones y los descuidos, dos recursos para robar y vender como segunda mano
El centro concentra más hurtos y los 'tironeros' buscan otros sitios más amplios con vías de escape


En Málaga la crisis económica no se ha traducido en un aumento de la delictividad significativo, según apuntan las fuentes policiales consultadas, pero los objetos robados en estos tiempos de dificultad sí tienen mejor salida en el mercado. De hecho, muchos malagueños se agarran a la venta legal de sus propias pertenencias en tiendas de segunda mano, especialmente de las joyas, que ahora cotizan al alza, pues cualquier recurso es bueno para intentar hacer frente de algún modo a los problemas económicos actuales. Los objetos robados, por su parte, suelen terminar en el mercado negro. Los casos más comunes para conseguir estos artículos, según apuntan desde la Policía, son los clásicos tirones y los pequeños hurtos por descuidos de los llamados carteristas.
La diferencia entre los tirones y los hurtos, según tienen tipificados estos delito la Policía, es que en el primer caso existe violencia y en el segundo simplemente descuido de la víctima. En ambos casos tanto el perfil del caco como de la víctima suele variar. También su modus operandi y su ámbito de acción. Conocer estas claves ayuda a prevenir posibles robos de esta índole.
En el centro histórico de la capital no se suelen registrar muchos tirones, según las mismas fuentes, pero sí concentra más casos de hurtos que otros puntos de la ciudad. Los primeros se dan especialmente en la Costa, en las proximidades de los hoteles, pero cualquier sitio con grandes avenidas es válido. "Los tironeros buscan espacios amplios donde puedan encontrar vías de escape, por ejemplo el Paseo Marítimo o el Parque", explican. Pero la selección de la víctima también es importante. "Las principales son personas que el ladrón sabe que no podrá reaccionar ante el tirón, como los ancianos", subrayan.
El perfil tipo del tironero es una pareja de jóvenes motorizados. Uno da el tirón y el otro ayuda al primero a escapar. Luego comparten el botín. En estos casos suelen ser chicos que se inician en el mundo de las drogas y buscan financiar su consumo. Sólo buscan dinero en efectivo, apuntan desde la Policía, pero si están algo más organizado también suelen colocar determinados objetos en tiendas de segunda mano o en el mercado negro. La reacción de la víctima es impredecible y las fuentes consultadas narra casos de lesiones importantes, incluso algún deceso, tras agarrarse al bolso y recibir un fuerte golpe contra el suelo y ser arrastrado durante algunos metros por el asfalto.
Los carteristas, por su parte, actúan en grandes masas y buscan el descuido. La víctima puede ser cualquiera. El consejo policial es ser precavido.
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